Recuerdos de la infancia

Carta de mi hermana

M Carmen González Casares, yo no nací en Salorino pero tiré piedras y palos a la alberca, conocí poner la luz en el pueblo, cimentar la carretera, competí con mis amigas a ver quien daba el salto más largo, sin caer, en las pozas que quedaban de sacar las piedras convertidas en pequeñas y profundas albercas. Por supuesto alguna que otra vez nos caimos, nos mojamos y nos sentamos al sol para secarnos. Di paseos por el camino vecinal a San Vicente. Vi hacer el Rin-Rin en la Plaza , rompí con mi amiga Vito un árbol recien plantado y el S. Saturnino corrió detrás de nosotras hasta su casa donde nos escondimos. Cada tarde en el Coso esperé el coche de línea como era la costumbre. Comí naranjas de la huerta que había junto a la fuente de donde bebíamos, en el regato hice pizarrines para las pizarras que usábamos, escalé paredes de huertos con mis amigas y amigos para coger peras, espigas etc por diversión, aunque nos costara algún disgusto en casa. También algarrobas en la entrada del pueblo, higos chumbos en Los Molinos. Lo pasé fenomenal en el Magusto y en las giras.Me sabían deliciosas las chocolatinas y los polos de Nicolasa. Corrí por el Puente Piyayo y El Jetrero. Salte en las eras, donde perdí una de mis primeras zapatillas del dedo y esperé a que se fuera el guarda para buscarla y no volver descalza a casa. Presencie más de una disputa entre Membrilleros y Porreteros o entre Belitres y Porretero. Monté en la "KV" de Juanito.Visité Los Mayos uno a uno y año tras año. Bebí leche en polvo y comí queso amarillo en la escuela, Hice con mis compañeras una obra de teatro en el cine, recité poesias en la iglesia, me confirmé. Allí aprendí a leer y me aficioné a la lectura, en aquellas tardes después de escuela, donde sentadas en el suelo y en corro compartíamos nuestros cuentos de hadas y princesas hasta el anochecer y cuando la luces se encendían, señal inequívoca de hora de recogida, guardabamos en nuestras cajas los cuentos hasta el próximo día. También viví la emigracón, familias enteras dejaron sus casas para buscar un futuro mejor. Vegaviana, Irún, Arechavaleta, Madrid,Alemania, Francia... Muchas veces me he preguntado que habrá sido de aqullas niñas con las que compartí escuela y juego y que recuerdo con nombres y apellidos como si fuera hoy. Nosotros también nos marchamos, mi padre fue destinado a otro pueblo pero ni el TIEMPO, NADA ni NADIE me robará mi infancia, verdaderamente feliz . Un saludo para todos los porreteros del mundo.