Alcalá de los Gazules - Cadiz

Bibiana, esa especie desconocida

El infanticidio ha existido siempre. En el Imperio Romano el aborto era habitual, y el infanticidio de las niñas recién nacidas también. Es que la niñas siempre han tenido mala fama. En el Imperio Romano la vida no valía nada. Solo valía si eras ciudadano romano, o si tenías derechos o privilegios concedidos por Roma. Y eso ya era mucho. En otros sitios, ni por esas. En la civilizada Roma existía la esclavitud y te echaban al circo por una nadería. Gibbon, el gran historiador, defiende con uñas y dientes esta política del Imperio Romano, y opina que los cristianos se merecían acabar en el circo con los leones, por provocar y por decir que su religión era la verdadera. En eso está de acuerdo Suetonio, y me temo que también lo estaría Bibi Aido.Si hubiera leído alguna vez a Gibbon o a Suetonio,claro.

Bibiana dijo una cosa muy cierta hace unos días: la Iglesia tiene que decir lo que es pecado, no lo que es legal. ¡Estamos de acuerdo! Solo que la Iglesia también está de acuerdo: no dice lo que es legal, dice lo que es pecado. Y matar es pecado. Y como abortar es matar, pues es pecado. Por eso no se puede abortar. Porque es pecado. La Iglesia dice que es pecado, y por lo tanto, la ley que legaliza el aborto es injusta, y no debemos aceptarla ni acatarla. Como tampoco se debían acatar las leyes nazis contra los judíos, porque eran injustas, y por lo tanto, pecado. Las leyes injustas, no se deben acatar y son pecado.

La ley del aborto impone la ley del más fuerte: como los adultos somos los más fuertes, podemos matar a los niños, aunque no hayan hecho nada. Hasta ahora, se les podía matar solo con la sospecha de que tuvieran una malformación, y si no la tenían, pues mala suerte, y mamá ya probará otra vez a hacer un niño perfecto. Ahora se les va a poder matar solo por el hecho de existir, por ejemplo. Es por lo mismo por lo que Hitler mató a los judíos: por el hecho de su existencia. ¿Es eso justo? Yo necesito que alguien me lo explique, porque no lo entiendo.

El aborto ya ha dejado de ser un drama en Europa. La muerte es ya tan banal como en el Imperio Romano. Hoy, en Bélgica, los padres pueden decidir la eutanasia de sus hijos, y de sus padres, sin pedir la opinión de nadie. Hoy, la vida humana no vale gran cosa. Porque ya no somos humanos. Y en eso, Bibiana vuelve a tener razón. El feto humano en la semana trece no es humano. Ni en el año 30. Puede que hayamos dejado de estar en la tripa de nuestra madre, pero no hemos ganado ni un ápice de humanidad desde la semana trece, ni desde el siglo tres. Ni un ápice. Y el dedo que se chupa el niñito en la semana trece no es humano, oiga.

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