Santibáñez el Bajo - Caceres

Si he visto al marrajo cagon TU PADRE y el MANTEQUERO


GUZMAN EL BUENO

Habla el moro Juan: Gumancillo, que llamarte inorante es una alabanza porque no te enteras de la misa la media. Hasta los muchachinos de la escuela saben que mi padre es un marrajo y yo soy otro marrajo, pero ni mi padres se llama el cid y yo tampoco me llamo el cid. De manera que si no te enteras de la pregunta cierra el pico federico.
Mira que eres ignorante y encima que estudiaste en un colegio de pago.
Pues que la pregunta que yo hago es: ¿Han visto por Santibáñez algún marrajo que diga que se llama el Cid?
Firmo: El moro Juan.

Por la parte que me corresponde, puesto que debería sentirme aludido, paso de contestar a un pitecántropo. Sin embargo, he hecho el esfuerzo de tratar de interpretar su línea, aunque para leerla debo reconocer que he tenido que ponerme la mascarilla. Es una medida profiláctica para que, en la medida de lo posible, no me afecten sus inmundicias.

Y como siguen teniendo vigencia, vuelvo a ofrecerle a su ilustre persona las mismas palabras que le dedicaba esta mañana:



He aquí a Guzmán el Bueno, un nuevo afectado por el virus de la memez. Se trata de un virus que produce diarrea mental y reduce el coeficiente intelectual a los niveles del mosquito del vino.

Fue una pena que Darwin no se tropezara con usted cuando llevaba a cabo sus estudios evolutivos, ya que hubiera sacado conclusiones opuestas a las que hoy le conocemos. No en vano su capacidad craneal es equiparable a la de los homínidos de Atapuerca.

Partiendo de esta constatación soy consciente de la imposibilidad de que usted llegue en algún momento a interpretar la lectura. Sepa usted, señor Guzmán el Bueno, como ya he señalado en más de una ocasión, que mi oficio es el de asar mantecas. El asar mantecas no significa que la coma, ya que mi tontuna no llega a tales extremos. Tenga a bien aceptar que son otros los que dan cuenta de la grasa que cae sobre las cenizas. Entre ellos cito a Guzmán el Bueno, el elemento clónico del Cid. Esta ingestión, indudablemente, le viene produciendo una galopante descomposición de estómago. Unamos a estas cámaras (= caguetas) las que se originan por causa de su cobardía.

Yo asé la manteca.