Serradilla - Caceres

Hay lideres políticos que aun habiendo sido dictadores en su mandato, son venerados por el pueblo cuando a éste se le apaga la vida, es el caso de Hugo Chávez, Presidente de Venezuela recientemente fallecido.

Admirado por los suyos y a la vez bastante polémico fuera de sus fronteras, debería dar lugar éste hecho a un análisis político profundo, donde solo Venezuela y a fecha de hoy, puede valorar su gestión interna como Presidente y desarrollo del País, posiblemente pudiendo alcanzar un sobresaliente para la mayoría de sus compatriotas, y asta y cuando el régimen político no entre en un estado de democracia que daría lugar por parte de las nuevas políticas a desvirtuar, criticar y criminalizar las políticas anteriores y a los que fueron mandatarios de éstas, si bien hay que reconocer, que ningún régimen alcanza ni puede alcanzar el acierto y la plena satisfacción en todas sus actuaciones ni a todos y en este caso concreto menos aun fuera de sus confines.

Lo que sí parece obvio o se ve bastante claro es que habiendo pluralismo político y siendo éstos antagónicos entre sí, con constantes luchas enfrentadas, no se crea prosperidad ni para el país ni para el ámbito personal de sus moradores, que han de soportar un lastre económico desmesurado a base de excesivos impuestos y privaciones sociales para el sostenimiento y cada vez mas precario sistema democrático y desnacionalizado, como le ocurre a España, además del hecho de no poderse controlar las actuaciones de tanta masa política que con el paso del tiempo dan lugar a tantas y tan variadas causas y por todos ellos, con corrupciones, malversaciones y todo tipos de atropellos sociales y económicos.

Hugo Chávez, al parecer murió de cáncer, pero murió entregado en cuerpo y alma por su país que le llora aun habiendo sido un dictador.
Nuestro país muere por un cáncer democrático y autonómico establecido, que llora por los que viven anunciándonos que esto es libertad.

Democracia sí, si los votos sirven para que se cumpla la opinión de los votantes,democracia no, si los votos solo sirven para satisfacer al poder, y creeré en la democracia Española cuando los que lloren sean los políticos, para ello tendría que cambiar la Constitución Española en varios aspectos de sus artículos y donde además se recoja que el voto de quien lo ejerce se llevara a la practica por sus representantes políticos al poder, so pena del incumplimiento de la campaña electoral, con las sanciones correspondientes y la anulación del mandato por ley, o convocatoria también por ley de nuevas elecciones.

Srs. Políticos Españoles, os queda mucho para que un pueblo de forma generalizada os llore para cuando Dios así lo quiera paséis a mejor vida, como ha ocurrido con el presidente de Venezuela.

Saludos una vez más a todos los foreros-as.

Cuanto le gusta al poder (sea monárquico, político, religioso) hacer callar a sus subalternxs.

Pueden caer sobres de punta, o siglos de historia colonial asfixiarnos, que siempre habrá a quien, dirigiendo, le moleste que sus vasallos hablen. Más para decir verdades.

Siempre saldrá a quien le molesten las voces que protestan, diciendo, "no tiene razón", o como gusta mucho decir por este foro, "son todxs trolls".

A los dictadores, o a quienes les gustaría serlo (aunque nunca lo reconocerán), un millón de personas que protestan les parecerán sólo una. Así se hacen las cuentas de las manifestaciones en su contra. De igual forma, pero en sentido contrario, hinchan los números de aquellas que sirven para apoyarles.

La historia nos muestra varias cosas. Una, que sólo es escrita de una manera, la de quienes vencen. Lo cual no quiere decir que existan otras muchas historias posibles, igual de válidas, las de quienes perdieron. Aunque esas no nos las van a querer contar, porque son las versiones de quienes lucharon contra el poder.
La segunda, que cuanto más nos digan "porqué no te callas", más necesario será seguir hablando. Porque ahí les está doliendo. Porque las verdades en la cara cuesta aguantarlas. Porque la persona que dice "porqué no te callas", ya no tiene argumentos para defender su postura, y se tambalea, y deja ver sus mezquindades.

No dejemos que nadie nunca nos calle, sobre todo, cuando tenemos cosas importantes por decir, y más aún, cuando lo hacemos no por defender nuestras posiciones personales, si no como parte de un colectivo o comunidad mayor.

Porque cuando llegue el momento, quizás nuestras voces ya no serán escuchadas, pero los ecos de las ideas por las que luchamos aún retumbarán.