Zorita - Caceres

Madres
Me refiero a esas personas que trabajan sin decir nada después de cansadas, a esas mujeres que ven, oyen, perciben y sienten más que nadie cuando se trata de sus hijos. A esas que no tienen sueldo en el contrato que han asumido voluntariamente sin negociación alguna. A esas que viven más años, porque tienen más que hacer…A esas: madres, abuelas, hijas, hermanas, amigas, conocidas, vecinas o paisanas que se encargan de todo: calcetines, zapatos, calzoncillos, bragas, pantalones, camisas; desayunos, comidas, meriendas y cenas de hoy, de mañana y de todos los días. De ir al Ayuntamiento, al Banco o al médico para los demás. Inspectoras de limpieza, de las notas del colegio, de economía familiar, de buenos modales, de relaciones en casa y fuera. De todo, porque ellas están en todo.

Si hay alguien a quien tengo en buen sitio en mi memoria, en el mejor de los sitios es a las madres de la época en la que yo era muchacho y después. Aquellas madres siempre sabían lo que hay que hacer. Sus competencias estaban claras, los muchachos andábamos más derechos que una vela y los maridos también pensando que mandaban ellos… pobrecitos. Aquellas madres del Zorita de mi niñez eran verdaderas magas:

Hacían magia con el tiempo porque los días cundían más.

Hacían magia con el hilo y convertían unos pantalones rotos en unos casi nuevos con el arte del remiendo. ¡Qué muestrario de remiendos! Unas calzonas nuevas de unos pantalones viejos. Con el punto, igual: “Qué contento estoy con lo c´a hecho mi madre, un chaleco nuevo de uno viejo de mi padre”. Calzoncillos de lienzo moreno, calcetines, bufanda o un gorro pal frío, de punto (deshacer y hacer) y tantas cosas…
La chaqueta de un hombre dura toda su vida. Que se rompen las mangas, mangas nuevas. Que de rompe el cuerpo, cuerpo nuevo.

Hacían magia en la cocina. Magia porque no sabemos cómo con tan poco, y sin ir a comprar, se podían hacer comidas tan ricas. Sopas de patatas, de tomate o con un cacho de lo que sea. Cocidos al carbón con lo del cerdo o veces con un cacho de pescuezo y morcilla de cordero. Riquísimo. Cuando cogían algo con sustancia,¡uf! Qué maravilla de entomatás de pollo o conejo. O entomatás sin nada. No había mucha variedad, pero qué gusto…
- Madre, ¿Otra vez sopas?
- Y que no falten, hijo.
Hacían también magia en la cocina con “los cocimientos”, tenían solución para todos los males: para la tos, para el dolor de estómago, la barriga, los pies y la cabeza, para la garganta, los oídos, los ojos, el espinazo o para la fiebre, y si no, la bolsa de agua caliente, un beso, y a la cama. Caramelos de azúcar, eucaliptus, manzanilla, tila, azahar, orégano, y a veces, con un solo cocimiento, soluciones para varias cosas…

Hacían magia en educación porque les hacíamos caso porque su principal dedicación era ser madres, educaban con los hechos, con las actitudes, lo hacían sin darnos besos en la boca, ni llevarnos la cartera, ni atarnos los cordones, ni abrocharnos el abrigo, ni hacer otra comida cuando no nos gustaba lo que había para padre. No convertían a sus hijos en in-útiles haciendo por ellos lo que estos pueden hacer solos.

Una vez le preguntaron a un gil ymollas cómo se repartían en casa las tareas, y él contestó que se encargaba de lo importante: trabajar fuera y pensar en la política, el fútbol y eso, y que su mujer se encargaba de las cosillas, la casa, los chiquillos y demás

Se me ocurre que actualmente a las mujeres les está pasando como a los maestros, que todo lo que ocurre es culpa suya, y se tienen que ocupar de demasiadas cosas, solucionar todo lo que ocurre, sea de su competencia o no. Siempre se han encargado de muchas cosas, demasiadas, pero ahora más, demasiadas más. Y no pueden con tanta carga. Además de lo de siempre se les pide que trabajen fuera de casa, que estén guapas y atractivas, que vayan a la moda, que estén al día…

Las madres actuales están hechas de la misma pasta, y tienen los mismos sentimientos, pero hay ocasiones que tienen demasiadas obligaciones, demasiadas responsabilidades, demasiadas tareas, y a veces no están suficientemente tranquilas. No es su culpa.
Aunque no es primer domingo de mayo, deberíamos pensar en ello.
Saludos a todos

Muy bien L-CAFE. Un excelente canto a las madres cuyos trabajos y sacrificios en sus numerosas tareas no se pagan con todo el oro del mundo

Su cariño y amor por los hijos y por toda la familia, adenás de sus interminables afanes de cada díam son el mejor regalo que Dios hizo a toda la Humanidad.

Para ellas no existen las horas extras ni una retrinución fija al final de cada mes, ni sus funciones van a ser equiparadas con ninguna otra por el nuevo Ministerio de Igualdad. Sencillamente, por que son inigualables.

Te felicito muy sinceramente y comparto en su totalidad cuanto has reflejado en tu magnífica comunicción.

Con el mayor afecto un cordial saludo.

Borrado por su Autor.

Gracias, muchas gracias, noctiluz y a los demás, pero con toda humildad, es que este verano eché mucho de menos eso de llegar al pueblo y encontrar la casa de mi madre abierta. Es diferente a llegar y encontrarlo todo frío. Muy diferente. Tú lo sabes, si no está tu madre, la casa tarda días en estar viva...
También quiero agradecerte tus acertadas elecciones musicales. Como siempre vienen a aportar mucho y bueno.
Un abrazo.

Me reservo para el final L-Cafe; pero no temas, no te escaparás; o mejor dicho 'teme!, que la crítica será inmisericorde, iracunda, !je, je¡. Bueno ya sé que te haces a la idea de cómo va ser, ¡pillin!

Con razón le dijo mi padre al tuyo, ¡sí hombre, yo creo que podemos sacar algo de él! y éste es un buen ejemplo de ello. Pero teme, teme, que seguiré, en cuanto tenga otro ratillo. Un abrazo.

POSTDATA O POST DATUM

Y ¡a ver si puntuamos los escritos como este!, ¡que mucho leer, mucho leeer, pero poco evaluar. Y aquí el evaluar (puntuar) es como en el teatro aplaudir. Así que manos a la obra y al toro, que el artista vive del aplauso del respetable.

Todo ello, por supuesto, preseuntamente y por favor, que luego vienen los aluviones, ciclones y/o tsunamis de crítica contra el personal. Insisto.

Apreciado L-CAFE:
Preciosas tus sentidas palabras de homenaje a las madres.
Todos deberíamos recordarlas de vez en cuando y, a continuación, mientras aún estemos a tiempo, correr al lado de esas maravillosas personas que son nuestras madres y abrazarlas, abrazarlas muy fuerte, decirles cuánto las queremos, cuánto bien nos hacen sus atenciones y mimos, cuánto les agradecemos que nos hayan cuidado y protegido, que nos hayan entregado tan generosamente sus mejores años…porque a veces sucede que cuando comprendemos realmente todo lo que ellas han hecho por nosotros y queremos demostrárselo , es demasiado tarde.
Gracias por tus palabras. Un saludo.

¡Cuánta razón teienes, tutti-frutti. En muchos casos, no es solo que no nos diera tiempo a agradecer lo que hicieron, sino que aunque viviéramos otra vida dedicada a ellos, no daría tiempo tampoco.

Menos mal que cuando se cierra una puerta se abren otras...

Y ahí vienen nuestros hijos para que nosotros tengamos la oportunidad de agradecer parte de lo que debemos, de apoyarles en su manera de ser y entender la vida y hacerlo con el alma, con el mismo gusto y las mismas ganas.

Saludos cordiales

Borrado por su Autor.

Oh, noooo, perdón, el aplauso que yo pedía era para el escrito inicial de L-Cafe (Madres...) no para el mío, y así creo lo ha entendido la mayoría de la gente. Obviamente no voy a pedir que se me aplauda (puntúe) un escrito que yo haya hecho.

Ok, Nocti. Te queremos y no dejes de deleitarnos con tus intervenciones.