San Martín de Trevejo - Caceres

Teodoro el sastre, uno de mis maestros del sentimiento mañego, artesano de la vida, nos ha dejado después de tejer una vida entregada a sus seres queridos y amigos.
Lleno de emoción recuerdo cada una de las historias, leyendas, vivencias, reales unas, ficticias otras,que contaba con tanta maestría atrayendo la atención de quienes le escuchábamos con pasión.
En el caso de Teodoro sobran las palabras y se llena mi corazón de sentimientos, de agradecimiento por lo enseñado y aprendido de forma natural como la vida misma, y acuden a mi mente las imágenes grabadas en el recuerdo.
Se puede decir eso de "genio y figura" porque recuerdo ahora que, en el hospital de Coria, cuando nos pedía agua y le decíamos que no le podíamos dar toda la que nos pedía, se quedaba serio mirándonos fijamente y nos decía: " pues si no me dáis agua, dadme vino, y si no aguardiente ..."
Recuerdo su largo listado de los motes del pueblo, sus inventos, sus herramientas, su carretillo con bocina y matrícula francesa, su bastón con el mango con forma de pie ... pero sobre todo recuerdo su buen humor y el cariño que nos ha dado. Se puede decir que Teodoro era el sol alrededor del cual girábamos toda la familia, su mujer, sus hijos, sus nietos, sus bisnietos. Se nos ha ido una parte del universo mañego, un personaje de la vida del pueblo y deja ahora un gran espacio en blanco en el que vamos a escribir y a contar a los más pequeños de la familia las historias del abuelo Teodoro.