DEDICAU A SERRA DE GATA Queru felvus participis de un-a noticia que he encontrau en internet buscandu otras coisas y un-a bonita descripción de a Serra de Gata, dondi fala de o nosu lugal y de a "fala" e o siguienti: 03/03/2008 SIERRA DE GATA, EN CÁCERES En el rincón mas septentrional de Extremadura, justo donde Cáceres acaba para dejar paso a Salamanca y a Portugal, se encuentra esta increíble y desconocida región que conserva aún intactos algunos modos de la vida rural mas cotidiana. Secularmente aislada por la orografía y desplazada a los confines de las tierras hispanas, propició que nos llegaran hasta hoy manifestaciones tan curiosas como antiguos idiomas cuyas raíces se pierden en la Edad Media, cuando estas tierras “extremas” se repoblaron por gentes leonesas y gallegas en la época de la Reconquista. Cientos de topónimos, apellidos, usos y tradiciones dan cuenta de todo ello.. y la cadencia pausada y dulce de esta lengua – “la fala”, como aquí se denomina, se mantiene vigorosa y es común todavía en Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo. Este macizo montañoso que es la Sierra de Gata, separa las altas y frías tierras de la meseta salmantina por el norte y se abre hacia el oeste con las vecinas y atlánticas de Portugal. Pero además de barrera física que ha permitido aislar y preservar hasta hoy usos y costumbres milenarias, estos montes, son el cobijo propicio para hacer surgir en sus valles una naturaleza exuberante y rica. Los cálidos viento lusitanos cargados de humedad descargan abundantes lluvias en una tierra fértil produciendo todo tipo de cultivos mediterráneos de difícil comprensión en estas latitudes. Por su abundancia y exquisitez destaca el aceite de oliva, de reciente adquisición de la denominación de origen “Gata – Hurdes” y que pasa por ser uno de los mejores del mundo. Inmensas masas de olivar salpican toda la región que se torna especialmente viva y entrañable en las épocas “de recogida”. Pero en su abundancia, no produce un paisaje monótono, al contrario. Entre los olivares proliferan las huertas y las viñas con sus ricos manjares, las siempre verdes y húmedas praderas de excelentes pastos, los campos de encinas y alcornoques hacia Portugal... los riachuelos de aguas vivas entre bosques de robles, castaños y pinos en las laderas de la sierra. Toda una explosión en primavera, un festival de colores inigualables de jaras, tomillos, lavandas y arbustos exhibiendo sus flores. Toda esta calidez y riqueza se refleja también en sus gentes y sus pueblos cargados de historia y tradición. Tenemos que pasear con calma por San Martín de Trevejo, de encantadora arquitectura donde el agua corre libre por sus calles. O ascender a Trevejo, minúsculo pueblecito, mimetizado en lo alto de una roca donde respirar un aire medieval por sus rincones y su castillo. O Gata, Robledillo, Torre de D. Miguel, Villamiel, Acebo, Hoyos... cada uno ofreciendo una sorpresa en el ángulo opuesto de lo cotidiano. Y al occidente Portugal, todo un descubrimiento a unos pocos kilómetros y que nos ofrece los mas antiguos sabores de lo lusitano en esta zona fronteriza. Tal vez, con la visita a Monsanto podamos ofrecer un suculento aperitivo de esto que hablamos. Maria Matilde López Gutiérrez info@aantigua.com Esperu que vos gusti, y que disfrutéis de esta bonita descripción, que me ha pariciu que miricía a pena. Un saluu y soidi a tos y pa Fala. mye
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