Foro- Ciudad.com

Santibáñez el Bajo - Caceres

Poblacion:
España > Caceres > Santibáñez el Bajo
18-02-18 00:58 #14142559
Por:El_ pizarroso

La Pingolla de FELIX BARROSO."CARNAVAL DE PLÁSTICO"
Este articulo de opinión es de FELIX BARROSO GUTIERREZ,que en el día de hoy 17/2/2018,a salido publicado en DIGITAL EXTREMADURA.

https://digitalextremadura.com/carnaval-de-plastico/:

Si echamos una ojeada a los carnavales de esta apergaminada piel de toro que han recibido algún calificativo cultural o turístico, veremos que, en su gran mayoría, son festejos de corte rural, donde el mito y el rito, perdidos en la nebulosa noche de los tiempos, se patentizan a la vuelta de cualquier esquina


A todos los buenos amigos “canchaléruh” (hijos del pueblo de Aceituna),
que el pasado día 10 de febrero (“Sábadu Gordu del Entrueju) acompañaron
y arroparon en todo momento a los miembros de la Corrobra Folklórica y
Etnográfica “Estampas Jurdanas”, desplazados a dicha localidad para
confraternizar, compadrear y mostrar algunos “rejuíjuh” (escenas
carnavalescas) de los antruejos de la comarca de Las Hurdes.

Así ocurre por Galicia, donde siete de estas fiestas son de Interés Turístico Regional y dos de ellas (Entroidos de Xinzo de Limia y de Verín) de Interés Turístico Nacional. En Navarra, son considerados como Bien de Interés Cultural los carnavales de Ituren, Zubieta y Lantz; el de Altsasu es Fiesta de Interés Turístico. En Castilla-León, los carnavales más destacados en todas las guías turísticas son, entre otros, los de Navalacruz y Navalosa (Ávila), Mecerreyes y Poza de la Sal (Burgos) o Carrizo de la Ribera y Velilla de la Reina (León). En lo que toca a nuestra región extremeña, contamos con los festejos del Pero Palo (Villanueva de la Vera) y del Carnaval Jurdanu, declarados como Fiestas de Interés Turístico Regional. Y así podíamos seguir hasta darle la vuelta a la antigua Iberia.

Lamentablemente, en otras muchas villas y lugares de nuestros medios rurales, que antaño contaban con unos antruejos con cimentadas y valiosas razones para llamarse así, han trocado sus raíces y sus propias identidades como pueblo por una mala copia del carnaval urbano, el que se celebra en algunas grandes urbes o ciudades. Es el llamado “Carnaval de Plástico”, donde no existen ritos ni mitos, sino encarnación de personajes que nada tienen que ver con el imaginario de la colectividad, amasado a lo largo de los siglos. La ignorancia supina de alcaldes, concejales de festejos, asociaciones de amas de casa y de mujeres, AMPAS y otras entidades locales, incapaces de entrever la enjundia, dimensión y proyección del carnaval legado por sus mayores, ha dado lugar a que se arrincone y se denueste lo auténtico por una burda imitación de lo artificioso y foráneo. Lógicamente, esto no pasa en los pueblos que tienen afianzadas sus raíces y clara conciencia sobre sus patrones identitarios. Se ha pasado de la espontaneidad, la transgresión, el carácter libertario y heterodoxo, la solidaridad, la anticompetitividad, los aires de concejo abierto y otros virtuosos (en el sentido laico y colorista de la palabra) valores propios de los antruejos rurales a una carnaval enlatado en naves o pabellones municipales. Se ha encorsetado al verdadero carnaval de nuestras poblaciones, siendo teledirigido por Ayuntamientos y otras entidades que, en plan jerárquico, otorgan premios monetarios a tal o cual comparsa o a tal o cual disfraz. ¡Totalmente increíble y abominable! El espíritu de las auténticas carnestolendas está enfrentado a cualquier tipo de jerarquías, que siempre fueron ridulizadas por el pueblo-pueblo, por el pueblo llano, por el pueblo-Sancho. No admite la competitividad de los ridículos concursos organizados, porque su propia razón de ser rechaza furibundamente la pugna o rivalidad. Aquel espíritu festivo hacía del CARNAVAL (con mayúsculas) toda una catarsis vecinal donde nadie era más que nadie y, durante unos días, no existían clases sociales y el más pobre y desastrado de la localidad se convertía en rey y el más renegado y ateo en cardenal o arzobispo.

El legítimo carnaval tiene sus propios códigos, sus símbolos, sus gritos y silencios, sus complicidades, su mundo de gestos y todos los que participan o lo ven desde la barrera están expuestos a todo tipo de chanzas. Lógicamente, para arrimarse a estos antruejos hay que tener muy clara conciencia de que se entra en una órbita dimensional acelerada. Hemos visto más de una vez cómo cierta gente se ha molestado porque le han arrojado un puñado de paja, ceniza, salvado o le han lanzado, mediante rústicos “trabúcuh” de cañas, agua mezclada con otras sustancias coloreadas y, a veces, no muy odoríficas. O son instados a pagar una ronda de vinos por no dejarse tiznar el rostro, o si se tercia, pueden ser hasta manteados. Incluso nos hemos percatado, en el Carnaval Jurdanu, a gente hacerse cruces cuando contemplan el desinhibido y atrevido “rejuiju” de “La Cricona” (“crica”, en el dialecto de la zona, significa vulva o vagina de la mujer), tachándolo de pornográfico. Y es que estas almas intolerantes, puritanas y que no saben asumir una broma carnavalesca ignoran toda la génesis de los antiguos carnavales rurales. Antes, todos los vecinos de una comunidad rural eran muy conscientes de que esos días de antruejos estaban permitidas muchas cosas que no se toleraban el resto del año. Tenían muy claro aquel dicho que corre por los pueblos de muchas comarcas altoextremeñas: “Pol carnaval tó pasa, y el que no ehté a guhtu que se encierri en casa”.

No es de extrañar, por ello, que las dictaduras, ciertas jerarquías eclesiásticas y civiles y la gente llamadas de “Ley y Orden” (mejor sería decir de “su ley y su orden”), hayan prohibido radicalmente o critiquen y fustiguen aceradamente a este viejo y descarado carnaval. A veces, la represión fue terrible. Me cuentan que, en mi pueblo, Santibáñez el Bajo (por poner un ejemplo bien cercano; podría poner otros muchos), cuando los franco-fascistas tomaron la localidad a principios de agosto de 1936, fueron peladas al cero y obligadas a beber aceite de ricino varias mujeres que habían sido las protagonistas del carnaval de ese año y de otros anteriores. Estas vecinas, todas enlutadas y con cirios, desfilando detrás de una compañera que iba revestida de clérigo, proferían grandes voces y se desgarraban las indumentarias viejas y sucias que llevaban. Representaban el “Entierru de la sardina”. La que hacía de “sacrihtana” llevaba un “zachu” (azada) y, por el “legíu” (ejido comunal) iba “jadiendu bóchih” (haciendo hoyos) cada dos por tres. Y sobre cada hoyo se colocaban algunas de ellas y, arregazándose las sayas, puestas de pie, orinaban a la vez que soltaban a gritos expresiones como “¡ehti meau con tantu aroma, pal Papa de Roma!”, “¡Meal, meal jahta enllenal el bochi, y lo que sobri que se lo beba Gil Róblih! (dirigente de las derechas durante la II República)”, “¡a bebel y a meal cumu leónih: el vinu bien que moh sienta, y el meau pa loh Borbónih!”

No queremos hacer una acerba crítica de quienes han optado por sustituir nuestro alocado carnaval rural por ese otro moderno. Sabemos de gente por nuestros pueblos que, cargada de ilusión, se dedican parte del año, a ratos perdidos, en forjar sofisticados trajes y artilugios para lucirlos en los días de las carnestolendas y, a poder ser, alzarse con el primer premio en los concursos publicitados. Esa gente desconoce, en su mayor parte, los valores de los antruejos que celebraron sus padres y abuelos. y se han dejado deslumbrar por las refulgentes alharacas de una sociedad de consumo que también es culpable de bastardear nuestros antruejos. Pero muchos de nuestros Ayuntamientos están dotados de oficinas de turismo y de gestores culturales, a los que se les debería exigir un conocimiento bastante profundo de la Cultura Tradicional-Popular de la comunidad con la que trabajan. De esa manera, se evitaría el desarraigo sociocultural y se fortalecería la identidad propia. Ni que decir tiene que las comunidades que tienen el concepto de pertenencia armónicamente desarrollado (y cada vez son más en este país) aborrecen de ese falso carnaval y lo ridiculizan en sus pantomimas. Sabido es que el carnaval de la gran urbe, siempre atiborrado de abigarrados colores y tan psicodélico, arranca de los bailes de máscaras celebrados, en el siglo XVIII, en los grandes salones de la nobleza y de la alta burguesía capitalista. Pero los antruejos del medio rural, antropológicamente hablando, son mucho más ricos en mitologías y rituales, y sus orígenes, siempre nebulosos, se pierden en la noche más arcaica de la Humanidad. El pueblo bajo y llano, el de nuestros medios rurales, siempre fue súbdito de reyes y nobles y explotado a veces hasta la extenuación por esta gente que nació con un pan bajo el brazo y por la burguesía capitalista que surge después. A tales estamentos siguen perteneciendo los eternos terratenientes extremeños. Por lo tanto, ¿qué pintan los jornaleros y pequeños y medianos campesinos u otros obreros mil de nuestros pueblos imitando las burguesas diversiones de los señoritos, teniendo como tienen todo un interesante legado carnavalesco de sus antepasados? ¿Acaso algún antropólogo, etnográfo, etnólogo, etnomusicólogo u otros investigadores de la Cultura Tradicional-Popular se interesa por el “Carnaval de Plástico” que ha invadido muchos de nuestros pueblos? No se acerca a ellos ni un solo periodista ni un equipo televisivo, por carecer de raíz y de sustancia.

Hace falta mucha PEDAGOGÍA (también con mayúsculas) para los que están al frente de las instituciones en nuestras poblaciones se percaten de lo que se traen entre manos. Y en ese papel tienen gran responsabilidad muchos implicados. Hasta nuestros centros de enseñanza deberían organizar con los alumnos talleres sobre el Auténtico Carnaval, que nada tiene que ver con el Carnaval-ONG o el Carnaval-Edulcorado. Unos antruejos de ley y con pedigrí, fieles a la tradición heredada, solo son aquellos que no se dejan controlar, son la antítesis del consumismo y de la competitividad capitalista y los que, durante unos días, ponen el mundo del revés, suponen un alivio de las tensiones diarias y envían mensajes subliminales de rebeldía, de protesta social y de cambiar el orden establecido. Si no cumplen estas condiciones, podrán llamarse Concurso de Disfraces o Fiesta de Comparsas, pero NUNCA, JAMÁS, Carnestolendas, Antruejos o Carnavales.

Buenas noches.
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
La Pingolla de FELIX BARROSO "COCINEANDO" Por: El_pizarroso 25-01-15 18:05
El_pizarroso
0
!!!La Pingolla!!! de FELIX BARROSO,"MOJAR LA OREJA" Por: El_pizarroso 05-10-14 15:53
El_pizarroso
0
!!!La Pingolla!!! de FELIX BARROSO,"EDUCACIÓN" Por: El_pizarroso 21-09-14 22:14
El_pizarroso
0
!!!La Pingolla!!! de FELIX BARROSO,"APOLTRONADOS" Por: El_pizarroso 23-08-14 14:34
El_pizarroso
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com