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Villanueva de la Sierra - Caceres

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España > Caceres > Villanueva de la Sierra
14-05-11 18:14 #7801660
Por:izquierdo

Los tiempos del ayer
Todo ocurrió una luminosa y deslumbrante mañana de julio del año veintiocho,a las doce en punto, cuando el astro rey Sol empezaba a jarrear. Una Infante niña acaba de nacer en el seno de aquella humilde morada.
¡ Vaya por Dios, otra niña! Fue lo único que se oyo´.

Esto hace ya muchas lunas que pasó.

Con el devenir del tiempo, la niñez dió paso a la infancia, la pubertad, la juventud…

Qué lejanos quedan aquellos primeros años de casada, de mujer jóven, llena de fuerza y vigor, preñada de inquietudes, sueños e ilusiones, trabajando con sus propias manos e inusitada energía, azada en mano, la rojiza y peñascosa tierra con la que se izaron, a golpes de riñones y sudar un goterón, espuerta a espuerta y tapia a tapia las paredes del que sería su ansiado y deseado hogar.

¡ Cuantos sufrimientos , pesares ,penas y vicisitudes tuvo que experimentar a lo largo de su fatigosa y dilatada existencia!

Ahora en su tranquila y sosegada vejez cargada y envuelta de recuerdos, rememora y rumia en la apacible soledad del triste atardecer , las vivencia acaecidas en aquellos duros años.

¡ Cuán veloces y raudos han transcurridos ! Como por ensalmo, en un imperceptible abrir y cerrar de ojos.

En medio de la calma exasperante del salón, la penumbra espesa y ambarina de la noche, una anciana mujer de ochenta y tantos, de aspecto juvenil a pesar de su avanzada edad, facciones suaves y agradables, pelo corto, hirsuto y medio cano, con la tristeza y seriedad anclada en su rostro, musita para sí y balbucea una inaudible y repetitiva salmodia , mientras repasa con estudiada parsimonia y lentitud las ajadas y sobadas cuentas del nacarado rosario, compañero y fiel amigo inseparable, desde los muchos años a, que estrenó su viudedad.

Una compulsiva, intempestiva y huracanada tormenta llena de recuerdos ocultos y olvidados, estalla de improviso en su interior con la fuerza desatada de un volcán.

¡ Hay tantas cosas que añorar,recordar y,... hasta olvidar!

La mágica llave mágica del recuerdos abre las herrumbrosas y oxidadas cerraduras de las viejas puertas del pasado.

“ Una sofocante ola de calor y sequedad invade los entordos de la villa y las cercanas eras del lugar. El cantar monótono e insolente de las gargantes chicharras llega con persistente nitidez y tenaz insistencia , desde los alcornoques y olivares cernanos, adormeciento los sentidos, mientras acá y allá, la gente laboriosa gente del lugar se afana con ahínco en las laboriosas tareas de la trilla. Un sol hiriente y plomizo lacera, las ya apergaminadas y tostadas pieles de brazos y torsos de los hombres que cantean sin cesar la ardiente parva.

De cuando en cuando, de la reseca garganta de algún mozo enamorado, surge alegre un intento de canción, que mecida por el vaivén del viento campa suave, de jacina en jacina, y se desliza pausada hasta llegar a la cercana parva y oídos donde trilla su querida amada.
Ante de la hora de comer, las muchachas se acercan juguetonas, botijo en mano cántaro al cuadril, hasta la cercana Fuente de las Eras, contoneando exageradamente el poder de sus anchas caderas y el bajar y subir voluptuosos de sus agitados senos.

El llantar es rápido y escaso. Un gazpacho de poleo, unas tajas de tocino, quizás una pizca queso…Eso es todo. Es la hora ineludible y añorada del sesteo. La escasa sombra de la geométrica jacina, servirá para pegar una cabeza, estirar las piernas y dar descanso y reposo a los doloridos huesos.

Mientras todo esto sucede bajo la canícula estival, los cansados burros, intentando recuperar resuello y fuerzas, se afanan sin el morral en la boca, en escarbar y rebuscar con el rugoso hocico, las grancias de la recién aventada cosecha en busca de los restos de las espigas del trigo o la cebada. Allí mismo ajenos al calor sofocante del instante, se llegan de continuo, intermitentes bandadas de pardales recelosos y alguna tórtola despistada en busca del grano limpio y fácil.
***
Apenas contaba nueve años cuando asió con sus infantiles manos por primera hoz. Muy temprano, apenas empezado a clarear, azuzada por la voz exigente y agobiante de su padre comenzó a segar. ¡Qué bien conocía por experiencia la dureza e ingratitud del trabajo!
¡ Cuantas veces desde aquel maldito día recorrió los polvorientos, áridos y retorcidos caminos de la Hoja, desde el Madroñal a las Vegas, el Huerto Manso, los Jarales, el Valle Barquero, Las Tejoneras, Los Llanos, El Hornillo, Valcorchero, La huerta del tío Martín Los Catillejos …,y tantos otros lugares y las veces que sesteo y durmió en los tenaos de los Menos en los Jarales, o en el cercao de encinas de la Vega Grande, con su pocito de agua siempre fresca y vivificadora.

En ciertas ocasiones las jornadas cotidianas de trabajo eran tan largas que se paraba de segar ” entre gallos y medias noches” acompañados por la luz naciente de la lejana luna.

Recuerda especialmente una tarde, ya a finales de la época de siega, cuando unas grandes nubes grises surgen de improviso sobre lo alto del Pinche, impulsadas por un fuerte y pujante Céfiro del Oeste .
Hacía ya un rato que el rutilante y soleado cielo azul se había vuelto de pronto plomizo y amenazador.

Las vecinas nubes preñadas de negrura eran el preludio y barrunto de la cercana tormenta.

En un instante una atronadora y aparatosa tormenta llena de electricidad llegó al lugar, acompañada de fuertes vientos racheados , grandes remolinos.

Desde la inmensidad del alto firmamento , se oyeron truenos estridentes y relámpagos ensordecedores , mientras un viento huracanado y aullador levanta grandes remolinos de polvo y fusca, que hacen volar por los aires y en todas direcciones los jaces y gavillas, como si fueran meras plumas o pelusas.

La joven zagala de catorce años, acurrucada, hecha un rebujón, amparada y cobijada por la frágil protección de las escobas y jaras, observa sobrecogida, tan exultante manifestación de poder y fuerza desatada y contempla con pavor, como a escasos metros del lugar cae con estrépito un infernal rayo que incendia de inmediato los socarrados y candeales trigales.

Un grito hiriente de terror, seco y desgarrador sale de su dolorida garganta mientras un escalofrío espeluznante recorre todo su ser.

Aún hoy día, al recordar semejante momento, un imprevisto calambre y un helado escalofrío le transportan al lugar donde ocurrió.
***

A pesar de los achaques y dolores, que anidan en su maltrecho cuerpo ajado por la edad, lleva su solitaria vejez con la entereza e inusitada paciencia que sólo las mujeres bragadas y bravas de estas tierras extremeñas son capaces de tener.

La llegada del anochecer la encuentra recostada en el confortable sillón, arropada hasta el cuello por el descolorido y pesado faldón que cubre la redonda camilla, sita en medio del sencillo y humilde salón. A causa del agradable y tibio calor y sopor del típico brasero de picón ,se encuentra medio atolondrada y caída en brazos de Morfeo.
Fuera en la calle, la noche es lluviosa y sombría. La pertinaz cortina de agua, mecida por las fuertes ráfagas de viento se estrellan con fiereza y ansiedad contra los lustrosos cristales de la ventana, desgranando una onomatopéyica sinfonía de cálidos sonidos, que paso a paso van deslizándose con lentitud reposada y suavidad silenciosa sobre el rugoso poyo de la ventana.

Unas ráfagas rebeldes de intempestivo aire se cuelan por los entresijos y rendijas de los agrietados marcos y postigos taponados con trozos de papel, y carcomidos a lo largo de los años por las incansables e invisibles polillas.

En medio de semejante soledad y quietud, el silencio fantasmal e imperturbable del negro anochecer, se cierne poco a poco llenando de espesa oscuridad la habitación.

Si cierras los los ojos y pones atención, tu también podrás oir, en medio de la tenebrosa quietud, el casi imperceptible roer, constante y continuo de tan laboriosos, nefastos y desconocidos gusanitos.

En la cerrada oscuridad de la noche, en la calle, unas mortecinas lucecitas comienzan a tilitar, mientras la pesada gravidez de sus párpados la sumen de nuevo en la más absoluta inconsciencia.

( Con afecto y cariño para Jacinta).
Puntos:
16-05-11 22:32 #7823292 -> 7801660
Por:navalajara

RE: Los tiempos del ayer
En dos palabras: SENCILLAMENTE GENIAL.


Enhorabuena.
Puntos:
16-05-11 22:36 #7823345 -> 7823292
Por:manolo trapote

RE: Los tiempos del ayer
Amigo Izquierdo.

Esta tarde hemos llegado de Asturias,mi tierra nativa.

Hemos pasado unos dias muy agradables por alli.

Y al abrir el ordenador me encuentro tu comentario.

Estoy con Navalajara : SENCILLAMENTE GENIAL.

Muchas gracias por deleitarnos con tus emotivas historias.

Un abrazo.
Manolo
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