Santiago del Campo - Caceres

LIBRES, SIN IRA.
Esparcidos por la explanada,los cardos borriqueros y otras hiervas rampantes. Crecen en el áspero suelo de estos olvidados campos de la llanura cacereña. Abajo del majal las retamas lo ocupan todo. Un matorral bajo; como una selva dejada de la mano de Dios por más de 50 años de abandono. La vieja casona, sobre una colina de inmejorable vista a dos aguas; norte sur. Deja ver un amplio horizonte al otro lado del Almonte. Las desapacibles noches otoñales cuando el mistral azota inclemente sus viejos ventanales, estos chirrían como un lamento, de almas en pena. . Sus amplios establos que un día dieron cobijo -desde briosos corceles hasta vacas de labor- están para el derribo. Los que hoy rondan el medio siglo, poco pueden contar de ese pasado rural de Extremadura. Ocurre que con la industrialización el campo extremeño se abandonó y no hubo industria que lo sustituyera.
Algo que no es bien visto por los desheredados. Los mismos que se limitaron a salir
por piernas como último recurso. Pues ahí quedan esas enormes fincas y su escasa
utilidad. Salvo para algunos resistentes que subvencionados por Europa producen
carne de vacuno, que aquellos si pueden pagar. Los que quedamos aquí hemos de apañarnos con el pollo de siempre. ¡Que cosas!
.
Si no fuese algo tan serio, nos partiríamos de risa ante la actitud de los que se dicen
progresistas. Como ungidos por los dioses, quieren hacernos ver (utilizando eufemismos) que el futuro de España está en los jóvenes que asaltan las frontera. No con armas que sería lo adecuado, sino con cal viva y caca. Los progres lanzan
consignas a los cuatro vientos. Con un ¡Wuelcome ! A los parias de la tierra. Un “Sorpasso” de los viejos odios sarracenos contra los conservadores descabalgados del poder. Algo que se repite en la vieja piel de toro.' Fue el poeta Machado el que nos definió como ingobernables con el viejo axioma. “Españolito que vienes al mundo, te libre dios una de las dos Españas ha de helarte el corazón”
Aquí vamos contra corriente. difícilmente van a entendernos en Europa los que alarmados -con razón o sin ella- han cerrado a cal y canto sus fronteras a esta invasión..Emilio Rey. Agosto 2018