Foro- Ciudad.com

Santibáñez el Bajo - Caceres

Poblacion:
España > Caceres > Santibáñez el Bajo
25-02-16 17:55 #13006681
Por:El_ pizarroso

La Pingolleta de FELIX BARROSO "ANTRUEJOS"
Este articulo de opinión es de FELIX BARROSO GUTIERREZ,que en el día de hoy 9/2/2016,a salido publicado en EXTREMADURA PROGRESISTA o DIGITAL EXTREMADURA

Hace ya una buena gavilla de años, en la primera veintena del siglo XX, un cronista que firmaba como Sir Jones daba cuenta en el periódico escocés The Sunday Post sobre su paso por el pueblo cacereño de Aceituna. Viajaba a lomos de una mula, llevando como espolique a un mozo de Ahigal llamado Pompeyo Paniagua Domínguez. Vino a caer por la población de los “canchaléruh” (así son motejados los vecinos de Aceituna) cuando ardía en explosión carnavalera. Sir Jones nos habla de una “Vaca Tizona” de mentirijillas que, con sus cuernos, intentaba levantar las largas sayas de las mujeres; del ruido atronador de las carracas, tamboriles y cencerros; de los gallos que corrían los mozos a lomos de caballerías; de los gatos que manteaban (uno de los cuales, por cierto, saltó de la manta y cayó sobre el rostro de uno de los mirones, produciéndole serios arañazos); de las mujeres que portaban al modo de unas enormes jeringas de caña, por las que arrojaban un líquido verdoso y maloliente sobre los que se cruzaban en su camino, no librándose el escocés, al que le dejaron su impoluto traje hecho una mierda…

Para remate de feria, Sir Jones narra cómo cayó en manos de unos quintos que repicaban castañuelas adornadas con vistosos madroños de lana. Quisiera o no, tuvo que trasegar vino y aguardiente por un tubo y dejar que lo empolvoran de ceniza y de salvado. Con la merluza a cuestas, fue a parar a casa de un regidor de nombre capicúa: Antón Rina Antón, paisano solterón que vivía con una hermana aún más solterona, llamada Bruna, a la que el británico describe como un espectro viviente, de manos sarmentosas, nariz ganchuda y tan reseca y amarillenta que parecía que la habían chupado un batallón de vampiros. A él le metieron en un cuarto oscuro con una cama que para acceder a ella había que subirse en una tajuela. Lo intentó dos o tres veces, pero con la filoxera que llevaba rodó por el suelo a cada intento. Al fin lo consiguió y quedó a solas con la solterona, que el hermano y el espolique se perdieron entre el tamborileo y las sombras de la noche.

Refiere Sir Jones que, andando ya roncando, sintió que algo pesado caía sobre su cuerpo. Atentó el bulto y se percató que tenía una mujer encima. Se imaginó enseguida que debía ser la solterona e intentó quitársela del medio. Pero ésta, aferrándole fuertemente, le susurró en la jerga dialectal de la comarca: “Jaga uhté el favol y no me s,ehpanti, que yo lo únicu que quieru eh que me la jinqui, qu,entoavía, a loh mih áñuh, no conocí varón, y no piensi uhté que jadrá pecau nengunu, que andámuh en loh entruéjuh, y por loh entruéjuh son güénuh tóh loh pelléjuh”. El inglés, atemorizado, se zafó como pudo de aquella arpía y, con las ropas bajo el brazo, se echó puertas afuera. Aquella misma noche, sin reponerse del susto, emprendió el camino hacia el lugar de Montehermoso.

Para antruejos, los de antaño, que ya nuestros pueblos se ven invadidos por aquel “carnavale”o “carnelevare” (términos itálicos opuestos en su significado pero idénticos en su fin último) que nos llevaría a los bailes de máscaras cortesanos del siglo XVIII y otros uniformados desfiles y rodajes de vistosos carruajes tan del gusto de las clases burguesas. El pasado sábado estuvimos en Aceituna, donde nos honra el tener grandes y buenos amigos. Celebraban la matanza canchalera y daban el pistoletazo de salida a los carnavales. Nos pusimos las botas con las riquísimas patatas con carne y nos fuimos detrás del tamboril de Tío Vicente García. Ya no había “Vaca Tizona”, ni los mozos corrían los gallos ni se ejecutaban aquellos antruejos transgresores con los encorsetamientos cotidianos y con los poderes fácticos, de los que nos dejó memoria el cronista Sir Jones. Ahora, como en tantos y tantos pueblos de nuestra geografía extremeña, se rendía tributo al carnaval urbano, donde prima el espectáculo y no hay un solo atisbo de aquellos legendarios rituales que heredamos de las Saturnales, Lupercales y Matronalia romanas, e incluso de otros anteriores, que se pierden en la noche de los tiempos.

Antruejo fue la palabra que acuñó el pueblo desde tiempo inmemorial. Sebastián de Covarrubias nos hablaba, allá por 1611, de tal término: “En las aldeas se llama antroydo. Son ciertos días antes de Cuaresma, que en algunas partes los empiezan a solemnizar desde los primeros días de enero, y en otros por San Antón. Tienen un poco de resabio de la gentilidad y uso antiguo”. También recibieron el nombre de carnestolendas, que en un primitivo misal mozárabe se mienta a “Dominicam ante Carnes Tolendas”, y en otros legajos se dice “Carnes Toliendas”. Siempre cayeron, y caen, en luna nueva; por eso dice el viejo refrán aquello de “ni antruejo sin luna, ni feria sin p-ta, ni piara sin artuña”. Y también aquello otro de “Antruejo, buen santo; Pascua, no tanto”.

Estuvimos en Aceituna y oímos tocar a Tío Vicente la antiquísima tonada de “La Retamilla”, que nos traía ecos de los antruejos de antaño. Cantaban los recios “canchaléruh”, los que peinaban canas, que los más jóvenes desconocían por completo aquellos cánticos. Estuvimos en Aceituna y teníamos que haber estado en la aldea de Horcajo, donde toca hogaño celebrarse el “Carnaval Jurdanu”. Pero se había retrasado hasta que el tiempo despejase, por aquello de que, en la jornada programada, se anunciaba un gran temporal de agua. Y lo cierto es que, al menos en Aceituna, que prácticamente está en la frontera del territorio jurdano, no cayó una sola gota hasta que la noche nos cubrió con su azabache manto. Más nos hubiera valido no hacer caso a las agencias meteorológicas, que hasta el corvejón meten la pata muchas veces, y escuchar la experiencia sobrada del refranero. Porque febrero es un mes fullero, embustero y veletero. “Febrerillo el loco: ningún día se parece a otro”. O como dicen por estos pagos: “Jebreru, a la mañana mata al güé, y a la tardi enjuga el cueru”, o “jebreru, el meh de lah mujérih: de nochi jadi sol y de día lluevi”.

Aguardamos, impacientes, al que las nubes se retiren y se nos vengan un sábado flamante y flamenco. Hasta los idus de marzo dejará de haber un sábado en regla. Las Hurdes han conseguido sacar de sus rescoldos a unos antruejos que son el fiel reflejo de toda una catarsis por la que se desbordan las pasiones y tensiones reprimidas durante el año. Toda una inversión de valores físicos, morales y sociales. A mil años luz del psicodélico carnaval urbano, que, en sí, nada tiene que ver con la autenticidad, espontaneidad, rupturismo, espíritu libertino y libertario del antiguo antruejo. No hay cosa más opuesta a las carnestolendas que la homogeneización, la uniformidad y el carácter competitivo de esos concursos de disfraces que incluso subvencionan y apoyan administraciones públicas que no tienen ni remota idea de lo que entraña y se cuece dentro del término latino “introito”: el “antrueju” o “entrueju” al que se refieren nuestros mayores.

“Corróbrah” carnavaleras por las tierras jurdanas, donde cada personaje y cada “rejuiju” (pantomima) llevan tras de sí una razón de ser, que forma la trabazón de vetustas mitologías. La cotidianidad queda hecha añicos. La dualidad de muerte-resurrección queda patente en el parto de la “Tía Rechonchona”, o en el apaleo, ahorcamiento y quema de ese gigantesco pelele, mitad hombre y mitad macho cabrío, dotado de grandes atributos sexuales, llamado “El Morcillu”. Se espantan los males del invierno ensordeciendo las calles con las zumbas de los campanillos y de los tamboriles. Despierta de su letargo la “Osa del Cabezu” y se llama a voces a la primavera, para que se allegue lo más pronto posible con su explosión fecundadora. Ritos genésicos, cargados de provocativo erotismo, en los “Araórih del Rozu”, en “La Mona” y en la “Vaca Pinta” o el “Toru Bardinu”. Se pasea a lomos de un burro al “Rey del Antrueju”: un rey republicano al que se elige por aclamación popular. Se canta, se baila, se brinca, se retoza y se come y bebe “a jinchapelleju”. “Carpe diem”. Se institucionaliza transitoriamente la irracionalidad y la locura. ¿Acaso subterfugios y válvulas de escape para reforzar el mismo orden social que se parodia y se censura?

Las Hurdes no pueden dejarse perder sus antruejos. No basta con sacarlo de los rescoldos, sino involucrar en ellos a los niños y a los jóvenes, para salvaguardarlo de la globalización de los tiempos. Ya está tardando la Administración regional en protegerlo como bien de interés cultural. Lo piden a voces antropólogos, etnógrafos, etnomusicólogos y un largo etcétera de investigadores de la Cultura Tradicional. Como se ha hecho en otras partes. Que el peso de la historia caiga sobre aquellos que, teniendo responsabilidades, lo dejen languidecer y morir, como ocurrió con la arquitectura tradicional de la comarca y otras valiosas mimbres que conformaban estas abruptas montañas. A todos, los de dentro y los de fuera, os esperamos en cuanto escampe el tiempo, porque ese día en la alquería de Horcajo retumbarán los versos que Juan del Enzina compusiera allá por 1496: “Hoy comamos y bebamos/y cantemos y holguemos,/que mañana ayunaremos./Por honra de San Antruejo/parémonos hoy bien anchos,/embutamos estos panchos,/recalquemos el pellejo,/que costumbre es de concejo/que todos hoy nos hartemos”.

Seguiremos, en la próxima Pingolla, hablando del carnaval, pero de otros carnavales bien distintos, porque bien dice quien dice que “todo el año es carnaval y, en estos tiempos, mucho más”. Hoy, nos hemos permitido hacer una digresión y aparcar nuestro análisis y critica de la actualidad sociopolítica. Seguro que nos lo agradecerá aquella que también lleva furia carnavalera en sus trigueñas pupilas y, cuando se dirija el día señalado hacia Horcajo, dirá a los que van con ella: “Pol carnaval tó pasa; el que no ehté a guhtu, que se quedi en casa”. Y lanzará un “rejinchu” (jijeo) que levantará a los muertos de sus penumbrosas tumbas.

Buenas tardes.
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
La Pingolla de FELIX BARROSO.AVE QUE VUELA,A LA CAZUELA (II) Por: El_ pizarroso 13-01-18 19:11
El_ pizarroso
0
Recordatorios ¡LA TRIBU:INFANCIA! de Félix Barroso Gutiérrez. Por: El_ pizarroso 16-10-16 15:12
El_ pizarroso
0
La opinión de Felix Barroso, "Romería popular en Santibáñez el Bajo" Por: El_ pizarroso 29-04-15 22:18
El_ pizarroso
0
La Pingolla de Félix Barroso."Intrahistoria" Por: El_pizarroso 15-03-14 18:12
zayasmontero1999
1
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com