San Martín de Trevejo - Caceres

Aquella empinada cuesta
fue para él un calvario
y otro infierno, un Comisario,
con el que anduvo de fiesta
su vida toda una gesta
su andar, de cojo,impedido,
y toda su vida ha sido
reir y contar historias
ejercer la desmemoria
sin dar,jamás,un maullido.

El Gato no se quejó
jamás lloró su accidente,
nunca Agustín fue la fuente
seca que el trauma secó
toda su pena olvidó
su afan fue reir y vivir
andar y jamás consentir
una ayuda a su cojera
él encontró la manera
de aprender a sonreir.

La cuesta a que me refiero
la de San Pedro hacia arriba
es la dura alternativa
del San Martín callejero
todo un canto lastimero
de suspiros y de quejas
que son balidos de oveja
del que la sube sin vino
y ya es corona de espino
si se llenó la pelleja.

Agustín,cuando subía
daba un pasito adelante
y con su andar basculante
que parecía que caía
volcaba su anatomía
con otro paso hacia atrás
moviendo siempre a compás
Aquella su pierna, coja,
que es la misma paradoja
de no rendirse jamás.

Su fábrica de gaseosas
allá en el baile del Gato
forma parte del relato
de tantas cosas hermosas
de tantas y tantas cosas...
del duro aquel que nos daba
a todo el que le ayudaba
buenas gaseosas hacía
que luego bien las vendía
y a San Martín gaseaba.

Aquel Comisario,viejo
fue su amigo inseparable
no hubo amistad comparable
en San Martin de Trevejo,
con él llenaba el pellejo
de vino por los madriles
tambien bajo los candiles
que alumbraban la bodega
de Don Isidro,mañega
con sus vinos tan sutiles...

Cuentan que estuvo en Madrid
con Don Isidro unos días
y cuando al pueblo volvía
lleno de zumo de vid
Don Isidro con su ardid
mandó detener al cojo
por un amistoso antojo
de seguir con él de fiesta
por la calle la Ballesta
donde calmaba su enojo.

Fué cojo por accidente
y fue en el Pozo Señores
imitó a los saltadores
y lo hizo fatalmente
y el impacto de su frente
con el fondo de aquel pozo
resultó que de un buen mozo
quedara un cojo,Agustín
historia de San Martín
cuyo recuerdo es ..un gozo...