Santiago del Campo - Caceres

La calle del pueblecito donde nací. Otrora bullanguera llena de vida. Por donde
los chiquillos correteábamos aveces descalzos por el suelo empedrado y desigual.
Con las casas blancas y limpias, donde las puertas permanecían abiertas y los
vecinos entraban sin llamar.
Ya hoy no es más que un recuerdo. Algo muerto o apunto de morir definitivamente.
Ya no hay niños, sólo la transitan personas que ya lo han dado todo y no esperan
gran cosa de la vida.
La casa en que nací, donde vinieron al mundo varias generaciones -desde 1860-
hoy permanece cerrada y probablemente hasta las ratas emigraron a otro lado
donde encuentren un poco de grano u otra pitanza.
A pesar de su aspecto, aséptico, liso y llano (últimamente la pavimentaron) la calle
sólo la transitan algún que otro perro, que tranquilo deambula sin que los chiquillos
le molesten.
Hoy el que se aventura a recorrerla llegada la noche -dado el tenue alumbrado-
se siente sobrecogido por el aspecto fantasmagórico y solitario en contraste con un
cielo tachonado de rutilantes estrellas y un silencio que sobrecoge. Sientes la
sensación de ser el último habitante de la Tierra.
Es un contraste extraño para el hombre habituado a vivir en la gran urbe. Aquí
el tiempo no cuenta, casi nadie tiene prisa.
El viejecito saca un silla y se acomoda al sol, pensando en cómo llegará a fin de
mes con la paga paupérrima que le quedó, y la subida que le anuncian, de miseria.
El perrillo acomodado a su lado observa su gesticulación sin comprender nada.
Quizá echando en falta los largos paseos de su dueño hace dos o tres años,
que ahora cada vez le cuesta más desplazarse.
Llegará el día, no muy lejano que el abuelo muera que otra puerta se cierre y el
tiempo lo deje todo en el mayor de los olvidos.
No le vemos futuro a esta calle, a este pueblo, al contrario somos pesimistas.
Tal como dijo el poeta; un día sea – exagerando- “de lagartos vil morada”
Perdón por parecer apocalíptico.
Para escribir este comentario he recurrido a una redacción de los años 70, 80.
en mi época escolar de adulto, para obtener el graduado o la FP. Y lo guardo por
que la profesora me calificó el tema con un generoso, “muy bien”creo con el
único propósito de darme ánimo.

has descrito al pueblo como muchos pensamos ,con toda nestra pena que con el tiempo no tardara en ser un pueblo fantasma

emirey. Qué casualidad. Estaba preparando un relato sobre nuestra querida calle que aún falta por terminar, pero ahí va un adelanto aunque sea sin pulir.

Para todos los que viven y vivieron en la calle del Silencio.
Nuestra querida y añorada calle del Silencio no era una calle ni silenciosa ni triste, tenía mucho trasiego, era variopinta y bulliciosa, había mucha vida, mucha magia y mucha complicidad entre los vecinos.
Las noches eran misteriosas, enigmáticas y había mucho embrujo. El gran momento del flirteo y coqueteo, ese gran momento eran " los recaos ".
Ir al barrio a recoger los encargos (poca cosa)que nuestras madres habían encargado. Ahí empezaba todo a ponerse en danza para el coqueteo y el flirteo que luego por la noche nos hacía soñar.

Jugábamos al despiste con los muchachos, íbamos tranquilamente por una calle y ellos agazapados en la obscuridad nos salían al encuentro, corríamos, ellos detrás también, hasta que ya la peregrinación la hacíamos juntos.
Las niñas pequeñas solíamos acompañar a las mayores para espantarles
a los mozos que las rondaban, éramos cómplices de sus aventuras y secretos.
Recuerdo a la Mari de tia Pura la parra calle abajo, tacones pisando
fuerte, la cabeza bién alta y los labios pintados. Nos invitaba acompañarla a llevar a la Virgen a la casa donde le tocaba. Este paseo de la Virgen era un auténtico milagro para nosotros que nos ofrecía la noche. La Mari era una enciclopédia andante, tubo que aprender muy de prisa, nos daba consejos y hasta nos hizo a la Mariantónia y a mi nuestros primeros sujetadores de una tela amarilla. (sigo)
i

El era pozo de su casa nos daba mucho miedo, era muy misterioso y tétrico, una vez tropecé en una lancha que estaba suelta y creí que el pozo me engullía.

También recuerdo mucho a tia Carmen madre de Tomás y Martín. Era un caudal de energía. Al mediodía cuando los llamaba para comer se ponía en jarra y gritando en medio de la calle decía. " Tomás, Tomás, si te meto mano te pongo tibio ". Són vivencias que nunca se olvidan.

Casi dramático fue una noche que tía Paula nos mandó a la Mena y a mí
a casa de tia Angelina a buscar el café, unos cartuchos de papel de estraza, un cuarterón o algo así sería aquello. Nos mandaron a buscarlo
sí, hasta aquí todo iba bién pero teníamos que ir sin llevar el dinero. Nos negamos a ir sin las " perras ", nos daba vergüenza decirles(sigo)

que ya se lo pagarían nuestras madres. Al final, tanto insistir, fuimos
como dos cutaínas agarradas del brazo calle abajo ensayando cómo le diríamos a la Sra que no llevábamos el dinero.

También recuerdo las tardes calurosas y pegagosas en las que no " corría " el aire a todas las vecinas sentadas en las puertas cosiendo
y a media tarde aparecía tio Esteban montado en un precioso caballo con
el periódico en la mano el Ya creo que era. Lo que habría yo dado por
tener un periódico para leer, era tan maravilloso tener tu propio perió
dico, leer las noticias.

También recuerdo, (esto quizás sería otra época más reciente), el ir y venir de la gente el día que tia Isabel venía de Cáceres con los engargos. Se nos iban los ojos a los platos de sardinas y (sigo)

y pimientos rojos que las mujeres llevaban. Pero eso no estaba al al loscance de todos.

Me acuerdo mucho de tia Esperanza y con mi madre nos hemos reido mucho
por que cuándo venían los vendedores ambulante siempre decía que no tenía suelto.

Las tardes de tormenta seca, el olor a la tierra húmeda con las cuatro gotas que caian, los padres viniendo por las traseras huyendo de la tormenta, y nosotros tapando los espejos con telas por que atraían los
relámpagos y derechitos con los ojos casi tapados a casa de tia Jacinta
a rezar. " Santo, santo, santo es el señor de los ejércitos, ". también
Santa Bárbara bendidita, que en el Cielo estás escrita, etc. También
(estoy acabando)

mi madre rezaba algo que llamaba el trisagio. Cuándo la tormenta cesaba
nos íbamos a casa sudorosos y agotados de tanto apretar los ojos para no ver nada y tapar los oídos para no oir nada.

En la situación actual que vivimos ahora el mundo entero, ganas no nos faltan de no ver ni oir a tanto insensato.

Para terminar.

La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos y el horizonte corre diez pasos más allá. Entonces,
¿para qué sirve la utopía?.
Para eso,sirve para caminar. (Eduardo Galeano).
Un abrazo para todos.

También recuerdo a la Mento y siempre la tenemos presente siempre, por que ella todo lo que compraba decía era " en bueno ", y hoy dia mis hijos cuando compran algo dicen , esto es " en bueno ".
Hasta otro rato.

Maruja Rocha.

Que recuerdos....... Saludos

https://www.youtube.com/watch?v=tSGfUzrsWLw

Olé por los buenos vecinos de la calle Silencio. Ha sido una alegría revivir algunas personas ya olvidadas pero que conservamos sus caras.

No sé si recordáis el miedo que pasábamos al pasar por la cárcel cuando tuvieron allí hasta que se lo llevaron a Plasencia a un paisano demencial.

Mis saludos para los dos.

Saludos mios,Javi, no recuerdo si eras mi madrina o la de mi hermano Manolo.
Tb recuerdos de mi madre Julia y mi tia Isabel

Señoras, Señores participantes en este hilo ahí va mi granito de Arena referente a lo que antes eran los pueblos, entonces si había cierto misterio, enigma, embrujo y otras muchas cosas mas como por ejemplo
Paz, Armonía y amistad, entonces vivíamos en Sociedad, no en socialismo disfrazado de tal, así como también vivíamos en comunidad y no como ahora con tanta izquierdas que cada una va a lo suyo, y para mas inri
se nos viene con los cantos de Sirena lanzados por el melenas y compañía, tengo nostalgia de aquellos tiempos en los cuales todos nos
comportábamos como seres racionales, hoy se oyen muchos aullidos para ver quien se lleva la mejor tajada, No, no podemos permitir que partidos salidos de la nada quieran darnos mucho mas de lo mismo.

Es bonito recordar a vecinos/as antiguos/as y recordar sus caras que aún retengo.
Por recordar algo, allá va: Cuando se hizo la casa de tío Feliciano el sastre por albañiles del Casar, cuando iban a apagar la cal metíamos trozos de chorizos envueltos en papel de plata quedando muy ricos (al menos así nos parecía entonces).
Anteriormente allí vivió tía María "Labardera". Era una casa de gran portal con contrafuerte (creo recordar) y un solar en la esquina que daba a la casa del "Borregueros" (no estaba empedrado era de tierra). Pasada la puerta de la casa se llegaba a una gran cocina y aquello me daba la impresión que con anterioridad hubiera sido una posada.
Me parece una gran idea recordarnos después de años.

Saludos.

Hola, Javi:

Soy la madrina de tu hermano Manolo.

Nos veremos pronto. Abrazos.

Para ti, 12430907.

En aquellos remotos años, en Santiago del Campo, había muchísimas
famílias que por la noche escuchábamos en la radio, Radio Pirenaica.
Y vivíamos en sociedad y en socialismo.

Saludos.

un saludo , Maruja.
Javi,

Pd . Acercaros por el pueblo.

quien es javi.

Saludos para Maruja, Emirey y demás no registrados por que estáis haciendo restablecer nuestra antigua vecindad.
La "dichosa lechera" por los atardeceres/noches de las chicas, fue objeto de ser detenidas en algún recoveco menos transitado por algún enamorado para declararle su amor. Salieron novios y matrimonios.
Recuerdo también el año que nos quedamos sin luz eléctrica (paso de la de la fábrica a Iberduero), como ante esa oscuridad de la noche nos conocíamos por los movimientos de los bultos y de sus pasos.
También se conocían en el campo a distancia a las personas faenando por sus caballerías.
Éramos jóvenes y nuestros sentidos estaban perfectos. Ahora malamente vemos u oímos. ¡Qué le vamos hacer! Pero que nos quiten lo bailado.

Eso!!!

Mi tia Modesta siempre decía que "La luz que va delante es la que alumbra ". Y "El buen diario es el que luce".

Saludos.

Era una noche apacible, estrellada y calurosa. Había que madrugar para
viajar a Cáceres, teníamos que hacernos el retrato de la primera comunión la Cristi Mendoza y yo.

Me levanté resignada y remolona, no estaba yo para monsergas verbales.
Ir a Cáceres de madrugada. Qué horror!!!. Y en burro, y atravesar el
rio... Qué peregrinación nos esperaba.

Emprendimos el largo viaje tio Eusebio, tia Angelita, mis padres y yo.
Había luna llena, éramos como unos "maquis", unos trotamundos en noche de resaca. Caminábamos en sislencio, las niñas con miedo y zozobra. Yo contemplaba las figuras monstruosas que proyectaban en la noche las som
bras de las encinas y arbustos, eran figuras esperpénticas, parecía nos
esperaban para amedrentarnos.

Observábamos de manera minuciosa cada movimiento de retamas (sigo)

y hierbajos, cada tropezón o traspiés de los burros era un sobresalto.

Al pasar el rio Almonte los burros se agachaban para beber agua, yo resbalaba por el cuello del animal casi hasta las orejas. Menudas caras
que llevaríamos para el retrato con tanto madrugón y aventura, y bien peinaditas que íbamos ya de casa con nuestros tirabuzones.

Por la noche a dormir a la posada La Machacona, otro sin vivir.
Dormimos en el suelo, en unos jergones de bálago que lo único que tenían bonito eran las telas de listas azulonas y rojas. Pero lo peor estaba por venir. Nuestros jergones estaban situados muy cerca de los
"retretes" o "letrinas", y un desague junto a nosotros. El olor era insoportable, lo impregnaba todo,imposible olvidar, ahora mismo lo tengo presente como si estuviera allí. Nos tapamos con las (sigo)

mantas hasta la cabeza y parece que descargamos nuestras tensiones acu
muladas.

En el fondo estábamos contentos y felices disfrutando los instantes de
dicha demasiado breves de la vida.

Como Cerro de Las Vacas me despido con un chiste homologado.

Lo malo de la nobleza es que se ocupan más de las raíces que de las
ramas.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Maruja Rocha.

desde la lejania recuerdo la calle cruz y a todos sus vecinos, o a casi todos

recuerdo la calle del silencio,buenos amigos deje.

el precario viaje hasta cáceres en el borrico, la madrugada la
pernocta en la posada de "la machacona· todo muy gráfico y enternecedor
me gusta, también lo viví. sólo que me tocó dormir en el santo suelo.
allá en mi adolescencia.me encantan estos relatos parece que los haya
vivido yo. un cordial saludo. a los que vivís lejos y a los más cercanos.

saludos a antonio y felipe de sinfo, que tiempos.

Y cuando se tenia que coger la vez en el pozo beber con los cacharros para poder llevar agua a las casas y les tirabamos los cubos y las potas al huerto y salia tio eusebio detras de nosotros maldiciendonos que malos que eramos pero que bien nos lo pasabamos y sin tanta tele ni maquinitas