Valdefuentes - Caceres

EL ABUELO TIM.

Todas las tardes el abuelo Tim se sentaba uno de los bancos próximos a la encina que estaba situada en el camino de la Magdalena viejas.
Del bolsillo de su chaqueta sacaba la petaca, una la fotografía donde se encontraban el grupo de chiquillos amigos de su infancia. Juntos construyeron parte de los pilares de sus vidas. Sus torpes pasos habían pisado las hojas de múltiples otoños y las sombra de otros tantos veranos.
Cada vez que contemplaba aquella foto, convencía al abuelo Tim de que el tiempo no había pasado para ellos. Que sus cuerpos eran los mismos de aquella lejana infancia y que sus arrugas sólo eran disfraces del tiempo vivido.
Aquella foto, le hacía imaginar que todos ellos aun conservaban las mismas sonrisas descaradas de aquella lejana juventud. Las mismas fuerzas para amar y morir de placer en una noche de aventuras, para luego resucitar al amanecer con el mismo deseo de vivir.
Con el letargo de la tarde al abuelos Tim se le iban durmiendo los pensamientos. Para él, era como un ritual a aquellas largas tardes: mirar la foto, usar la pitillera, clavar su mirada en la lejanía del horizonte y extender sus brazos como queriendo atrapar a luz del sol, pero una vez más los rayos de este se le escapaba de entre los dedos de sus manos.
Con pasos torpes subía la calle empedrada y al llegar a la puerta de casa, alzaba la mirada y se le escapaba una media sonrisa.
El abuelo Tim, una tarde más regresaba a casa sin poder hablar con ninguno de aquellos aguerridos chiquillos del a foto, sus amigos íntimos de la infancia.

HIROJO

Amigo, una linda y bonita historia........Eres "Super".


UN ABRAZO

Hola Hirojo, bonito poema. Me ha gustado porque fotografías los viejos recuerdos de las personas de la 3ª edad. También he comprobado y me ha gustado mucho que hayas metido algunos pasaje de nuestra tierra en tu poema. Felicidades y buena semana santa.

Magníficos, salud y vida.

Hirojo, me gusta la regresión. Cuídate.

Poema todo nostalgico. En él se nota la ausencia de un tiempo pasado en nuestro pueblo, y pensar que hay quien dice barbaridades de vosotros.

Un vez más felicidades. Ah, haber si lo lee el lumbreras de los bares y aprende algo.