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Villanueva de la Sierra - Caceres

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España > Caceres > Villanueva de la Sierra
21-05-11 18:44 #7893645
Por:izquierdo

Azares y caprichos del destino
Azares y caprichos del destino.

El milagro de las comunicaciones, la técnica, los medios de transportes y las novedosas y populares redes sociales de Internet, ha hecho posible que no existan distancias, lugares, personas y hasta la posibilidad de recuperar los recuerdos del pasado.

Por otro lado, la globalización de la sociedad permite el interactuar entre nosotros a nivel mundial y ayuda a restablecer y recuperar las relaciones entre personas, familiares y amigos que hace muchos años no se ven. Hoy en día, no existen barreras naturales inexpugnables ni muros infranqueables como antes.

***

El paso inevitable del tiempo ha enterrado en el olvido los recuerdos de aquellos primeros años de la estrenada y añorada adolescencia. Hoy, desde aquí, quiero sacar a la luz alguno de aquellos sueños e inquietudes de aquel lejano pasado. Si mi frágil, adormecida y perezosa memoria no me engaña y lo permite, quiero narrar ciertas hechos y sucesos llenos de pequeñas cosas, detalles y anécdotas de todo lo que aconteció aquellos inolvidables e irrecuperables días llenos de candidez y sana inocencia.

Todo fue debido al azar y todo aconteció de una manera casual, precipitada, rápida, aleatoria, sin ningún orden o concierto, sin premeditación o consigna alguna.

***
Toda mi vida cambió en una monótona, rutinaria, lluviosa y fría mañana de mediados de enero del sesenta y cuatro. Un despreocupado y sonriente muchacho, Martín, baja desde el Pósito con el cabal a la espalda camino de las nuevas escuelas, sitas en los terrenos cercanos a la laguna y próximas al Lejio.

Como cualquier día, baja despreocupado y ocioso, inmerso en su imaginario mundo de ilusiones y deseos, mientras arrea con presteza y pronta diligencia, ayudado por la voz y una tarma, que hace restrellar de vez en cuando, a las sumisas y perezosas cabras familiares, ordeñadas por su padre hace un rato, hasta dejarlas en manos del ya canoso y arrugado pastor, el tío Eugenio, en los aledaños de la fábrica de aceitunas del Barquillero.

Se dice muchas veces, que el destino es impredecible, caprichoso, fortuito, predecible, propicio, afortunado… ¡ Y tantas cosas más !
Alguien hace tiempo, mi joven madrina y tía Facunda , vaticinó y predijo de manera acertada mi inminente y próximo futuro.

¿ Quizás ella, habría heredado del abuelo Miguel,” el astrónomo “ su padre , las dotes adivinatorias y la capacidad de predecir el futuro?
“ Hijo, yo nunca me casaré y cuando seas cura, cuidaré de ti. Todas las tardes, al terminar el rosario, tomaremos el chocolate con churros.”

***

En pocos minutos la pesarosa y continua lluvia se paró y las nubes grises y plomizas desaparecieron de repente, como por ensalmo. ! De repente, el día escampó ¡.

Un resplandeciente y brillante sol apareció poderoso en lo alto, tras alta Sierra de Dios Padre, bañando con el dorado fulgor de su cegadora luz la reluciente campiña, sementeras y olivares.
La alegre, soñada y corta hora del recreo, dio paso de nuevo a los deberes, las lecciones y a estudiar.

De inmediato, a eso de las once, la enérgica y autoritaria voz del maestro, nos sacó del pensar en musarañas, al estruendoso vozarrón y grito del “ en pie”.

El eco cadencioso, resonó y retumbó varios segundos por las encaladas y blancas paredes de la nueva escuela.

La figura misteriosa y enigmática de un hombre joven, con pintas de ser cura, sandalias de tiras, vestido en negro de los pies a la cabeza, se deslizó silenciosa y tranquila hasta llegar y quedar cerca del sonriente maestro.

Éste, el maestro, hombre jóven, casado, con algo más treinta años, y síntomas inequívocos de una incipiente calvicie, saludo al recién llegado con un apretón fuerte de manos y franca cordialidad quedando quieto a su lado, dando la espalda al encerado.

Sus maneras y modales recatados, sus largas y negras vestimentas, y una especie de casulla al cuello colgando al frente y a la espalda cual mandil con capucha, su aspecto sosegado, atrajeron presto mi atención.

Un vasto y ancho cinturón de badana ceñía a la cintura el amplio hábito de tan sorprendente y enigmática figura, mientras las cuentas de un largo y negro rosario con su Jesús Crucificado colgado, permanecía en continuo y suave balanceo en su lento deambular de uno a otro lado.

Un blanco alzacuello, a la altura de la nuez, hacía resaltar más aún la negrura de su hábito con el moreno suave y agitanado de su cara.
Una especie de hormiguillo e ingente inquietud invadió presto mi predispuesto y alterado ánimo y quebró de pronto mi pasmosa y simulada tranquilidad.

Aclarado el misterio del instante y la sorpresa del momento, “aqueste” fraile, en poco más de diez minutos, nos contó la historia, ya lejana, de un hombre de origen portugués llamado Juan de Dios, a la sazón , un hombre más en éste mundo, un otro cualquiera, hasta aquel preciso e imprevisto instante en que sintió la llamada poderosa del Señor.

Con tres sencillas palabras, casi en un susurro, compendió y resumió el difícil y laborioso trabajo de la Orden: “Obediencia, castidad y hospitalidad”.

Al terminar, de manera afable y cariñosa, repartió unas estampas y medallas del fundador y “Santo Juan de Dios, indagando sobre nuestra predisposición y el interés que mostramos alguno de nosotros y si éramos gustosos de ingresar como aspirante, en dicha institución religiosa,” La Escolanía “ ubicada en el pueblecito toledano de Ciempozuelos.

¿ Qué es lo que entonces sucedió? ¡ Nunca lo supe ni sabré!.

Mil veces me he hecho esta pregunta, sin encontrar jamás una respuesta acertada y convincente a semejante cuestión. De inmediato todo se precipitó. Unas sencillas muestras de caligrafía, otras de conocimientos matemáticos y de cultura general, ejecutadas sentados alrededor de la mesa camilla de la “posá-fonda” de la servicial y hermosa tía Prudencia, bastaron para que el mencionado fraile…,( maldita la memoria, no logro recordar su nombre) diera conformidad a las pruebas y aceptara sin ningún “pero” varias intención y solicitud de ingreso.

No mucho tiempo le costó a este fraile el platicar, explicar, razonar y convencer a mis atónitos padres, con la locuacidad y sabiduría de su palabra, de las ventajas inmediatas y postreros beneficios de aceptar y asumir tal decisión. Una exhaustiva formación religiosa, buena comida, una cuidada, selectiva y progresiva educación cultural, con vistas al más que inminente futuro, y si Dios lo quiere, llegar algún día al noviciado, se ponía a nuestro alcance a un precio más que razonable, casi regalado.

Aquella última noche, antes de partir, bajo la vacilante luz y el olor pastoso y cargado del carburo, al lado del hogar, mi azorada y abatida madre Agustina, llena de desazón, con los ojos hinchados, llorosos e inundados de lágrimas, con el corazón encogió en un puño, el dolor agarrado en las entrañas, y la pesadumbre embargando su abatida alma, me preguntó compungida y pesarosas más de mil veces:
“ Hijo, ¿seguro que quieres ir a los frailes? ¿Tú lo quieres de verdad?

Mil veces obtuvo de mi vacilante y balbuciente boca, la misma y repetida respuesta:

“Yo sí madre, pero si usted quiere, no voy.”

Fue una noche larga, callada, eterna en constante y perpetua duermevela, llena de lágrimas y jipeos contenidos y de suspiros apagados.

***
Un treinta y uno de enero, al rayar el alba, cuando en la espesura del zarzal los inquietos y madrugadores mirlos empiezan a piar, y las últimas sombras de la noche permiten perezosas y a regañadientes paso a un reciente y nuevo amanecer, Martín, un asustado pero soñador muchacho, camina vacilante y cabizbajo, pero risueño a la vez, al lado de su alicaído y preocupado padre, ya fallecido Juan “ El Músico”, en busca de la “empresa de línea regular ” que hace el trayecto cotidiano de Hoyos a Plasencia y que tiene parada obligatoria en el Lejio.

Así comenzó, aquel día de un invierno lejano y frio de febrero para éste confiado e ilusionado muchacho, con la cabeza llena de pájaros, un largo, pausado, desconocido e imprevisto viaje hacia un futuro lleno de incertidumbres, miedos, tristezas y esperanzas, sin saber a ciencia cierta, las sorpresas, milagros y avatares que le depararía el destino, escondido y oculto bajo las alas misteriosas del impredecible mañana.

(Para mi recién encontrado amigo Pablo, “ Esquivias”, al que he vuelto a saludar y abrazar después de tantos años.)

Un cordial saludo.
Puntos:
25-05-11 17:53 #7959293 -> 7893645
Por:jacinto P

RE: Azares y caprichos del destino
Maravilloso,Sr Izquierdo.Del mejor gusto imaginable,y de un desarrollo tan perfectamente acabado que invita a volver a releer.Envidio su buén hacer,mejor imposible.


jacintoP.SALUDOS
Puntos:
28-05-11 20:42 #7994437 -> 7893645
Por:pablo1952

RE: Azares y caprichos del destino
Amigo Nemesio, no se pueden describir mejor las vivencias que experimentastes aquellos dias de invierno de 1964. No conozco Villanueva, pero leyendo tu relato cierro los ojos y te veo, moreno, bajo de estatura, con el "cabás" cobijando la enciclopedia Alvarez, guiando con mano experta a las cabras hasta el redil.

Especialmente me ha gustado la descripción de la escena familiar de la última noche, antes de partir hacia Ciempozuelos.

Gracias por la dedicatoria, y no te imaginas cómo lamento no tener la habilidad que tu tienes para expresar a través de la escritura, la alegría de habernos encontrado después de 45 largos años.

(El otro día cuando estuvimos paseando por la Escolanía, aún no había leido tu relato; imagino que te extrañarías que no te comentara nada al respecto.)
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