Santibáñez el Bajo - Caceres

Esta opinión a salido publicada dÍa 27/08/2014,En el periódico digital "Extremadura progresista"

Mi buen amigo José Mariano Agudelo Blanco, conocido historiador y escritor en diversas revistas sociohistóricas, lleva como segundo nombre el que tuvo su abuelo materno: Mariano Blanco Blázquez, que fuera alcalde republicano en la localidad cacereña de Zarza de Granadilla. Este zarceño, a quien la generalidad de los que le conocieron describen como una persona honrada y honesta a carta cabal, fue represaliado por aquellos franco-fascistas que se alzaron con la sangrienta y negra victoria en 1939, siendo encarcelado en la prisión de Cuéllar, donde recibió todo tipo de vejaciones.

En 1941 falleció en el hospital penitenciario de Segovia, de tuberculosis, según consta en el acta de defunción. Pero, al igual que le ocurrió al ilustre poeta Miguel Hernández, aquella tuberculosis había sido provocada por las palizas, la falta de alimentación, la tortura física y psicológica y el constante trato como seres infrahumanos que recibían los presos en las cárceles del franquismo.

Otro alcalde, fallecido recientemente y del que me honra la amistad que mantuve con él, Teodoro de las Heras Camisón, que estuvo al frente de la alcaldía de Zarza de Granadilla de 1979 a 1987, volvió a avivar el pabilo de la vela que encendió el republicano Mariano Blanco, involucrándose en temas relacionados con la Memoria Histórica y homenajeando a quienes lucharon y dieron su vida en defensa de los legítimos y constitucionales principios de la II República Española. Teodoro, insigne maestro, volcado en cuerpo y alma por una enseñanza más crítica y racional, socialista al que jamás se le ajó la rosa en el puño y que se mantuvo siempre fiel a sus principios de izquierda, se esmeró siempre porque la tumba del guerrillero Eulogio de la Torre estuviera dignamente cuidada en el cementerio municipal y porque no se perdiera la memoria de los 11 hijos de Zarza de Granadilla asesinados por la barbarie fascista.

Expuestos tales preámbulos, nos parece oportuno traer a estas páginas de EXTREMADURA PROGRESISTA las fotos del guerrillero antifranquista Eulogio de la Torre Salazar y de su tumba en el cementerio municipal de Zarza de Granadilla, ya que una imagen vale más que mil palabras. La foto de Eulogio fue enviada por Elena de la Torre, nieta del guerrillero, a José Mariano Agudelo Blanco, el autor del artículo “La tumba del maquis muerto en Zarza de Granadilla”, publicado en EXTREMADURA PROGRESISTA recientemente, como pueden ver los lectores.

Ojalá sirvieran fotos y artículo para que ciertos ediles de nuestras villas y lugares tomaran conciencia y dedicaran un emotivo y sencillo homenaje a los hijos del pueblo que entregaron su vida defendiendo los legítimos y constitucionales ideales de la II República. Lamentablemente, aún continúan muchos rótulos por plazas y calles de las poblaciones extremeñas ensalzando la memoria de los militares golpistas y de sus milicias fascistas, muchos de ellos con las manos manchadas de sangre. Es vergonzoso, por ejemplo, que, en Cáceres capital, todavía se conserve una colonia de viviendas con el rótulo de “Capitán Luna” (José Luna Meléndez), un dirigente fascista de triste memoria. O todavía haya una avenida dedicada al dictador Miguel Primo de Rivera, o un parque rotulado con el nombre del dirigente derechista Calvo Sotelo. Y lo mismo podemos decir de otras grandes poblaciones de la región extremeña. ¿Y qué decir de los pueblos Guadiana del Caudillo y Villafranco del Guadiana, que llevan incrustados en sus nombres la memoria del sanguinario dictador que, durante 40 años, llenó los pueblos de España de sangre y de luto? ¿Alguien se imagina, en Italia o Alemania, una localidad que llevara el nombre del duce Benito Mussolini o del führer Adolfo Hitler?

Lo mismo da que hayan estado (o sigan estando) al frente de esos ayuntamientos los socialistas, la derecha u otras candidaturas independientes. Hay muchos alcaldes de vara en mano que se pasan por el arco del triunfo la Ley de Memoria Histórica. Pueblos conocemos, como Santibáñez el Bajo, donde se le presentó todo un memorándum, en la anterior legislatura, a su alcalde, el socialista Teófilo Marcial Hernández del Río, con el fin de rendir cálido homenaje a los 11 hijos del pueblo que habían entregado lo mejor de su juventud e incluso su vida por defender y ser fieles al Gobierno Republicano, y le dio carpetazo al asunto, alegando que había hablado con los familiares y éstos no querían que se reabrieran viejas heridas. Completamente falso, ya que los únicos que hablaron con las familias fueron los que redactaron ese memorándum, las cuales, al hablarles de un posible homenaje, se emocionaron muchísimo, poniéndose a disposición de los organizadores para todo lo que fuese menester. Es triste recordar la ilusión con que aguardaba tal agasajo José Cabezalí González, el último aviador republicano que quedaba con vida, residente en Barcelona. Pero la guadaña de la muerte se lo llevó con 92 años y no pudo volver al pueblo que le vio nacer para ser homenajeado por sus paisanos, con su ayuntamiento al frente. Resulta afrentoso que este ayuntamiento mirara para otra parte, cuando la propia Generalitat de Cataluña le honró públicamente, entregándole un diploma, donde se acreditaban y valoraban su heroísmo y entrega a la causa republicana.

Hay que reconocer, no obstante, que, en dicho pueblo, en la década de los 80 del pasado siglo, siendo alcalde el regionalista y progresista Eloy Gutiérrez Montero, antes de que estuviera en marcha ley alguna sobre la Memoria Histórica, se homenajeó y se le dedicaron sendas calles a Fulgencio Corrales Martín, médico e hijo de la localidad, y al sacerdote Rufino García Flores. Ambos se personaron en la plaza del pueblo, armados con una pistola y una escopeta de caza, respectivamente, e impidieron que los dirigentes fascistas Vicente Sánchez Blanco, alias “El Meón”, de Zarza de Granadilla, y Julián Albarrán García, alias “Chiripa”, de Mohedas de Granadilla, a los que acompañaban un pelotón de indeseables, subieran a las camionetas a 22 hijos del lugar, entre ellos varias mujeres, a fin de darles lo que, eufemísticamente, llamaban “el paseo”. Pero el proyecto reflejado en el memorándum presentado en su día en el ayuntamiento de Santibáñez el Bajo, a fin de tributar el merecido homenaje a los 11 republicanos de la población, sigue guardado en algún cajón en algún cajón del consistorio. Es de esperar que alguna futura corporación verdaderamente progresista y de izquierdas lo saque y lo desempolve dignamente. Con la gente del PP y derechas afines, de sobra es sabido que no se puede hacer nada. Si ellos no han condenado la Guerra Civil y la dictadura de Franco y solo han hecho que poner zancadillas a la Ley de Memoria Histórica, ¿cómo van a rendir homenaje a unos republicanos que, en sus subconscientes, siguen siendo una gente sin Dios y sin Patria?

Desde estas líneas, animamos a otros investigadores involucrados con la Memoria Histórica para que den a conocer hechos y fotos en diferentes foros, a fin de que, dado el nulo interés de ciertas instituciones en el asunto, sean esos testimonios los que honren el recuerdo de gente que solo cometió el delito de mostrar su absoluta lealtad al Gobierno Republicano, legítimamente constituido, y por ello fueron acusados de “rebeldes” por los que, en verdad, eran los auténticos rebeldes, como golpistas que fueron y causantes de una Guerra y de 40 años de oscurantismo y oprobio.

Buenos días.