la vida de un currante LA VIDA DE CURRANTE, (como rata de hospital) Un verano, allá por 1964, recuerdo ver una corrida de toros donde actuaba “El Cordovés”. Era en casa del “Gacho” por ahí por la antigua botica. Aquellas primeras TV, en blanco y negro que tanto nos distraían. Y entre otras cosas, una escena donde bajaban en una camilla a un jugador del Atleti del avión, que jugando en Argentina, sufrió un accidente, y perdió la conciencia y jamás se recupero. Los aficionados si le recordarán’ Martínez’ Viendo esa escena de una persona desconocida-yo que pasaba de futbol- no te sugiere nada. No pasado mucho tiempo, iba yo a ser su tabla de salvación durante 7 h, al día –por decirlo de alguna manera- ya que tenía que aspirar las flemas por la ‘ traqueo ’que habían practicado desde el principio para que respirara. Este trabajo lo hacía aparte, después de mi jornada nocturna de 22 a 8 h. Si eso no es ser lo que llamábamos una ‘ rata’ de hospital que venga diós y lo vea. Así hasta que murió. Luego habría más de otras características. La vida de pluriempleado en los setenta era una vida dura de perros. Si en la jornada nocturna en urgencia ,te tocaba un ,tráfico’ con más de un herido échate a temblar. Los dos amiguetes que nos tocaron esa noche; Antonio Tovar y Lain Entralgo. Intelectual y médico este último. Muy bien vistos por el Régimen, en la época. El primero con las muñecas dislocadas el segundo coma traumático, Lo recuerdo; nunca he estado tan apurado, un peso pesado que al trasladarlo a la mesa de rayos casi lo estampo contra el suelo. Una de esas noches toledanas que quisieras olvidar. A veces los polis te traían heridos de arma blanca y aquello terminaba en puro cachondeo en detrimento de los polis. Que debían llevárselo como vino. Había que dar puntos de sutura en la cara, preparas el campo estéril con sumo cuidado, el fulano al verse la cara cubierta, zas. Selo quita de un manotazo. El cirujano cabreado. Así una y otra vez. Y termina por exigir a los polis que se lo lleven que era imposible. Caso distinto, a primera hora nos traen a un señor, edad media, una tarjeta de invitación en letra cursiva de los banqueros Fierros, y VIP. ‘persona verdaderamente importante en su acrónimo en inglés. Acudía a esa cita, cerca de allí, al entrar por la carretera de la Coruña otro se lo llevó por delante, se quedo en el acto. Derecho al frigo. ¡Otra noche toledana! Esto son solo casos puntuales, he querido obviar los casos donde los dramas familiares son para olvidar, incluidos los más habituados. Pasadas un par de horas con la llegada del juez de guardia y demás conocidos (que no era lo habitual) queriendo verlo. Saco la bandeja y a la vista del difunto, me mira el juez y me dice, -¿“sabe Ud quien era? -Ni idea, le respondo-. “ Un nieto de la Emperatriz Sisí. Personajes que uno no espera encontrarse a la vuelta de la esquina. Tampoco esperas - en mi caso- cenar junto a un Novel de medicina en un hotel de 5 estrellas como el desaparecido “Mindanao” Bueno, quitemos hierro… era en un aniversario, cena de Empresa y, seguro que él en otra me sa con los de su clase. Severo Ochoa. Que vi como terminaba sus días en el centro. Cosas chuscas también se viven. Estamos acostumbrados a ver a las personas sin ropa alguna, el enfermo cree que vemos ese cuadro por primera vez. ¡Cuantas sondas habré tenido que poner eso primeros años cuantas lavativas!, Nos ingresó en una suit el dueño del Corte Inglés, Isidoro, nada grave. A las siete, antes de terminar he de dejar los fluidos cambiados y apuntados. Entro y está despierto. Su sra en la cama de al lado también. Le retiro la ropa y empiezo a palpar en la entrepiernas. Por equivocación llevo apuntado en mi libreta que tiene una sonda vesical, por lo que veo no hay tal. La señora me dice, ¿Pero que hace Ud ¿ A él le da por reír. Yo me cabreo con quien hace los apuntes de mi libreta. Nada nuevo para una ‘rata’ de hospital. Salvo la importancia del personaje. |