Santiago del Campo - Caceres

Allá por los años 40,éste cementerio nuestro,
casi carecía de nichos.Eran contados los que tenían ese privilegio
que (no comparto)aunque bien mirado, al menos no iban un día cual-
-quiera a interrunpir el sueño eterno del finado,para lanzarle al
osario sin contemplaciones.Por la falta de espacio.
En la época a la que me refiero, con una población que aún rondaba
los l700 h.y una mortalidad alta,las tumbas rotaban muy deprisa
y el osario, un apartado en el ricón de la izquierda según se entra,
era deprimente. Calaveras fémures,y féretros amontonados.
No se que clase de curiosidad me llevaba a acompañar los entierros-
(Un niño que había visto morir a su padre, cuando aún no había cumplido
los 5 años.y nunca superó ese trauma,recurriendo al llanto con frecuencia).
Éste dia señalado,las familias,poco tenian que hacer ante la sepultura de sus deudos.Lo normal es que la sencilla cruz de la cabecera,el viento
o la lluvia la derribaran.En cuanto a las flores, aún era algo del futuro.
Se recurria a una lamparilla, que con su pálida luz acompañaba
esa noche en un modesto homenaje a tu ser queido.
Otra manera era hacer doblar las campanas durante esa noche.
unos chicos se encargaban de ello.Previamente, habían pedido
por las casas,algo que llevarse a la boca,higos castañas y, hacían
una hoguera, en el campanario. en la quietud de la noche
el tañido solemne y grave de la campana,inducía a la triste meditación.

Buena crónica.

Me llamó la atención acerca de las peticiones de alimentos que hacían los chicos. ¿Era costumbre frecuente hacer eso tras un fallecimiento? En diversas culturas se designan tareas para ayudar o colmar de apoyos y ofrendas a los familiares de alguien que muere. Me pica la curiosidada.

saludos.

no hombre, no me habré explicado bien,esto era una vez al año
y era como una contraprestación, por la mala noche
que les esperaba en el campanario. te envié un correo, lo vite?
chao

Ya, supongo que era en tales casos, no siempre.

Si, acabo de ver el correo, cuando tenga algo más sólido te comento.
Saludos! (y sigue con estos retazos que son interesantes!)

Me gustaba más el cementério cuando todo era más modesto y sencillo.
Ahora me parece un escaparate de exhibición, una competición, ver quien
tiene el Cristo en relive más grande o la cruz más brillante y reluciente.
Hace años, al pasar por un panteón, creí que la cabeza del Cristo y la corona de espinas se avocaban hacia mi diretamente y salían a mi encuentro. Qué susto!.

Un abrazo.

Que exagerao, cada dia la cuentas mas gorda