San Martín de Trevejo - Caceres

A o cabu ya de un mes de confinamentu, me gotea a hermetica constatacion de una ausencia: la de los muertos, ausencia material como simbólica. Os mortus an queau en solu cifras y han siu en cifras monstruosas-20000 oficialis que seran o dobli en España, eludius como pocu borraus das estadistica, no os hay en o simbolico sin excepcion, sobre la necia-la perversa pantalla de los televisores, voces indirectas cantusean cifras con voz identica a los de concursos y pasatiempo no hay asomo de borraje ni melodrama por ninguna parte y sin embargo a tragedia esta aqui como pocas veces la hemos conocido. No se dice y a la muerte y al espectaculo inofensivo se tapona asi en quien sobrevive el dolor verdadero de la realidad humana. La muerte pasa a convertirse en recurso virtual de redes imagenes y galerias y queda así visible y el duelo, esa esencial travesía del averno en la cual afrontar la verdad mas honda queda bloqueado.

Y sin embargo el duelo es lo que no nos hace hombres, el dolor que se sabe inaceptable y al que el cual sin embargo no nos ha permitido cerrar los ojos. La aceptación de este mundo inaceptablemente doliente es el nuestro. Toda emoción humana cabe en la larga noche en la cual Aquiles coversa con el cadaver de Patropo y la desolación de Odiseo en los infiernos ante su muerta madre que ni siquiera lo reconoce. Pero solo despues de haber atravesado ojos abiertos, tal dolor podrá Odiseo retonar al mar y al viaje con su dolor renunciable tras el duelo "nuestro barco las aguas dejó el oceáno, el gran rio salió de nuevo a las olas del mar asqueroso", a esos llamamos duelo. Eso no los han negado.

SAN PEIRU XIV