Santiago del Campo - Caceres

Cuanto daríamos algunos Santiagueños por encontrarnos en nuestro pueblo la noche del 24 de Diciembre (Noche Buena), con cuarenta años menos, imposible claro pero en sueños SI, de hecho yo cuantas y cuantas noche me acuerdo de tantas vivencias realizadas en diferentes años y que ahora me parecen las mejores de toda mi vida, ¿ Será porque me estoy haciendo mayor. ?

Es curioso y digno de analizar como sin nada de nada éramos felices. Pero bueno vamos a recordar la Noche Buena de hace eso, unos cuarenta años o más. MI NOCHE BUENA.

Ya por la mañana los jóvenes y pequeños se recorrían las calles del pueblo, con las zambombas y cantando Villacisco, pidiendo por las casas lo que les dieran, poca cosa claro, dos realillos, una pesetilla y cosas de comer principalmente ( Higos pasos, bellotas para asar en la lumbre, patatas para asar, alguna roscas de vino y otras dulzainas ).

Por la noche la cena, su asistencia era sagrada en familia, el menú sencillo: arroz con el menudillo del pollo, sopas de fideos, de pan, patatas y el famoso pollo de corral mejor dicho el Gallo, mas duro que la Pata Perico, se tiraba cociendo en la lumbre todo el día, bebidas para los mayores un vasillo de vino, eso de champán, sidra, cervezas y otras, brillaban por su ausencia, postre una figurita de mazapán y algún trocito de turrón, poco no fuese hacer daño.

A las 12 de la noche, misa del gallo y después los jóvenes se reunían para planear donde robar la leña y hacer la fogata generalmente era fácil, por aquellos años las taramas (leña de encina), se dejaban todo el año en las tapias de los corrales y huertos por lo que estaba chupado cogerlas y al llano de Tía Tórtola para hacer una gran hoguera que duraba toda la noche, se asaban castañas, bellotas, patatas y algunos llevaban chorizo y tocino que asados estaban de muerte. La bebida anís y coñac.

Se cantaban los típicos Villacisco, (La Noche Buena se viene y la Noche Buena se va…)

Los bares esa noche cerraban pronto para efectuar la cena, por lo que había que juntarse el personal joven y tratar de pasarlo lo mejor posible, no había nada mejor.

Que diferencia a las Navidades de ahora, que tenemos de todo lo bueno en abundancia pero, tampoco estamos contentos. Siempre nos falta algo, a los que somos mayores algún familiar que se nos fue y esta noche se recuerda de una forma especial y ya no es lo mismo que las Navidades de cuando éramos pequeños y cenabas con tus padres y hermanos, todos juntos lo que la madre había preparado, que bueno estaba el pollo y las sopas, no te digo nada del turrón y las figuritas. Bueno que se les va hacer, tiene que ser así.

Queridos Foreros, que paséis unas felices Fiestas

Gracias,Agustin!

Un año más nos haces partícipes de tus entrañables historias; llanas y sencillas, repletas de sabiduría y añoranza...
Te animo a que sigas deleitándonos con algunas más, que seguro tendrás para escribir un libro.

¡Felices fiestas para ti y los tuyos!

Saludos

Cuando uno es jóven, con muy poco se es feliz. Si a eso le unimos las "pocas necesidades" creadas que teníamos, traducidas a la actualidad los
"pocos caprichos", hacían que con cualquier insignificancia (actual) que realizábamos lo pasábamos "bomba". Aunque menos "bomba" le resultaría al Sr. que se le quitara "las taramas" para hacer la lumbre y asar las viandas.

Me has hecho recordar aquellas Nochebuenas antiguas y espesas de nieblas y humos y frías (muy frías), que yo como friolero y goloso a la vez lo quise combatir con anis y lo que conseguí fué pasar más frío (una vez ná mah, Santo Tomáh).

Adelante Agustín y como de nochevieja no se celebraba, espero que si lo hagas con los Reyes Majos. Para nosotros eran "majos" no magos, pues nos daban realidades y pocas, ¡ qué más hubiéramos querido nosotros que nos hubieran hechado algo de su magia !.

Saludos.

P.D.: La vida empieza a complicarse cuando nos creamos más necesidades que podemos conseguir.

Felicidades por tu artículo, Agustín. Una vez más nos has deleitado con tus relatos llenos de gracia y sabiduría y nos has hecho recordar pasajes de nuestra infancia, ese tiempo tan añorado, porque sólo recordamos de él los buenos momentos, tan lejano y tan cercano a la vez. Te deseo lo mejor para el año nuevo.