Aquella trágica tarde. Era una tarde de junio con un sol que derretia, en una plaza de toros demostró su valentia. Cegado de la ilusión con que el torero vivia, puso todo el corazón en demostrar su valia. Las cosas salieron bién en unos primeros lances, pero un descuido fatál terminó por alcanzarle. Herido y ensangrentado en la arena de aquél ruedo, sus compañeros lo cogen y se lo llevan volando. Nada pudieron hacer con aquella mala herida, sino solo comprender que poco queda de vida. No mucho tiempo pasó de saber el desenlace, de aquél torero valiente que nos dejó aquella tarde. Conocida la noticia por su novia Rosalia, juró que hasta su final de luto se vestiria. jacintoP. |