Valencia de Alcántara - Caceres

Ésta prosa poética, Toñi.co, no es tan melancóloca, aunque sí las escribí con mucha rabia, cuando me enteré del fuego que asoló nuestra querida campiña. No súpe expresarlo de otra manera mejor, pero fue hecho por entonces con mucho amor.



AJUYENDO DEL FUEGO

No pude estar junto a ti
cuando el fuego te invadió,
mis ojos se enrojecieron
y la rabia me estalló.

Todos me decían:
Nívea, ¡que desgracia!, ¡que dolor!,
ya nada será igual,
ni su olor ni su verdor.

Pasó un año y a su primavera
un deseo le pedí:
ver nuevas hojas, tomillo y romero,
verte de nuevo alegre y feliz.

Te encontré en verano y mi tristeza
la cambié por esperanza y sueños.

Los abuelos sonreían,
los niños corrían de nuevo,
vi nidos de golondrinas,
las cigüeñas habían vuelto.

Y es que el milagro se cumple
si confías que tras el fuego,
la Madre Naturaleza
sigue enamorada de mi pueblo.

(Al milagro)

Toñi.co, mañana también estás de fiesta por estas tierras ¿no? Creo, igual me equivoco.

Saludos afectuosos. Nívea.

Nunca me podré olvidar de cuando fuimos al pueblo después del fuego y llegando lo ví todo negro, fue una sensación de dolor tan fuerte que espero nunca más tenga que vivirla.

Pero como es de sabia la naturaleza, ha logrado regenerarse y ofrecernos otra vez lo mejor de su gama de colores, del negro-gris, hemos pasado a un estallido multicolor en primavera.

Esa es la poesía que más me gusta contemplar, la de nuestra tierra en primavera!!!

Un beso.

Borrado por su Autor.

Veo que hoy no es mi día!
pues para que te enteres que yo he contribuido a que esos brotes verdes sigan saliendo, porque después del fuego, mis olivos se vieron mermados considerablemente, y los volvimos a replantar, y ha sido un gustazo ver como unas plantitas que no hacen ni un metro de altura, han dado ya su fruto regalandonos 4 o 5 aceituinas cada uno, que no se si llegaran a buen puerto, pero por lo menos nos han llenado de satisfacción.