Fueron habitantes de la cruz. (i) Cada vez que me acerco a la casa de mis antepasados, termino enfilando la calleja arriba hasta llegar a La Cruz,donde estaba situada ésta - una pequeña elevación-y domino con la vista esos parajes tan familiares y tan olvidados,por donde transcurrió mi más tierna infancia. Un panorama hoy mustio y desolado que en mi imaginación intento resucitar con mis recuerdos y vivencias. Era esta la entrada más dinámica y concurrida al pueblo,por su camino de Garrovillas y su acceso al ferrocarril.Una puerta abierta a esa diáspora que acababa de empezar. Ilusiones y sueños que no siempre eran coronados con éxito esos años 40. Estas personas que vivieron aquí que un día dejaron su morada no de manera voluntaria acuciados por la necesidad. Pensarían que era algo temporal y podrían volver. Cada una de esas viviendas hoy derruidas tienen una historia entre sus cuatro paredes. Si te decides a entrar y empujas sus desvencijadas puertas,ves que la techumbre se ha hundido que lo que fuera una habitación solo queda de ella,esas recias paredes de tapia,lamidas ya por la lluvia y la intemperie,restos de lo que fuera un somier y una maderas de algún otro mueble irreconocible. Son testimonio de los dramas que en estos hogares se vivieron ese fatídico 1941. En la primera casa aún en pie vivia una familia indigente como otras tantas, tio "Estudiante"con dos hijos de mi edad. Otras dos hijas mayores que no conocí. Con apenas 12 años fueron a Cáceres a servir por poco más que la comida. Este era un poco el barrio marginal al residir personas sin oficio ni beneficio.Esta casucha que no tenía tabiques servia de cobijo a toda una familia numerosa, como era la gran mayoría de la época. Más abajo al final de la calle,la casa abandonada por los "Coloraos"una familia con algunos miembros pelirrojos, de ahí su apodo. pronto sería ocupada por unos hojalateros,con familia numerosa allá por el año 45, dos chicas y dos varones, el mayor de unos 15 años. Oriundos de Albacete, Aunque representaban el lumpen del barrio no eran amigos de lo ajeno. Los padres se desplazaban por los pueblos de alrededor,siempre a pie y regresar de cuando en cuando.En tanto los hijos se arreglaban solos. Ahí estaba yo comiendo trigo cocido y galápagos. Algo especial para estos amigos. Sus caparazones estaban esparcidos por los alrededores,como muestra de su habilidad depredadora. Amigos de correrías que engañábamos el hambre con bellotas y, en los albores de la primavera persiguiendo a los lagartos que salían de hivernar. (continuará) |