SIEMPRE ROMA!!! SIEMPRE ROMA Francisco de Quevedo dedicó uno de sus innumerables sonetos a la “Ciudad Eterna.” La inmortal Roma. Todo lo que pueden dar de sí sus catorce versos. Donde sus ruinas te recuerdan su pasado y grandeza como testimonio de un tiempo ya lejano. Sus innumerables fuentes. Algunas, conocidos monumentos. Otras de aparente sencillez, vertiendo su agua cristalina sobre lo que antes fue un sarcófago de mármol, con inscripciones Latinas. Para los que apreciamos la historia, es como sentirte en ese pasado, tomando parte de sus festejos su circo, sus mercados y venta de esclavos. Algo insólito en este siglo XXI. Quevedo no sería ajeno a esta leyenda.“¡Oh Roma en tu grandeza en tu hermosura!” (sic) No solo el Vaticano. O la plaza de España, lugar de reunión de los jóvenes. El Coliseo. Santángelo. O la fontana de Trevi. Instalada en una calle que se quedó pequeña para tanto arte. Roma es más, con sus puentes sobre el Tiber coronados de estatuas. El visitante se siente (en su imaginación) trasladado al S. I de nuestra Era. Al contemplar el Campo de Marte desde la cúpula que corona la basílica Vaticana. Yo lo hice sin utilizar ascensor, -por una escalera interior- desde ese templete. Con seis u ocho personas más. Cuenta Plinio el Viejo,que en el Campo de Marte existía el reloj solar mas grande de la antigüedad hecho por Augusto. Construido el año 10 de nuestra Era. Roma supera -como un gran imperio que fue- a otras grandes urbes, que tendrán su encanto no su pasado. Basta una semana por Roma para contemplar tanta magnificencia y grandeza tanto encanto. pasado y presente. Es el mejor bálsamo para sentirte cómodo con tu espíritu -contigo mismo-, esas noche de incomodo y persistente insomnio.. Emilio Rey A ROMA Buscas en Roma a Roma¡Oh peregrino! Y en Roma misma a Roma no la hallas cadáver son las que ostentó murallas y tumba de si propio el Aventino. Yace donde reinaba el Palatino y limadas del tiempo las medallas más se muestran destrozo a las batallas de las edades, que blasón Latino. Solo el Tiber quedó cuya corriente si ciudad la regó ya sepultura ¡Oh Roma! En tu grandeza en tu hermosura Llora un funesto son doliente. huyó lo que era firme y solamente lo fugitivo permanece y dura. |