Barbate - Cadiz

La relación del PSOE-A con Blas Infante es digna de estudio, singularmente, en lo que se refiere a la conmemoración de su figura. Ayer, el PSOE celebraba un acto de homenaje al padre de la patria andaluza en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, el lugar donde fue fusilado hace 75 años. La conmemoración también quería ser un homenaje a los socialistas fusilados junto él. Por ello, el acto fue, sobre todo, una reivindicación de la memoria histórica en un momento en el que el Gobierno andaluz agita de nuevo el «fantasma» del franquismo ante las elecciones del 20-N.

Esta estrategia, que tan buenos resultados dio en el pasado al PSOE, se reactivó el pasado martes cuando el Consejo de Gobierno aprobó el decreto que obligará a los Ayuntamientos andaluces a señalizar y conservar los denominados «Lugares de la Memoria». Así, los socialistas lanzaban un nuevo guiño a la izquierda en un tema que polariza a la opinión pública. De hecho, el lugar donde fue fusilado Blas Infante será el primer «Lugar de la Memoria» que designe la Junta.

De esta forma, el PSOE reivindicaba a Blas Infante en el contexto de la memoria histórica, un uso cuanto menos interesado a luz de pasados más o menos recientes. Baste recordar que el 5 de julio, cuando la estrategia del PSOE era hacer guiños a los indignados, los socialistas no tuvieron empacho en calificar a Blas Infante como el «primer indignado», un adjetivo que no se utilizó ayer en las declaraciones que hicieron sus dirigentes, ahora en otras estrategias.

Pero aún llama más la atención que el PSOE conmemore este año el fusilamiento de Blas Infante, cuando «olvidó» hacerlo el año pasado y criticó a PP, IU y PA por celebrarlo. Desde 2010 el Parlamento conmemora el nacimiento del padre de la patria andaluza y no su muerte, ya que aquella se celebra en julio y esta en agosto, lo que obligaba a interrumpir las vacaciones de sus señorías. Baste recordar que en 2008 tuvo que presidir el acto el entonces consejero de Economía y vicepresidente segundo, José Antonio Griñán, ya que tanto el presidente Manuel Chaves, como el vicepresidente primero, Gaspar Zarrías, estaban en Croacia y en la fiesta del pulpo de Orense, respectivamente.