Alcalá del Valle - Cadiz

Las autonomías insostenibles

Esto no es un artículo de opinión sino un grito desgarrado en medio del desierto que ha creado este Régimen que solo piensa en sucederse a sí mismo

francisco robles

Día 26/11/2010 - 22.25h

8 comentarios

Ya no se trata de escribir con el filo de la ironía entre los dientes para que la mordacidad le saque las astillas a la realidad, ni de provocar esa risa amarga —tan quevedesca como berlanguiana— que salta como un resorte cuando se compara lo que pasa con lo que se propaga desde del poder. No. Esto es mucho más serio, más dramático. Hay que coger los aldabones con el noble fin de golpear las conciencias de los andaluces que aún no se han resignado al falso paraíso que sigue recreando Peter Pan Griñán con la complicidad de las Alicias que se empeñan en vivir en la Andalucía de las maravillas.
Ahora se trata de decir en voz alta que esto no puede seguir así, que el monstruo que se creó en los años 80 para facilitar la Transición de la dictadura a la democracia es un absurdo que no tiene pies pero muchas cabezas, y sobre todo miles y miles de agradecidos estómagos que viven del invento. Y que no venga María del Mar Moreno, alias Lady Bluf por la cantidad de organismos que ocupa provisionalmente con el único fin de continuar su carrerita política, a dar lecciones de democracia ni de andalucismo. Porque aquí no se trata de eso.
Se trata de plantearse de una vez por todas la eficacia y la eficiencia de un sistema autonómico que ha servido, eso así, para algo: nunca podrían haber soñado los partidos políticos españoles con tantos puestos propicios para colocar a sus afiliados. Nunca hubo tantos parlamentos, tantas consejerías, tantas mancomunidades, tantas diputaciones, tantas alcaldías, tantas concejalías, tantas empresas públicas, tantas fundaciones, tantos institutos, tantos observatorios, tantos consejos consultivos o audiovisuales, tantos organismos creados ad hoc para colocar al personal del partido ante el silencio de unos contribuyentes que se limitan a pagar y a votar. Nunca hubo tanto para tantos listos incluidos en las listas mientras tantos tontos lo pagamos de nuestros respectivos y esquilmados bolsillos. Del PSOE, del PP y de los rancios nacionalismos decadentes.
La realidad no tiene nada que ver con la propaganda que nos acosa. La flota autonómica zozobra pero nadie le echa cuenta al iceberg de esta crisis que va a fulminar nuestro modo de vida porque es más agradable seguir escuchando el canto de las sirenas o los cálidos acordes que continúa interpretando la orquesta de este Titanic condenado al hundimiento. Mientras Irlanda despedirá a 24.000 funcionarios, un número similar de empleados contratados a la remanguillé del por aquí te quiero ver podrán entrar por la puerta de atrás en la estructura burocrática del Régimen a través del decreto que hoy entra en vigor: a toda máquina, que esto se va a pique y hay que asegurar el futuro de los nuestros. De camino se hace el vacío en la Administración que podría ocupar la derechona que no tiene derecho a gobernar en esta Andalucía que pertenece por derecho propio y natural al partido que montó este entramado, y que en caso de derrota electoral seguiría dirigiendo el destino de los andaluces desde las empresas paralelas.
Todo es tan perfecto que es demasiado evidente. Todo es tan burdo como la propaganda que se ha tragado el pueblo andaluz durante los años en los que se entregó al espejismo del bienestar económico conseguido a golpe de fondos europeos traducidos en subvenciones. Por eso hay que quitarse los miedos y los prejuicios. Por eso hay que decir, en voz alta y clara, en el negro sobre blanco de la escritura que no está al servicio del poder, la frase que golpea en las sienes: ya está bien. Sí. Ya está bien de ocultar la realidad y de seguir manteniendo tantos chiringuitos que solo sirven para colocar a los que se sirven del pueblo que los mantiene. Esto no es un artículo de opinión, sino un grito en el sur que entrevió Cernuda, un grito en este desierto andaluz que llora mientras canta.
Tres avisos
Corrupción. Lo malo del mal olor es que se expande tarde o temprano. Lo malo de la corrupción —dejemos los eufemismos, que ya somos mayorcitos— que anida en Mercasevilla es que ya ha traspasado las fronteras andaluzas para llegar a Madrid. ¿Lo malo o lo bueno? Buena pregunta…
Difamación. La consejera Martínez Aguayo lleva a la fiscalía un libelo por las difamaciones que vierte contra los autores del decreto del enchufismo. ¡Ay, si hubieran estado tan prestos con el ERE que ERE de Mercasevilla! Porque eso de que fueron los primeros en denunciarlo no se lo creen ni ellos ni ellas.
Mentira. Los trabajadores de Delphi pueden tener más o menos razones para exigir lo que demandan. Pero hay algo que no se puede negar: los han engañado desde el principio, cuando Chaves les prometió lo que querían escuchar para quitárselos de encima en víspera electoral. De aquellos rollos vienen estos lodos.

https://ww.abcdesevilla.es/20101127/andalucia/autonomias-insostenibles-201011262119.html