Santibáñez el Bajo - Caceres

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Fíjate que era guapa, que hasta yo, que soy su primo, me ponía gafas de sol para no deslumbrarme cuando la miraba. Me hubiera gustado casarme con ella, pero otro tuvo más suerte que yo. Tiene dos muchachos y un tercero que viene de camino, con lo que no le arriendo las ganancias a mi primo consorte, que en poco tiempo tendrá en casa cinco bocas que alimentar.
Yo, por mi parte, me casé casi obligado con una andaluza a la que en la era le hice perder lo que era, razón por la cual tuve que cargar con el mochuelo. Pero no creas que esto me ha hecho olvidar a la guapa de mi prima.
Así que ya somos dos a recordarla: tú y yo. Si encontráramos a otro igual a nosotros, ya habríamos configurado las tres patas para un banco.

¡Toma del frasco, Carrasco! o, lo que es igual, ¡Bebe del vino añejo, santibañejo!