Zarza la Mayor - Caceres

Excelente idea la realizada ayer. La actividad cultural "Concejo Abierto" realizada en la noche del 2 de agosto en la que un nutrido grupo de personas asistimos a un recorrido cultural por el pueblo de mano de los paisanos Felipe de Sande, Ricardo Arroyo y Juan A. del Corral despertó un grna interés y entusiasmo en los asistentes.
Buena idea la del Ayuntamiento. Ojalá se sigan realizando actividades como esta. Zarza tiene mucho que ver.

Hola zarceño, no seria mucho pedirte que los que habéis participa en este "Concejo Abierto" explicarais un poco quito en este foro, cuales fueron los temas tratados y que enfoque se les dio, seria de gran ayuda para los zarceños que no estuvimos. Si es muy complicada esta petición espero que el concejal de cultura, cuelgue en este foro o en la página del Ayuntamiento los temas tratados.
Animo y a seguir informando.
Saludos
Pedro

Estimados paisanos y contertulios de este peculiar foro zarceño:

El pasado sábado, 2 de agosto, tuvo lugar en Zarza la Mayor una Visita Nocturna, cuyo objetivo era divulgar el rico y variado patrimonio histórico-artístico de la localidad.
Este interesante evento, tal como he leído en otro apartado de este mismo foro, ha inagurado los actos que están programados dentro de las Iºas. Jornadas de Cultura Popular Zarceña, que se desarrollarán hasta el dia 18 de agosto (hay folletos repartidos por todo el pueblo).
La Visita Nocturna congregó aproximadamente a 120 personas, desde grupos de jóvenes hasta otros más adultos.
Comenzó a las 22: horas, siendo el lugar de concentración la Plaza Mayor. Allí los asistentes fueron recibidos por Felipe de Sande Medel, Juan Antonio Caro del Corral y Ricardo Arroyo Bermejo, responsables de los comentarios y guias al respecto del acto.
Tras las pertinentes presentaciones, todos pasaron al interior del templo parroquial, abierto para la ocasión. Ya en su interior, desde la tribuna del presbiterio, los tres guias aludidos fueron desgranando datos sobre la arquitectura, historia y curiosidades de la iglesia. Por ejemplo pudimos saber que, antaño, se celebraba una representación religiosa consistente en la crucifixión de Jesús y posterior descendimiento de su cuerpo para ser sepultado. La escenificación era realizada por una de las cofrádías que entonces existían en Zarza: la Vera Cruz. Asimismo, también hubo comentarios acerca del Cabildo Eclesiásico de San Pedro, fundado en 1620, su organización y funciones.
Tras lo anterior, la comitiva salió fuera del recinto sagrado y ya en plena Plaza Mayor, tuvimos ocasión de contemplar la magnífica fachada principal de la Iglesia, que nos fue descrita magistralmente por Felipe de Sande. También tuvimos la oportunidad de conocer datos, hasta ahora inéditos, pro boca del párroco, dº Alfredo Ballesteros Morientes, que recordo a los asistentes sucesos tan peculiares como el acceso de un toro a la iglesia durante la celebración de la fiesta de San Juan, o el "casí milagroso" accidente de Juan Carrica, quien encontrándose trabajando en la reparación de una de las cristaleras, cayo al suelo desde gran altura sin sufrir daño alguno.
Desde el propio atrio de la Iglesia, Juan A. Caro del Corral nos describió la historia del Palacio de la Encomienda, resaltando que antiguamente en ella se encontraban situadas las carnicerías del Concejo, así como también la cárcel, desde la cual se fugo un famóso bandolero de la época.
Antes de abandonar el escenario de la Plaza, Felipe de Sande tuvo un memorable recuerdo para el álamo que hubo en el centro de la misma, y el enorme hueco que en su tronco había; refugio que fue no sólo para los muchachinos zarceños en sus juegos de niñez, sino también para los amores románticos del bándido Chico Cabrera.
Desde aquí todos pasamos a la aneja Plaza del Rollo, dónde Ricardo Arroyo hizo un excelente esbozo histórico de la Real Compañía de Comercio, o lo que es lo mismo para los zarceños, la Fábrica de Seda. Su devenir estuvo plagado de aciertos y desaciertos y, como señalara el propio Ricardo en sus atinados comentarios, nos queda la duda de cuál hubiera sido el futuro de Zarza y nuestro tiempo actual si aquel proyecto industrial del siglo XVIII no hubiera acabado tan trágicamente como lo hizo.
Nuevamente Felipe y Juan Antonio intervinieron para hablar sobre el Rollo y la arquitectura urbana de la Plaza del mismo nombre, dónde se encuentran casas solariegas que pertenecieron a las familias más importantes del pueblo. Por otro lado, a todos nos llamó muchísimo la atención curiosidades y anécdotas del lugar: supimos la historia truculenta del asesinato que se desarrollo en una de las hábitaciones de la Fábrica, al igual que el castigo que sufrian los que eran ajusticiados en el Rollo: en él precisamente eran colgadas sus cabezas y brazos para ejemplo del vecindario.
Concluyo la Visita en la incomparable Fuente Conceja, dónde Ricardo habló de su tipología constructiva; Juan Antonio apunto seguidamente la destrucción del techado de la misma durante las Guerras con Portugal y la posterior reconstrucción, curiosamente, por dos albañiles portugueses; mientras que Felipe remato con comentarios sobre la salubridad de las aguas y la regulación de su aprovechamiento a través de las Ordenanzas Municipales.
En definitiva resulto una velada muy agradable, con una duración aproximada de 1 hora y media, arropados de un clima realmente veraniego y bajo un cielo bellamente estrellado. Todos quedamos ansiosos y con ganas de conocer más cosas sobre nuestro pueblo.
Resulta significativo que por la cotidianidad con la que observamos las cosas cada día, no le damos la importancia que verdaderamente tienen; por ello esta Visita ha sido una experiencia, en mi opinión, altamente gratificante, porque te ayuda a ver con otros ojos lo que observamos todos los días con la más absoluta indiferencia, y además contado por verdaderos expertos y profesionales, que conocen al dedillo la historia y curiosidades de nuestro pueblo. Un verdadero placer.
¡Ah! olvidaba comentaros que en el último momento nos anunciaron que el prómimo año habrá más paseos culturales de este tipo. Yo ya cuento en apuntarme de nuevo y seguro que en esta segunda ocasión nos veremos por allí muchos de los que nos asomamos a este Foro. Allí os espero.
Un saludo a todos,paisanos y a disfrutar de las fiestas y de todos los actos que están programados.

CHICO CABRERA

Con tu relato tan claro, concreto y conciso, aunque en la distancia y el momento mesiento como si hubiese estado con todos vosotros.
Ya que te identificas como chico cabrera, cuentanos la historía de ese personaje, ¿sabes que existe la cueva de chico cabrera y que llevo unas cuantas veces intentando encontrarla y no he podido?.Besos

https://ww.sierrasanpedrobaldios.com/ayuntamientos/Herreruela/Natauraleza.htm
En esta direccion, tienes algun dato Juana,pero no aporta gran cosa
saludos.

A las buenas de todos los que quisieran leer esta carta:

Comenzaré primero por presentarme. Soy un joven natural de la villa cacereña de Brozas y, aunque lo más correcto sería dar mi verdadero nombre, el cual me pusieron mis padres en la pila bautismal hace ahora aproximadamente unos 120 años, lo cierto es que todos me conocen con el apodo de Chico Cabrera.
Fui de cuna humilde y viví tiempos en mi níñez muy difíciles. Apenas había trabajo; eramos muchos en mi pueblo para cultivar unas tierras las cuales estaban casí todas en poder de los ganaderos y terratenientes.
Mi padre, labrador de oficio, ganaba unos poquinos duros en tiempos de segada, y muchas veces le acompañe, junto al resto de mis hermanos mayores, a los campos de la ancha Castilla. Concía así el mundo más allá de los límites de Alcántara por el norte, pasando el caudaloso río Tajo, que en más de una ocasión nos jugo una mala pasada cuando tratabamos de cruzarlo en plena campaña invernal.
Con el tiempo fui ganando años y con ello experiencia en la vida, la cual, por motivos que ahora no me gusta demasiado recordar, me empujo un mal día a cometer un delito del cual me arrepentire durante toda mi corta existencia; baste a ustedes saber que hube de salir de mi casa y dejarlo todo atrás para no volver. Fui un huido de la justicia, un proscrito por la sociedad.
Vague por los montes próximos y, buscando refugio, recorde que antaño, en mis días de jovén, conocí un lugar a propòsito para mis intenciones, el cual se hallaba en un paraje lo suficientemente abrupto para que allí no osara molestarme nadie en mis descansos.
Tuve que robar para sobrevivir, no me quedo otro remedio, y también acabe con la vida de otros hombres. Creo que era mi destino.
Con el tiempo mi nombre se convirtió en sinónimo de ladrón y aventurero; se contaban historias de mis hazañas; las viejas asustaban a los niños con sólo citar mi nombre y los hombres, aquellos rudos labradores que acompañe muchas veces en sus faenas en el campo, "hombres como castillos" temblaron ante mi presencia cuando solicitaba la bolsa de sus ahorros.
CHICO CABRERA me llamarón,y así me convertí, muy a mi pesar, en leyenda.
Tuve la desgracia de toparme un día con la pareja de civiles que no cesaban en mi acoso, día y noche. Por los montes de la Zarza, más allá de Alcántara, entre olivares y pinos, cabalgue huyendo de los tricornios. El río Alagón era mi oportunidad de salvar la vida. Salte al vacio y, por espacio de breve tiempo, logre mantenerme oculto por las aguas. Nunca fui buen nadador, por lo que tuve que tomar un respiro y fue entonces cuando, agazapados entre la maleza de las orillas, uno de mis perseguidores me dió el ¡¡Alto a la Guardia Civil!! que fue continuado por varios disparos.
Note varios golpes en mi cuerpo, que me causaron gran dolor. Luego llegó el desvanecimiento y no recuerdo más.

Dicen que encontraron mi cuerpo flotando en el río cientos de metros más abajo,en las proximidades del lugar de Los Infiernos dónde, sin duda alguna, siempre supe que acabaría mi maldita vida.
Sólo mi caballo sobreviviò a mi leyenda. Lo deje allá arriba, en los fragüiles de la Lapa de la Monea, en la cual, tapada por las jaras y el monte, todavía se encuentra mi humilde morada. Aquella cueva dónde me refugie tantas noches de lluvia, después de mis asaltos a los cortijos y casas de los olivares.
Se que muchos la buscaís con anhelo. No daré más señas, pues quiero que mi tumba se conserve intacta, tal como yo la dejara aquella mañana.
Pero si sois pacientes y respirais profundamente el aire de esos contornos, es muy posible que llegueis a ella. En ese lugar todo huele a mi, al incomparable Chico Cabrera.

CHICO CABRERA YO FUI.
LADRON DE GRAN VALIA,
QUIEN A LOS RICOS ROBABA,
Y A LOS POBRES SOCORRIA.

Para más señas, preguntad a mi caballo y rastrear la pólvora que queda en el aire, lanzada por mi trabuco.


Una vez más, aquí estuvo el Chico Cabrera

Muchas gracias Chico por dos razones:
Tu carta no tiene desperdicio
Tu carta eleva la categoria de este foro.
PIPO

Pequeño-gran fallo en el tiempo narrativo: no se puede narrar en primera persona después de "fallecido". Lógicamente, el muerto no puede contar su vida, por la razón de que ya está muerto. Disculpad la "pedantería", pero es un detalle imprescindible a la hora de contar algo.
Cambia el narrador, Chico, o conviértete en espíritu y cuéntanoslo para que así la historia tenga verosimilitud desde el principio.
Saludos cordiales, y ánimo, que esto se va calentando con interesantes aportaciones.

Fui corto de letras y en mi nuevo lugar de residencia, apenas tengo tiempo de ocuparme para mejorar en ello. No obstante, lo poco que aprendí mientras cuidaba cabras con mi padre, el cual me hacía leer algunos libros bajo la sombra de una encina, creo que bastará esta vez para reescribir mi historia. Y perdonen vuestras mercedes los fallos que mi humilde pluma pueda ocasionar en semejante escrito; no es mi objetivo ser literato de altos vuelos, sino solamente traer al recuerdo aquello que fui y que hoy parece ser evocado.
A todos, muchas gracias por devolverme de nuevo a la vida.
Con sincera humildad,
el Chico Cabrera
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A las buenas de todos los que quisieran leer esta carta:

Hasta el sitio de mi retiro, lugar cuyo nombre no cito por aquello de resguardarme de la tranquilidad que ahora en él gozo, la misma precisamente que me falto en vida, me llegan noticias, por medio de un pariente próximo que ha venido a visitarme de poco tiempo a esta parte, que allá, en lo que antaño fueron mis predios terrenales, se invoca mi nombre, justificándose en algún tipo de causa que parece, por lo que me dicen, justa.
Como quiera que mi residencia actual lo es en forma temporal y que para albergar la esperanza de alcanzar un retiro más saludable, es obligación expiar aquí mis culpas, me gustaría aprovechar la ocasión tan halagüeña que se me brinda para responder a citada llamada; y tal que señalan que la misma es clara y notoria, de dónde quizás puedan muchos obtener el beneficio que, en otros tiempos, llegue a negarles, es por ello que pido el permiso a mi bienhechor para que dé un breve halito de libertad a mi castigado espíritu y me permita viajar hasta aquellos parajes dónde antaño cuerpo y alma fueron uno. Sólo así tendré la oportunidad de redimirme de mis malogrados hechos y satisfacer al mismo tiempo la curiosidad de aquellos que hoy pasean por dónde antiguamente asenté mis reales.
Así pues, concedido ya el pertinente permiso, vuelvo con nostalgia a divisar aquellos paisajes que tantas veces llenaron mis ojos de imágenes, en los cuales viví unas veces con temor y otras tantas con orgullo y poderío. Ahora los contemplo desde la altura y creo que su belleza es aún mayor que la que yo conocí en vida.
Permítanme ustedes que mi castigado espíritu sienta de nuevo la brisa del aire y el olor a monte y solozándome en esta dicha, ya que estamos en ello, les narre también las bienaventuranzas que, aquel cuerpo menudo que me dio cabida durante un tiempo, tuvo la fortuna o desgracia, según se mire, de vivir. Es esta pues mi meta.

Comenzaré primero por presentarme, que a pesar de lo que luego con los años acabaría siendo, educación no me falto de pequeño, y mi madre bien que se aprestó a ello.
Fui natural de la villa cacereña de Brozas, la de los inmensos llanos como mares, cuajada de islas que formaban los rebaños de ovejas que pastaban aquellos campos, casi siempre sembrados de trigo y cebada.
Aunque a continuación lo más correcto sería dar mi verdadero nombre, el cual me pusieron mis progenitores en la pila bautismal de la iglesia de Santa María la Mayor, la catedralina, hace ahora, según puedo calcular, unos 120 años, lo cierto es que todos me llegaron a conocer con un apodo ciertamente singular: Chico Cabrera. El porqué no sabría contárselo a ustedes con la seguridad que merece el asunto, si bien supongo que el haber sido mi padre, que Dios tenga en su santa gloria, de oficio pastor de cabras, cuando así lo requería la situación, fuera una de las causas de mi mote, que ya de muy pequeño recuerdo que así solían nombrarme las vecinas de la calle dónde vivía.
A vueltas de lo que les digo, habrán entendido de sobra sus mercedes que fui de cuna humilde y que por ello viví tiempos difíciles en mi niñez.
Apenas conocí la escuela; éramos muchos en casa y más aún las necesidades; no quedo otro remedio que arrimar el hombro y aportar lo que se pudiera. El trabajo era un bien escaso; demasiados vecinos jornaleros en mi pueblo para cultivar unas tierras las cuales estaban, casi todas, en poder de unos pocos ganaderos y terratenientes.
Mi padre, con sus achaques siempre a cuestas, lograba ganar algunos duros en época de segada, y esa era, justamente, la mejor dicha de mis recuerdos de mozuelo.
Muchas veces le acompañe, junto al resto de mis hermanos mayores, a los campos de la ancha Castilla. Fue así que conocí el mundo más allá de los límites de la hidalga Alcántara, subiendo la cañada del norte y pasando el caudaloso río Tajo, que en más de una ocasión nos jugo una mala pasada cuando tratábamos de cruzarlo en plena campaña invernal.
Con el tiempo el rapaz que fui se convirtió en hombre y con ello gane experiencia en la vida. Lástima ahora que caiga en ello y que no supiera aprovecharla mejor; pero, por desgracia, no sabemos lo que nos depara el destino hasta que nos metemos en la boca del lobo.
La vida me ofreció suerte dispar; era bravo temerario y pocas cosas se me ponían por delante, intentando detener mis anhelos.
Motivos que ahora no me gusta traer al recuerdo, ensombrecieron aquellos años y marcaron para siempre el resto de mis días. Sepan solo ustedes que desde entonces solían cantar los ramadanes

En el lugar de La Zarza,
durante las ferias de San Bartolomé,
Por un mal asunto de amores
Mi cruel destino encontré

Sin yo quererlo, hube de salir de mi casa y dejarlo todo atrás para no volver. Me convertí en un huido de la justicia, un proscrito por la sociedad.
Vague por los montes próximos y, buscando refugio dónde pudiera soliviantar mis penas, recordé que antaño, en mis días de joven, conocí un lugar a propósito para mis intenciones, el cual se hallaba en un paraje lo suficientemente abrupto para que allí no osara molestarme nadie en mis descansos.
Desde luego que hoy, que vuelvo a mirarlo desde las nubes, pienso que no otro paraíso semejante hubiera igualado aquel bello lugar, ni jamás Rey alguno soñó con reinar sobre tal tierra.
A pesar de lo que cuento, en ella tuve que robar para sobrevivir, o mejor debería decir malvivir; ya ven, no me quedo otro remedio. La mala fortuna que trajo de cabeza a muchos, también se fijo en mi, y no le basto con lo que ya había conseguido, dándome más cizaña.
Acabe cruelmente con la vida de otros hombres. Fui el brazo que guiaba la mala sombra que me acompaño, ahora así lo creo, desde que vi las primeras luces. Sin duda, pienso que era mi destino.
Con el tiempo mi nombre se convirtió en sinónimo de ladrón y aventurero; se contaban historias de mis hazañas; las viejas asustaban a los niños con sólo citarme y los hombres, aquellos rudos labradores que acompañe muchas veces en sus faenas en el campo, "hombres como castillos" como diría mi viejo padre, temblaron ante mi presencia, cuando solicitaba la bolsa de sus ahorros. ¡Cuan poco me acorde entonces de lo que habían de sufrir aquellos pobres para ganar el jornal diario!
Sí, CHICO CABRERA me llamaron. Y fui leyenda. Que gusto saberse el señor de la tierra que pisaba, sin tener que agachar la cabeza ante los señoritos, ni trabajar de sol a sol para obtener un mísero real como pago. No tenía límites, los campos se abrían a mi paso y al gracioso trote de Lucero, mi soberbio caballo, a cuya grupa monte muchas noches bajo la luna llena, sin que nadie me opusiera resistencia.
Pero tuve la desgracia de toparme un día con la pareja de civiles que no cesaban en mi acoso, día y noche. Por los montes de la Zarza, más allá de Alcántara, entre olivares y pinos, cabalgue huyendo de los tricornios.
El río Alagón era mi oportunidad de salvar la vida. Salte al vacío y, por espacio de breve tiempo, logre mantenerme oculto por las aguas. Nunca fui buen nadador, he de reconocerlo, por lo que tuve que tomar un respiro que me diera fuerzas para continuar la huida. Y fue entonces cuando, agazapado entre la maleza de las orillas, uno de mis perseguidores me dio el ¡¡Alto a la Guardia Civil!! que fue continuado por varios disparos, no todos lanzados al aire.
Note varios golpes en mi cuerpo, que me causaron gran dolor. Luego llegó el desvanecimiento y no recuerdo más.
Dicen que encontraron mi cuerpo flotando en el río cientos de metros más abajo, en las proximidades del lugar de Los Infiernos dónde, sin duda alguna, siempre tuve la certeza de que acabaría mi maldita vida.
Sólo mi caballo sobrevivió a la leyenda. Lo deje allá arriba, en los frágüiles tallados por el curso del río a su paso por la Lapa de la Monea, en la cual, tapada por las jaras y el monte, todavía se encuentra mi humilde morada. Desde aquí la puedo ver muy bien. En ella cabían hasta diez hombres fornidos, y junto a ella, la lancha que sirvió de cuadra a Lucero.
Aquella cueva dónde me refugie tantas noches de lluvia, después de mis asaltos a los cortijos y casas de los olivares, permanece intacta.
Se que muchos la buscaís con anhelo. No daré más señas, pues quiero que mi tumba se conserve tal como yo la dejara aquella lucida mañana de primavera.
Pero, no obstante, a aquellos que compartan el espíritu de aventura que me acompaño en vida, les tengo reservado un premio a su tesón, siquiera sea como recompensa por haberme dado, de nuevo, después de tanto tiempo, la oportunidad de regresar a mi querido hogar, gracias a sus ruegos y llamadas.
A ellos le diré que, si sois pacientes y respiráis profundamente el aire de esos contornos, es muy posible que lleguéis a la boca de la cueva. No hay pérdida. En ese lugar todo huele a mi, al incomparable Chico Cabrera.
Recordad

CHICO CABRERA YO FUI.
LADRON DE GRAN VALIA,
QUIEN A LOS RICOS ROBABA,
Y A LOS POBRES SOCORRIA.

Para más señas, preguntad a mi caballo, que aún pace por tales cerros, y rastrear el olor de la pólvora de que queda impregnado el aire, cuando con soltura caballeresca, hacia dispar mi trabuco para dar cuenta de mi presencia.
Y es que, una vez más, puedo decir que, aquí, estuvo el Chico Cabrera

Los olivareros que faenan por predios tan fragorosos dicen que algunas tardes, cuando el sol se tiende a reposar sobre las hojas verdosas y afiladas de los retorcidos moradores de aquellas tierras resecas; cuando en la raya del horizonte aparecen líneas borrosas como renglones de adolescente enamorado, han oído estampidos de trabuco. Y que, al estruendo, las bandadas de tordos se elevan veloces como dardos negros oscureciendo la franja escarlata que une cielo y tierra.
Y en tertulias de voz baja, los aceituneros menos curtidos han relatado que, en ocasiones, al ir a esconder escaleras y varas entre las zarzas de los lindones, un rumor de maleza que se remueve los ha sobresaltado. Como si se escabullera la raposa agazapada, o como si hubieran estado a punto de sorprender a un bandolero.

convencido estoy, de que, si Arturo Perez Reverte, lee esta historia,seguro que escribe una novela. a mi me encantaria.

Si Chico Cabrera pudiera, tal como escribe en su Carta, volver de nuevo a pisar la tierra que le vio nacer y forjar su leyenda, seguro estoy de que se sentiría orgulloso de la breve pero acertadísima y bella descripción que de ella has echo, Luciano. Y digo más aún, pues si por casualidad se encontrase contigo en una de sus andanzas bandoleras, cierto es que no se atrevería a encañonarte con su trabuco, cuya pólvora enamoraba el aire, ni tampoco pedirte la consiguiente bolsa de caudales, ¡demasiado aprendió ya la lección!; de lo que no dudo es que te invitaría a subir a su caballo,y los dos juntos, en lomos de Lucero, correr los mismos campos olivareros que reflejas en tu poema narrativo.
Lo digo de buena tinta, no en vano soy el pariente cercano de Chico, el mismo que le dijó que volvíais a hablar de él.

Buena rapiña, compañeros.

Agradecerte tus detalladas explicaciones de esta primera jornada y darte ánimos par que en las próximas nos siguas ilustrando con tus comentarios, creo yo que los que no estuvimos presente con tu descripción de los temas hemos podido sentirnos que también estábamos allí.
Con respecto al álamo de la plaza, en el famoso tronco muchísimas veces entre y nos servia de escondite cuando jugábamos en la plaza, que no hay que olvidar que cuando estaba el álamo era toda de tierra, hasta que a alguien se le ocurrió emparedar la base del álamo con una estructura circular y cementar la plaza, que durante mucho tiempo hizo de las veces de zona de descanso y animadas charlas a la sombra del álamo de la gente mayor y lugar de nuestros juegos entre ellos de meternos dentro del tronco para fumar, ya que por nuestras edades estaba prohibido, y que edad solíamos tener los que allí fumábamos pues entre 9 y 12 años y algunos aun menos. Que gran sombra daba el álamo a la plaza, ¿porque lo cortaron?
Otra vez agradecerte tus comentarios y te esperamos en el próximo.
Saludos.
Pedro

Buenas tardes a todos los paisanos, y agradecer a todos los escribientes lo agradable que se esta haciendo el foro ultimamente.

Intentare localizar la cueva de este tan famoso Chico Cabrera este verano por que yo hace veinti tantos años unas cuantas veces estuve dentro, y el caballo yo creo que no estaba en esos momentos.


un saludo
pimpollo 7

cuatro veces la cueva he buscado
cuatro veces por los infiernos he subido y bajado
cuatro veces los zarzales y matojos me han arañado
en la lapa de la monea he estado
nunca la cueva he encontrado.

Gracias chico cabrera por el relato,poco a poco vamos conociendo historias y personajes de nuestro pueblo.
Pimpollo 7, si no te importa (aunque no se quien eres) espera a que llegemos el barra(mi marido) y yo para acompañarte a localizarla, porque tenemos un reto, haber si a la quinta contigo lo conseguimos.
besos.

Juani, el chico Cabrera te conoce y te espera. Ten cuidado, pues muy a mi pesar, después de esquivar recodos, pendientes y alguna que otra grieta, se que con seguridad y veteranía aventurera, alcanzarás la meta.

la meta no se si lograre
seguro, seguro que arañazos sentire
zarzas y matojos a mi encuentro saldran
con mis brazos y piernas los tendre que apartar
para así a la cueva de chico cabrera llegar.

No se quien eres pero ya os dire cuando puedo estar en el pueblo.
podiamos algun día organizar una marcha para localizar la cueva

besos.

Me gustaria, saber algo más de la semana cultural. Si vamos a estar entretenidos estas vacaciones.

no estaria mal como tu dices Juana,organizar una salida para encontrar dicha cueva.Mas de uno nos apuntariamos.Saludos a todos

Uoooooooo!!!Qué interesante, Chico Cabrera!!Aunque hay una parte de la historia que no has desvelado: un asunto amoroso, en las ferias te llevo a la cárcel? ¿Qué pasó? Cuenta, cuenta!!!

PROSERPINA