La Pingolla de FELIX BARROSO "MAREANDO LA PERDIZ" Este articulo de opinión de FELIX BARROSO GUTIERREZ,que en el día de hoy 11/1/2016,a salido publicado en EXTREMADURA PROGRESISTA o DIGITAL EXTREMADURA Aquellas Nochebuenas que, en las trincheras se calentaban por la sangre derramada, en el pueblo eran puro carámbano. En el arroyo que flanqueaba el lugar por su parte norte, las mujeres rompían el hielo con piedras para lavar las humildes indumentarias. Se agradecía el sol del mediodía y algunos cantes, pese al olor de la pólvora y la muerte, salían de los labios escaldados por los fríos. Evarista Jiménez Montero, siempre “echá pa,lantri”, rompió el murmullo del agua con un fandango de Manuel Vallejo: “Después de escuchar el himno,/y al grito de ¡viva España!,/canto el fandango gitano,/que en él he puesto mi alma,/como buen republicano”. Puede que lo cantara a sana fe, pero oídos hubo que así no lo escucharon y se arrastraron como gusanos en la delación. Transcurrían las Navidades del 36 y en el frente republicano Ángel Sampedro Montero, “Angelillo”, el cantaor nacido en el barrio madrileño de Vallecas, entonaba aquel zorongo de “¡Ay de los generales/que se han “alzao”,/que en estas Nochebuenas/serán “ahorcaos!” Y la tropa, enfervorecida, coreaba las estrofas. Angelillo tuvo que poner pies en polvorosa al perder los republicanos la Guerra, como tantos otros cantaores que siempre estuvieron al lado del pueblo. El flamenco siempre fue rebelde y contestatario. Muchos se fueron para no volver. Evarista Jiménez había nacido un 14 de octubre de 1912. Era lunes y, cuando la echaba su madre al mundo, el presidente estadounidense Theodore Roosevelt era víctima de un atentando en la ciudad de Milwaukee. Se celebraba a San Carponio y a Santa Manequilde. A Evarista, hija de Ti Francisco Jiménez Gutiérrez y de Ti Julia Montero Jiménez, la mandó llamar el alcalde de la población, Fulgencio Corrales Martín, hijo y médico del lugar, que había evitado los intentos criminales de cachorros de la derecha (todos ellos forasteros) contra los vecinos más representativos de la izquierda. Al alcalde le acompañaban los miembros de la comisión gestora nombrada por los golpistas a principios de agosto de 1936. Venían a ser los mayores propietarios de la localidad: cuatro vocales que no llegaban ni por asomo a terratenientes y que se quedaban en la categoría de “riquinos”, o “ricos-pobres”, como decían otros. Don Fulgencio se dirigió a Evarista y le preguntó si era cierto que había cantado aquel fandango de Manuel Vallejo. Evarista le contesto: “Miri uhté, señol alcaldi: yo no sé si esi canti era de esi señol que usté dici, que yo se lo ehcuché cantal a ótruh vecínuh éhtuh áñuh d,atráh, que lo han cantau múchuh loh díah de fiehta pol lah tabérnah, y no creu que si ántih no dicían ná pol cantal-lu, no sé pol qué ahora me reprendin a mí pol que lo canté el otru día cuandu ehtaba lavandu loh javíuh en el Pizarrosu”. Don Fulgencio, el médico y presidente de la comisión gestora, se percató enseguida que aquella vecina tan flamencona no era consciente de lo que cantaba y quiso cerrar el asunto. Sin embargo, uno de los vocales, muy escorado a la derecha y gran partidario de los golpistas que habían incendiado España con una guerra civil, pretendió que Evarista recibiera un escarmiento por su osadía y, con su pobre pero criminal oratoria, empezó a echar baba por la boca. La paisana, legítima nieta materna de Ti Juana Jiménez Barroso, que por lo que cuentan también era de armas tomar y que matrimonió con Ti Manuel Montero Caletrío, saltó como un resorte: “¡Deji uhté de mareal la perdí, que eh lo únicu que sabi jadel en el pueblu! Uhté acohtumbra a dicil una cosa pol delantri y otra pol detráh, que bien que me tira alabánciah y me saca loh colórih cuandu m,encuentra paí a sólah pa Loh Olivárih o pa Lah Fíñah… ¡Y no me tiri máh de la lengua, que pongu aquí y en boca del pueblu tó lo m,he callau!” . Como una exhalación, temblando y no de frío, el vocal, temiendo por su reputación, retiró lo dicho y, como queriendo quitar hierro al asunto y conjurar el peligro, animó a Evarista a que cantara otro fandango y “lo pasau, pasau”. Evarista, que sabía muy bien lo que cantaba, le echó ovarios al ofrecimiento y se arrancó por un fandango de José Ruiz Arroyo, “Corruco de Algeciras”: “Lleva una franja morá,/triunfante nuestra bandera,/lleva una franja morá,/la conquistó España entera./Por Hernández y Galán/rompió España sus cadenas”. Acabando, se levantó, pidió permiso para retirarse y, mirando a aquel vocal de arriba abajo, en actitud desafiante, le espetó: “¡Jala, a mareal la perdí pa otra parti!”. Pues mareando la perdiz nos tienen a los españolitos de a pie, en este invierno en que todavía no han asomado los carámbanos por estas tierras, un hatajo de políticos, algunos totalmente impresentables y que acostumbran a decir digo donde antes dijeron Diego. Después de marearnos con tanto cinismo e hipocresía en Cataluña, donde unos señores que se dicen anticapitalistas han dado barra libre a la oligarquía neoliberal y corrupta, demostrando no ser más que unos pijoteros y unos donnadies que beben en las mismas fuentes burguesas y nacionalistas que los mismos a quienes en premeditada farsa les negaban el pan y la sal, ahora tendremos que seguir aguantando otros mareos. Ti Evarista me cantó por lo bajini, estando a solas en el ultramarinos de mis padres un día en que caía agua a mares sobre la plaza del pueblo, un tango que, cuando la República, lo entonaban La Niña de los Peines y Juanito Valderrama: “Triana, Triana,/qué bonita está Triana/cuando se viste de gala,/cuando le ponen al puente/banderas republicanas”. “La copla -me decía la nieta paterna de Ti Vicente Jiménez Marcos y de Ti Fidela Gutiérrez Domínguez- va pa tóh ésuh que lo que dicin hoy no apaeci mañana y que se vendin pol un cuhcurru de pan y un cachu de tocinu ranciu. Múchuh vívah a la República antóncih y, hoy, se enrelían pol el cuerpo la bandera de Francu”. Llovía a cántaros y estábamos ya en plena democracia. Catalanes guatimañas, capaces de engañar a los dioses del Olimpo, al igual que el jefe de Ciudadanos, Albert Rivera, también nacido en la tierra de Wifredo el Velloso, afiliado, años atrás, a las Nuevas Generaciones del Partido Popular y, a su vez, a la Unión General de Trabajadores. Dos afiliaciones contradictorias, pero el caso era sacar tajada, por si fallaba una de ellas. Después de marear la perdiz todo lo que quiso en la última campaña electoral, ahora, al caérsele la careta, se convierte en un perjuro y comienza una luna de miel con la derecha, buscando una coalición PP-PSOE-Ciudadanos. Lo mismo que preconiza ese bedel del capital especulativo llamado Luis de Guindos, actual ministro de Economía. Uno y otro, con ese odio ancestral que la derecha siempre tuvo a los que se ponían al frente del pueblo para levantar las barricadas de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, advierten que un gobierno con Podemos sería un desastre para España y crearía “gran incertidumbre en los mercados”. Atemorizando al pueblo, amedrentándole para que sigan a buen recaudo los bastardos intereses del Ibex35, de los grandes banqueros, de la monarquía y de otras fuerzas conservadoras y reaccionarias. Ya lo dijimos más de una vez: Ciudadanos es el mismo espejo del PP y si estos usan para perfumarse “Clive Christian Nº 1”, los otros le superan con “Imperial Majesty”. Ambos nos sirven crudo el neoliberalismo. ¡Parece mentira que todavía haya gente que solo se masajean la cara después de afeitarse con agüita de la fuente que no se avergüencen por votarles! Ya lo decía el nombrado anarquista mexicano Ricardo Flores Magón: “Nada tan desalentador como un esclavo satisfecho”. Tampoco se queda atrás el PSOE en ese consumado arte de marear la perdiz. Sus barones marcando rayas rojas a Pedro Sánchez, que en el caso del extremeño Fernández Vara exige, incluso, circundar con un cordón sanitario a Pablo Iglesias Turrión y sus muchachos. ¡Lo que ha aprendido el forense que, en su día, tal que Albert Rivera, también militara en AP, que es decir lo mismo que en el PP! Pierde votos el PSOE a raudales en cada confrontación electoral y le auguran muchos más si nos sigue mareando con esa indeterminación ideológica. Ellos no son quienes para considerar como patrimonio suyo el voto de la izquierda. Han perpetrado demasiadas jugarretas sus dirigentes contra la clase trabajadora y, ahora, están a la defensiva y se muestran agresivos cuando se les descubren sus puntos flacos. Les están pasando muchas facturas; entre ellas el haber sido primeramente el martillo pilón del PCE y, luego, de IU. De la que se avecina puede que ni que les libre la “Sultana” de Andalucía. Y sería una gran pena que unas siglas históricas perecieran en el terremoto de escuchar los exabruptos de esos gerifaltes y barones que, en muchos casos, frecuentan televisiones que deberían tener dos rombos para la izquierda. Mientras, los Borbones siguen mareando también al ave sin mostrar reclamo de tipo alguno. El ciudadano Juan Carlos pegándose la gran Nochevieja a costa de nuestros bolsillos en el lujoso hotel “Beverly Wildshire”, de Los Ángeles. Asco de rey cuando hay españoles viviendo en la miseria y yendo a los comedores sociales. Y el hijo, el ciudadano Felipe VI, planificando un viaje para el próximo febrero a Arabia Saudí, la cruel monarquía del Golfo Pérsico donde los derechos humanos brillan por su ausencia. Es la guinda a su aristocrático y clasista discurso de Navidad, tan aplaudido por el bipartidismo. Otra vez tropezando en la misma piedra. Ti Evarista Jiménez Montero, que en vida llevó el apodo de “La Choriza”, nos abandonó el segundo miércoles del mes de noviembre de 1993, cuando también se nos iba el famoso historietista uruguayo Alberto Breccia. Un paro cardíaco, consecuencia de un carcinoma hepatobiliar, la dejó para siempre fuera de combate. A lo mejor anda tarareando por otras galaxias aquellos tangos y fandangos de Manuel Vallejo, Guerrita, El Chato de las Ventas, Curruco de Algeciras, el Gran Fanegas, Angelillo, el Niño de Utrera, Chaconcito o de tantos otros cantaores que llegaron al pueblo con su voz rebelde y desgarrada, y con el pueblo rieron, lloraron y lucharon. Y si acaso Evarista ha encontrado a algún todopoderoso juez por esas soledades de la Nada, seguro que le habrá cantado lo que el cantaor sevillano Bizco Amate le tarareó a un juez franquista, ante el cual le llevaron detenido: “A mí me preguntó un juez/que de qué me mantenía;/yo le dije que robando,/como se mantiene usía,/¡pero yo no robo tanto!” Y cuando eche una mirada hacia abajo, seguro que Evarista dirá lo mismo que le dijo a aquel vocal de derechas del Ayuntamiento de su pueblo: “-¡Jala, a mareal la perdí pa otra parti!” Buenas noches. |