A Luis Chamizo A LUIS CHAMIZO Mis versos rudimentarios, faltos de ritmo y candencia, no podrán decirte nada; nada que tú ya no sepas; nada que tú no cantases; nada que tú no escribieras, porque es difícil hablar en verso con un poeta. Con un poeta castúo de pura raza, sin mezcla; como el recio vino tinto que en las tinajas fermenta; como los buenos cristianos que cantan, lloran y rezan despacio y "pa sus adrentos" y "pa que naide los sienta". Yo he visto en los ojos verdes, saturados de tristeza, de los mochuelos que miran siempre con tanta fijeza, destellos evocadores, que, sin querer me recuerdan, los versos incomparables de tu sentda "Nacencia". Y en el rostro angelical de la criatura pequeña, tendida sobre el regazo de la madre amante y tierna, chupando con avidez la teta de piel morena, al bendito "chiriveje" de las narices retuertas. Y en los tomillos floridos que en las misérrimas cuestas se aferran desesperados a la tierra amarillenta; y en las montañas bravías; y en las llanuras inmensas; y en las copudas encinas que envejecen en la dehesa; y en los recios nubarrones cuando anuncian la tormenta; y en los hércules de acero que bajo el sol de las siestas se funden, entre las mieses, sobre un mar de pajas secas; y en la flauta del zagal qu apacienta las ovejas. Y en el tímido arroyuelo oculto entre la maleza; y en las manos deformadas por la pesada mancera; y en las canas que han brotado con el sudor de la brega; he visto escritos tus versos, en caracteres de piedra. Ya no quedan "chirivejes" con las narices retuertas; ni mochuelos que contemplen escenas de tu "Nacencia"; ni tinajeros que canten, mientras el barro moldean, las bellezas ignoradas de las tierras extremeñas. Ni mocetones castúos que puedan arar la tierra; ni domar las recias yuntas; ni cargar con las "janegas"; ni preparar el barbecho de la nueva sementera; ni hacer "volar" las campanas las visperas de las fiestas. Y está solitario el campo; y solitaria la aldea; solitarios los hogares, y solitaria la iglesia; porque la gente se marcha a buscar trabajo fuera, donde ganan más jornal y es vida más "llevaera". Y en los rincones del pueblo duermen las toscas carretas, soñandose con el oro de las espigas morenas. Y se ha callado la noria que daba vida a la vega; y el pequeño cementerio se está llenando de hierbas. Solo los viejos más viejos suelen reunirse en las eras; y al abrigo de las tapias; sentados sobre unas piedras, tomando el sol invernal, si la tarde es placentera, quemandose, poco a poco, como velillas de cera. Mis versos rudimentarios, son esas voces sinceras que te dan los "campusinos" para pedirte que vengas; y que tus restos mortales se cubran con nuestra tierra; con la tierra "agradecía" que a nuestros cuerpos se pega. (Poesía recitada por su autor en el Aula de la Cultura de la Caja de Ahorros de Plasencia, con motivo del III Congreso de Estudios Extre- meños, y en el que pide el traslado de los restos mortales de Luis Chamizo a Extremadura.) GAUDENCIO-BALBINO MANZANO MARCOS, poeta extremeño, nació el día 30 de agosto de 1930 en Pozuelo de Zarzón (Cáceres) |