Valencia de Alcántara - Caceres

Al levantarse, muy temprano, lo primero que hace es dirigirse con su linterna a la pared donde en un clavo tiene colgado el carburo, el cual enciende con unos mixtos. En la chimenea tiene la leña preparada del día anterior para hacer fuego. Coge el tronco mas grande y lo pone en la tiznera y unos tojos ( con mucho cuidado de no pincharse con los espinos ) para encender... encima pone trozos de "tarama" que parte con las manos, las cuales hacen un sonido que todas las mañanas me despierta, pero que al mismo tiempo me da seguridad en mis miedos de niñez, y dando media vuelta sigo durmiendo... ahora mas tranquilo.

Después del fuego encendido coge la olla, la llena de agua y la pone a la lumbre, una vez que empiece a cocer añade varias cucharadas de café molido...Cuando ya está a punto de hervir el suele coger con la tenaza una brasa la cual sopla para quitarle la ceniza y la introduce en la olla unos segundos ... para darle un "sabor especial " al café.

Mientras el café reposa ya apartado del fuego, se levanta, coge la palangana, la pone encima de una silla , echa un poco de agua que tiene en una cántara de barro y se lava la cara. Seguidamente como si de un ritual se tratara coge el peine y se peina flexionando un poco las piernas, pues el pequeño espejo que cuelga en la pared está un poco bajo.

Busca el taburete de madera de encina hecho por el y se sienta al fuego, coge la taza de porcelana, el " colaó " y se sirve un café... Lo saborea muy despacio con la mirada perdida en el fuego.

Cuando sale a la calle ya apuntan las claras del día, se aleja unos metros de la puerta del cortijo, saca su petaca y su librillo para comenzar a liar un cigarrillo, que se fuma mirando y esperando la salida del sol que le indicará el comienzo de un nuevo día de trabajo que solo acabará cuando el sol vuelva a desaparecer por el poniente entre los encinares .

Hoy después de muchos años y echando la vista atrás puedo verlo con su chaleco y su camisa blanca fumando su cigarro a las puertas del cortijo.

Era el comienzo del día a día durante muchos años de hombres
que lucharon por sus hijos, por sus familias, por su tierra, para
conseguir lo que tanto anhelaban ....una vida digna.

Hola VENDAVAL.

Yo no he vivido en un cortijo, pero leyendo esto, me he imaginado a un tío mió, cuñado de mi abuela que si vivió en uno algunos años.
Cuando yo lo conocí vivía en el Valuengo y me gustaba verlo como se hacia los cigarros. Tenía una petaca negra con el tabaco y un librillo rojo de papel de fumar. Cada vez que lo veía sacarlos del bolsillo me sentaba a su lado.
También me gustaba ver como extendía el trasmallo cuando venia de pescar. Luego mi tía, su mujer iba a vender por las casas los peces y ancas de ranas,y yo la acompañaba. Alguna vez comí ancas de ranas en su casa y estaban riquísimas.
Gracias, me has hecho recordar otra cosa de mi infancia.
Bueno saludos.
Carmina………………..

Borrado por su Autor.

Vendaval estoy de acuerdo contigo en lo que nos cuentas, cuéntanos mas historias de éstas que a mi me encantan leerlas aunque yo no las he vivido.