PÉRDIDAS Y HOMENAJES. En los últimos meses nuestro país ha sufrido la perdida de varias personas que formaron parte de lo mejor de su reciente historia, y que son insustituibles. Ya comentamos no hace mucho el fallecimiento del gran Labordeta, persona que se llevó en su mochila el cariño y el reconocimiento de toda España. De entonces a estos días, han caído otros de los grandes. Después vino Manuel Alexandre, secundario imprescindible en la mayoría de las grandes películas hechas en nuestro país, hombre culto, simpático, buen conversador y enormemente entrañable. Tiene gracia que después de tantos papeles secundarios, le dieran uno protagonista justo en su última película. Ironías de la vida. Poco después le tocó a Marcelino Camacho, el valiente luchador contra la opresión y el abuso, persona que por si mismo dignificó la política y que demostró que se puede ser intachable, honrado a carta cabal e integro en ese cenagal que es el politiqueo patrio, y a quien ni le domaron ni le doblaron ni le domesticaron esos que están tan acostumbrados a domar, doblar y domesticar. Fiel a sí mismo, se fue enfundado en su famoso jersey rojo, genio y figura. Y ahora le ha tocado a Berlanga, grande de los grandes, que retrató con sorna, ironía, acidez y cariño una España en blanco y negro que muchos recordarán, y que dirigió varias de las mejores películas que se hayan hecho nunca en este país. Nos debe una explicación por haberse ido, y esa explicación que nos debe............ Evidentemente, la vida continuará sin ellos, pero será un poco peor. Saludos Castaño |