Pizarro - Caceres

Se mire por donde se mire; se diga lo que se diga o se nombre como se quiera, lo evidente es que estamos inmersos en un gran crisis económica.
Esta crisis se está manifestando por una exorbitada e incontrolable inflación, por una destrucción de empleo (construcción y servicios), por subida de los tipos de interés, porque el superávit de dinero que había se ha evaporado la mitad, en menos de seis meses. Importamos petróleo y se están agotando las fuentes energéticas a pasos agigantados, por lo que el precio del petróleo es cada día más alto, que ocasiona una inflación cada día mayor. Hay falta de dinero y el que hay es caro. El 1 de julio se tiene anunciado un aumento autorizado del precio de la energía eléctrica. Desconocemos el nivel de desempleo de los extranjeros que debe ser grande. Todo lo cual determina un clima de temor, tensión y de drama social. Las leyes de la economía funcionan mal. EL BAUL DE LAS IDEAS ESTA VACIO.
Se sabe que es la pequeña y mediana empresa la que crea trabajo y sin embargo se potencia sobre todo la gran empresa. Hay la obsesión por el crecimiento económico y tecnológico sin restricciones y por la competitividad descontrolada y desordenada.
El crecimiento no resuelve los problemas sociales y humanos. El precio que pagamos por el crecimiento desordenado es la continua degradación de nuestro entorno (contaminación, producto tóxicos de desechos etc.)
Son los grandes empresarios los dueños de los medios de producción y los que determina las condiciones del trabajo. La economía se halla dominada por gigantescas instituciones empresariales y por las agencias gubernamentales que suelen atender a sus necesidades.
Actualmente una de las manifestaciones más peligrosas del crecimiento industrial es el de las Sociedades Anónimas. Los recursos económicos de estos gigantes multinacionales supera el producto nacional bruto de muchos países. Su poder económico y político supera a muchos gobiernos, amenazando la estabilidad monetaria. La naturaleza de las grandes empresas es profundamente inhumana. La competencia, la coacción y la explotación son aspectos esenciales por el deseo de expansión infinita. En el tercer mundo resultan desastrosas y la explotación de las personas y de sus recursos llegan a proporciones extremas.
En la mayoría de los países la riqueza económica está controlada por un reducido grupo de persona que forman “la clase dirigente”. Las grandes empresas tratan el aire el agua y otras reservas del ecosistema como si fueran productos gratuitos o de su propiedad y ejercen presiones sobre los gobiernos para conseguir sus objetivos.
Bueno estos son problemas a resolver por los gobiernos y por los ECONOMISTAS. En mi juventud no había Economistas, ni Facultad de Económicas y sin embargo la mayoría de estos problemas no existían.
Bueno ya veremos lo que se puede hacer otro día
TOXICOS NO, NO Y NO