Zorita - Caceres

PALMEROS.
Considero mis amigos a los que me miran de frente y me dicen su verdad. Los que me lo dicen cuando creen que me equivoco. Los que me aprueban o suspenden con sus palabras y gestos, los que apoyan como sólo una madre sabe hacerlo. Esos son los que me hacen crecer como persona. Por el contrario no lo son los palmeros, los que siempre me dan la razón, los que por comodidad no se enfrentan o aplauden cualquier cosa que digo o hago.

UN MANDATARIO, sobre todo si tiene poder, siempre tiene palmeros. Surgen como las malas hierbas, vienen solos, no cuestan, acechan, están ahí. A veces pueden ser útiles, pero por norma no, o no siempre. Son peligrosos y hay que tener mucho cuidado con ellos, manejarlos, y saber que los hay de los que siempre tienen hambre y de los que no cobran y lo hacen con su mejor intención.

Aquellos que justifican las injusticias o animan a cometerlas, los que lo apoyan sin cuestionar, los cómodos, los "míos" contrarios de los "otros", los que aplauden, los que hinchan al mandatario y crean a su alrededor un halo de complacencia, estos siempre terminan siendo peligrosos.

Por este motivo, hemos visto hincharse y caer a muchos mandatarios de uno y otro signo, porque hinchados su esencia sigue siendo la misma, pero degradada, y en la soledad del cargo es más fácil arrimarse a los que aplauden, a los que uno considera "los míos", contrarios de los otros, a esos, lo que conduce al aislamiento y la decadencia.

Y hay gente que tiene las ilusiones puestas en ese mandatario, seguramente buena persona y con ilusión por hacer las cosas bien, y puede perderlas, porque ven que tiene demasiados “palmeros”, demasiadas “voces amigas" sonando a su alrededor, y llevándole por el otro camino, a lo mejor con la mejor intención.

Los verdaderos amigos y colaboradores ayudan a elejir el mejor camino siempre, y cuanto más aciertos, más ayuda y más valor tienen.

F. Sabater comienza uno de sus libros así:
- ¡Escucha!, hijo mío.- Le dice el diablo a su hijo.
Como veis, es sólo una reflexión. Espero que nadie se dé por aludido.
Saludos a todos.

¡Bien apuntao compadre, Vd. Si que sabe! Si, yo también soy más partidario de “el que bien te quiere te hará llorar”, ese es el amigo. Tanto palmero, tanto palmero subido a la palma es posible que la hagan doblarse o quizás troncharse, si no lo está ya, pues "palmarla", como "palmero", creo que ambos proceden de palma, digo yo, salvo que otros más entendidos digan otra cosa, y que en esto del RAE no veas como abundan, lo cual es bueno, digo yo.

Me parece una buena reflexión. Cuando un mandatario mete la pata y se equivoca sus amigos y los que confían en él, se lo deben decir como reflexiona L-Café en su escrito.
Pero otra cosa muy distinta a ser un Palmero es que los que confían en el mandatario opinen y rebatan a los que se dedican a denigrar y difamar al mandatario sin criterio ni pruebas y que lo hacen con el objetivo, no de ayudar a corregir lo que está mal hecho, sino con el de que voy a hacer lo que sea para que en lugar de este el mandatario sea yo.
Ambas cosas deben hacer los amigos y los que colaboran con el mandatario.

L-Café .expones unas ideas muy interesantes para reflexionar