Santiago del Campo - Caceres

CAMINOS SIN HORIZOTES.
Nacer en una aldea olvidada en pleno páramo, no fue lo que se dice un acierto de la
naturaleza que en estos casos se desentiende del tema. Esta sería una de las equivocaciones con
que había que lidiar. Las circunstancias no podían ser más adversas.
Nos matábamos, sin piedad ni compasión ¡-siempre por las dichosas creencias!- pero a esas alturas ya no había la posibilidad de dar marcha atrás. Este era el mundo idílico que te esperaba.

Leyendo a los clásicos del llamado Siglo de Oro. Casi siento la nostalgia de no haber nacido en esa
época, en un lugar como 'Sevilla. Esa tan socorrida: de pillos, por aquello de tener acceso a lo que estos llamaban “la sopa boba” algo que creo nos faltaba a los pobres de aquí en aquel tiempo en los conventos y demás instituciones a las que hacen referencia los clásicos. Aquí nos lo perdimos.
Para tener acceso a dicha sopa, había que ganárselo primero, al menos en lo que ami se refiere.
Es bueno leer a un clásico; por ejemplo “El Buscón” del aveces denostado Quevedo, si aún no lo has hecho.

Contaría poco más de 12 años. A mediados del pasado Siglo. En el cortijo de La Zarza
(sólo en época de siega) iban alguno de estos prototipos de braceros( de lo que salga). Padres de
familia, con borriquillo, caminos y horizontes cerrados, de sueños imposibles y días perdidos en
la nada. Con un raído pantalón de pana, calzando unas alpargatas o algo similar por caminos,
sin meta alguna. Paradigma de una época sin esperanzas, sin horizontes. Habituados ya desde la infancia a las carencias, y como buscavidas de todo tipo.
Era costumbre dar comida y alojamiento a los segadores: por eso la convivencia era cercana con tan rudos y arcaicos personajes, durante unos 15 días más o menos. Suficiente para catalogarlos y aprender su 'modus vivendi' de los que ya tenía datos de sus andanzas y milagros'.
Éramos fijos de la casa, guardando ganado. Cerdos cabras... Conocedores natos de los amaneceres que solíamos disputar a las gallinas del lugar. Con crepúsculos bienvenidos por aquello del pronto descanso.

Cualquiera de ellos con su currículo a cuestas. Tio “Jurdano”´uno de ellos. Con hijos mayores; un tiempo echado al monte en busca y captura por abandonado. Tenía una pistola, se la reclamaron, la
perdió entre la basura. Si no la entregaba la muerte sin más. No se dejaría atrapar, por eso montes
de diós, Hasta que el cura republicano don Domingo, salió como garante de su 'precaria vida'.
Un poco ''adán' que se dice por estos pagos, si iban a dormir al tajo, escogían un surco y, cama hecha.

Tio 'Cazante:' también con familia numerosa. Como reza el apodo: catalogado como furtivo impenitente, preparado físicamente para eludir a los civiles. No respetaba la veda salvo si tenía
alguna otra ocupación. Buenas piernas y mejor sentido del humor. No le acompañaba perro alguno
porque eran incapaces de seguir su ritmo. Duro como el entorno en que se desenvolvía. Dispuesto
a reírse de su mala suerte, menos cuando fallaba un disparo.

Kico el 'Lagarto' soltero por convicción - igual que su hermano mayor- un cascarrabias. Felipe el 'Cano, Compañero del alma del que esto escribe: le disputábamos los tropezones de pan en el bol de suero que había como complemento de las cenas. Se agarraba un cabreo supino y dejaba la cuchara
con malos modos. Una familia de matriarcado, que permanecían solteros sin la posibilidad de sucesores.

Julio el 'Serrano', cuñado del Chato de los metales. Yerno de tia Juana la 'Pelina' (cocinera ) en esas fechas. Julio era un cachondo mental que “se ponía el mundo por montera” Nos hablaba de sus
proezas bélicas y, su inseparable fusil que le acompañaba “ hasta en los permisos a casa” de la misma manera que los piojos. Personaje rudo donde los haya que no tardaría en recurrir ala emigración con toda su familia hacia Berga.
Tio 'Coguto' un superviviente nato. Trabajaba con Manuel Cerro,( durante la guerra )cerca de casa en un huerto. Apareció por una puerta y me metió miedo, cuando jugaba sólo: yo contaba escasos
dos años. Lo recuerdo como si fuese hoy mismo.
Corrí todo lo que pude y me oriné el calzón. No he cambiado; sigo igual de 'valiente' sólo que ya
no me orino. Este, fue un personaje longevo y duro de pelar.
Le nació un hijo ese 1950 ó 51 cuando no lo esperaba, con los demás ya mayores. Así que no voy a reproducir las bromas y 'chacotas' que le tocaría aguantar de los compañeros de siega. Tipos duros todos ellos, forjados por lo precario de la época y del clima extremeño.. emirey