Valencia de Alcántara - Caceres

La Inundaciòn de Bilbao.

Hace 30 años. Parece que fue ayer, como todas las desgracias que nos marcan la vida, que nos avisan que en cualquier momento, podernos irnos con el fuego, con las corrientes de agua bravas, con las bestias que barren la tierra cuando les ponemos cercos a lo que la naturaleza marca como propios de ella.

Llevo dias que oigo las experiencias de los que lo vivieron y la cara se les cambia cuando cuentan qué les paso a ellos entonces; aquella madre que llevaba abrazados a sus dos hijos pequeños y la fuerza del agua, la arrastró calle abajo y se los arrebató de su fuerte abrazo y la desesperación de esa madre... es una de las cosas que se pueden contar.

Yo recuerdo como la casita donde yo vivia con mis hijos, que estaba entre montes... cada vez estaba mas cerca del rio que iba subiendo. No quise moverme de casa porque no sabía como me las podría encontrar si salia de casa. Pasaron 3 días sin movernos porque no se veia la carretera y nos pasamos las horas asomados a la ventana, calculando como iba bajando poquito a poco el nivel. Y como vivo cerca del mar, cuando subía la mares, el agua que había bajado, volvía a subir, y solo los silencios me acompañaron. Llevé a mi casa a un matrimonio mayor, Cirilo e Isabel, que vivian al lado de nosotros y estaban muy asustados y al menos, con nosotros se encontrarían mas protegidos.
Esos dias y esa horas los ojos quedan como hipnotizados solo se ve el agua, se oye el agua en el tejado, uno, no se aburre, queda abstraido por el fantasma del agua y en casa no haces nada, te faltan fuerzas... Cirilo sentó a mi pequeño en sus piernas y le enseñaba con mucha sabiduría, cómo se hacia una cigarrito de liar... el niño iba aprendiendo, hacía y deshacía, pero no les dije nada, estaba tan entusiasmado haciendo cigarritos y repartiendo el tabaco de Cirilo, que cuando hizo uno y no se le cayó al suelo ni un poquito, tuvo premio, le prometió enseñarle a encender el mechero ese de mecha que nunca falla....

No quiero contar muchas cosas mas duras que viví en esos dias, solo dar gracias a Dios que lo puedo contar.

Una cosa que jamas pude olvidar, y es que si yo me hubiera ido conla riada, nadie en el pueblo sabría que yo existía.

Así es la vida.

Así son las cosas, Regatito, afortunadamente no fue así y hoy es un placer seguir leyendo tus cosas con esa particularidad tan especial y cariñosa que Dios te ha dado y tú también sabes utilizar.

Muchas gracias Dulco. Detrás de ese post, se esconde una historia que no quiero que salga al foro, pero no paro de reconocer que la vida me paga con generosidad lo malo que yo haya pasado a lo largo de la vida. Hoy darán un Documental en la ETB2, en castellano, seguramente, en todos los hogares de Bilbao y sus pueblos, sobre todo Bermeo, las lágrimas y rezos uniran una vez mas a las familias. En un programa de la tarde de televisión, han entrado algunos hombres que en aquellos dias tuvieron una historia que contar y ninguno ha podido terminar por el llanto que les corta en la garganta. Hubo una gran unión. Decia una chica gallega que a ella la pillo en las fiestas de Bilbao, y la acogieron a ella y a sus amigos una familia hasta que pudo marchar, y cuando llegó ese momento, dijo que se quedaria a vivir con esta gente tan solidaria. Vive en Elgoibar, uno de los pueblos mas característicos y profundamente vascos. Aprendió el idioma, al igual que hice yo, con todo el cariño y agradecimiento a un pueblo que nos acogió y jamás nos sentimos forasteros. Yo tuve la suerte de formar una bonita familia con un vasco de ojos verdes.... como "la mar", como dicen aqui, en femenino, bueno... decía.

Saludos.

Por muy triste y duro que sea lo que escribes, lo que nos cuentas... siempre haces que sea dulce... como un cuento.
Me quedo con esto: "pero no paro de reconocer que la vida me paga con generosidad lo malo que yo haya pasado a lo largo de la vida" Es así porque es lo que te mereces... Un abrazo dulce Dama del Norte...