Santibáñez el Bajo - Caceres

Esta es una nueva sección de Felix Barroso publicada en el diario digital Extremadura,que a parecido el día 21 de Noviembrwe del año 2016.

Más que de sobra sabía la tribu que si uno no era rebelde en la adolescencia, jamás lo sería nunca. Por ello, procuraba seguir al pie de la letra la máxima del escritor anarquista mejicano Ricardo Flores Magón: “La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”. Pero, ciertamente, aquellos años no eran proclives a muchas licencias libertarias. Nuestra tribu ya oteaba otros horizontes cargados de libertades y nos iba guiando en nuestra batalla, encarrilándonos para no fallar en nuestras estrategias. Parafraseando al novelista estadounidense Harlan Coben, nos remachaba: “No cometáis errores; la adolescencia es una guerra: nadie sale ileso”. Y nos educaba para no quedarnos cruzados de brazos ante las asechanzas de los felones. Hoy, podemos decir bien alto que, gracias a la tribu, podemos hablar por boca del educador brasileño Paulo Freire: “No es la resignación en la que nos afirmamos, sino en la rebeldía frente a las injusticias”.

Asistíamos, con nuestra rebeldía a cuestas y casi sin darnos cuenta, a los estertores de un régimen surgido de una espantosa guerra civil que él había provocado y ganado. Más tarde, nos daríamos cuenta que nos vendieron gato por liebre y que aquello de la Transición no fue más que un pufo y una bajada de calzones por parte de una izquierda que lo único que buscaba era tocar poder. Ahora sabemos que aquel franco-falangista (jamás falangista de verdad y de la clandestinidad) llamado Adolfo Suárez González, nombrado duque de Suárez y grande de España por su gran amigo y confidente Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón (exrey de España, mujeriego, cazador de elefantes y amasador de oscura fortuna, a tenor de lo plasmado en periódicos y revistas), nos estafó de mala manera siendo presidente del Gobierno, allá por 1977.

Nos camufló los términos “rey” y “monarquía” en el edulcorado embalaje de la ley de la Reforma Política y nos vendió la moto bien vendida. El abulense de Cebreros era sabedor por encuestas internas que de convocarse un referéndum sobre la figura del rey, más del 60% de españoles votaría en contra. Por ello hizo tongo. Razón no le faltó a la lengua acerada del socialista Alfonso Guerra González cuando le tachó de “tahúr del Mississipi, con su chaleco y su reloj”. Curiosamente, los conversos Alfonso y su patrón Felipe González Márquez, hoy contemporizadores con reyes y otros poderes fácticos que no tienen nada de democráticos, eran los que más insistían sobre un referéndum acerca del binomio monarquía/república.

No podíamos imaginar que esos dos dirigentes (sobre todo el sevillano nacido un 5 de marzo de 1942) de un partido histórico, de izquierdas y revolucionario, acompañados de toda una hueste de incondicionales, asestaría a traición una puñalada a uno de sus secretario generales; todo un “golpe de Estado perpetrado por un sargento chusquero”, en palabras del exministro socialista Josep Borrell Fontelles. Toda una cuadrilla que ha pisoteado vilmente unas siglas cargadas de historia y de lucha en favor de los más débiles, que mueve de manera cenagosa y tras bastidores los hilos, junto con una derecha carcomida por la gafedad corrupta, para que aquel “guerrero del antifaz” que responde al nombre de José María Alfredo Aznar López no dé cuentas sobre el sucio papel jugado por su gobierno en la guerra de Irak. O que ha estado a punto de permitir que el reaccionario, ultracatólico y opusdeísta exministro pepeísta Jorge Fernández Díaz fuera elegido presidente de la Comisión de Exteriores en el Congreso. O que ha dado luz verde para que otro derechista, el diputado por La Rioja Emilio del Río, sea nombrado presidente de la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación de RTVE.

Dicho diputado dirigió la Consejería de Presidencia del Gobierno de La Rioja entre 2003 y 2015 y tiene una causa abierta por la supuesta desviación de siete millones de euros a medios de comunicación con fines partidistas. Sara Carreño, diputada de Unidos Podemos por la comunidad riojana ha afirmado que ese nombramiento “es como poner al lobo a cuidar el gallinero”. O que aplaude que los reyes de España, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia y Letizia Ortiz Rocasolano, se suban sus ingresos en un 100% y en un 28,9%, respectivamente. Y que su hija Leonor, futura reina si los españoles no deciden lo contrario, que no los políticos de la podrida caverna, sea agraciada con 102.464 euros por el simple hecho de ser quien es y pese a tener tan solo ocho años de edad. Todas esas cantidades a cargo de los fondos públicos. Mientras, en este país, dos millones de niños pasan auténticas necesidades y miles de familias se contentan a la fuerza con contratos basura y no pueden llegar a fin de mes.

¿Quién se lo iba a imaginar en nuestras rebeldes y revolucionarias adolescencias? Para tal viaje sobraban muchas alforjas. Estaban de más todas esas casas reales, estamentos militares y económicos, la Ángela Merkel y el François Hollande y otros organismos antidemocráticos que, según han publicado ciertos medios, se aliaron con ciertos prebostes del PSOE (fundamentalmente con el que algunos conocen como el “Señor X” y “Dios” dentro de las filas socialistas) y presionaron de manera obtusa y caciquil para que el “No es No” pasara a ser una vergonzosa y humillante abstención a la hora de investir como Presidente del Gobierno a Mariano Rajoy Brey. Y, mientras, la Susana Díaz Pacheco, al que el conocido columnista Manuel Porras Alcántara llama la “Agustina de Andalucía”, exclama en un vídeo que “el PSOE no es izquierdas ni de derechas”. ¡Ahí queda eso, para mayor gloria de los fundadores de tan histórico partido! “El cuentu de Juan Palombu -como diría mi paisano Pedro Sánchez Gutiérrez, al que llamábamos en vida Ti Pedru Sabina-: yo me lo guisu y yo me lo comu”. Y detrás añadía: “O el cuentu de Ti Hilariu el Grillu, que se jadía el tontu peru era un pillu”.

La tribu nos enseñó a rebelarnos contra las injusticias en nuestras adolescencias y por eso hoy nos estomagan y nos soliviantan. Y no hay cura para ello mientras no se barra la inmundicia de esta vieja piel de toro con una recia escoba de tamujos. Peor remedio tienen las turbulencias amorosas, que, cual sarampión, nos brotaban (continuarán brotando por los siglos de los siglos) en aquellos alocados años por todo nuestro epitelio. Años de los que quedan las huellas de un perdido y luminoso día en espeso rebollar del paraje de “La Madre el Agua”. Ella era guapa y morena, con unos inmensos ojos verdes. Trajinaba en un huerto liliputiense, junto a una noria de varal y zaque. Aproximamos apasionadamente nuestros labios. Fueron los primeros besos empapados de calor y de color, de jugos arrebatadoramente románticos. Encima de nosotros, pendía de una rama de un roble un precioso nido de oropéndola. El pájaro, vestido de negro y amarillo, cantaba mientras nos besábamos con su sonido aflautado en otra rama. Jamás se me olvidará, en tanto me mantenga en pie en esta vida, tan entrañable recuerdo.

Los integrantes de la tribu nos comentaban que el mal de amores tenía muy mala cura. Ay de las musas que comenzaban a cosquillearnos en nuestros ventrículos, a quienes siempre respetamos al máximo y fueron dignas de toda comprensión…! En el fondo, amadas eternamente por quienes queremos ir por la vida de puntillas y a los que ni por asomo se nos ocurre pensar que somos más que nadie. Pero de esto ya hablaremos en otro capítulo de nuestra insurrecta adolescencia. ¿Habrán tenido musas de carne y huesos aquellos politicuchos y politicastros (algunos pasarán a la Historia cargados de honores y medallas) que nos timaron en su tránsito por torcidos caminos que jamás enderezaron y que aún se empeñan en esa transición tan llena de mentiras, de timos, desfalcos y frustraciones? Sinceramente, lo ponemos en duda.

El pasado 7 de noviembre se nos fue Leonard Norman Cohen, el poeta, novelista y cantautor canadiense. Fue él quien dijo que “el amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males”. De Leonard y de su musa Marianne Ihlen también hablaremos más tarde. Hoy, toca hablar de rebeldías e injusticias. Por ello, al aguardo de esa escoba de tamujos que barra de raíz las costras que criaron las basuras y nos depare un amanecer con cantos de oropéndolas y rezumando libertades mil, echamos la cremallera a estas líneas con un retazo de la voz grave y apesadumbrada, casi depresiva, del cantautor de origen judío. Gracias, Leonard, por los acordes que pusiste a tu inmenso poema “El Partisano”:

“Oh, el viento, el viento sopla.
A través de las tumbas, el viento está soplando.
La libertad pronto vendrá.
Entonces, saldremos de las sombras…

Buenos dias.