Tradiciones zoriteñas LA MATANZA DEL CERDO Cuando el frío hace presencia y termina la bonanza, el personal, con urgencia, se apresura a la matanza. El cerdo, que está encerrado y alegre en su cochinera, muchos kilos ha engordado gracias a la montanera. En el monte más de un año entre encinas y jarales, de bellotas ha hecho apaño y devorado a raudales. Después, será estabulado, la pocilga es su morada, siendo con mimo engordado con maíz y con cebada. Más llegó el día fatal en que acaba la función, por la sentencia mortal que no tiene apelación. Cuatro hombres sin piedad le han cogido por sorpresa y con gran habilidad le han puesto sobre una mesa. Lo sujetan del codillo, de la oreja y de la pata, y el afilado cuchillo que empuña uno, le mata. Grita el cerdo lastimero, trata de ser liberado, de la fría hoja de acero que su entraña ha penetrado. La sangre caliente, brota por la herida traicionera, hasta la última gota sobre la negra caldera. Una mujer la remueve con un palo, sin parar, evitando se congele al tiempo que añade sal. Muerto el cerdo desangrado y tendido sobre el suelo, con escobas es tostado y limpio de piel y pelo. Después de un breve lavado sobre la mesa infernal, un hombre especializado abre su vientre en canal. Los afilados cuchillos penetran en los tejidos, sacan lomo y solomillos las vísceras e intestinos. Luego salen las costillas, las mantecas y espinazo y muchas otras cosillas cortan pedazo a pedazo. Sobre baños o cubetas quedan luego despiezadas los jamones y paletas los tocinos y papadas. Actúan otros cirujanos separando grasa y presas, que van pasando de manos a las distintas artesas. Una máquina hay dispuesta las carnes son trituradas, y con un ritmo de fiesta las morcillas amasadas. La sangre, está bien batida con cebolla y perejil, repollo o berza cocida y otros condimentos mil. También brillan, placenteras por su gran aceptación, las morcillas patateras, las de berza y salchichón. En otra artesa se amasa carne limpia, sal y ajo, con una pizca de grasa y pimentón a destajo. Son chorizos exquisitos una vez que estén curados, y se pueden comer fritos poco después de amasados. Otras elaboraciones de excelente calidad, son sus lomos y jamones y salchichón de verdad. El tocino, es superior, para torreznos dañinos que relucen como el Sol con saus sabores divinos. Al final de la jornada, tras labores muy sencillas colgarán de la enramada los chorizos y morcillas. Las paletas y jamones quedarán entre la sal, a dormir como lirones hasta el día de colgar. Mientras se ha realizado la operación iniciada, el diente no ha descansado con el vino y carne asada Que de éste noble animal, de virtudes singulares ya lo decía un mayoral del cerdo, hasta los andares. Dicen que es tarea dura pero se hace con templanza, porque aquí, en Extremadura día de fiesta es la matanza. Y después de lo ya dicho con el mejor ademán, terminaré este capricho con éste agudo refrán: Tres días hay en el año que se llena bien la panza: el Jueves y Viernes Santos y el día de la matanza. M.Ciudad. |