Pizarro - Caceres

No estoy solo en esto de mis “tortillas mentales” lo que nos diferencia es que unos cojeemos los hilos para pretender enhebrar la aguja y otros cogeen la aguja para tratar de enhebrar el Hilo,
¿Minusvalías manipulativas y/o ausencia de empatía con minusvalías “reales”? Sirak.
Conozco a una persona, quizá poco empática, que le dijo a otra con una minusvalía.
Claro, ¡Como tú no haces nada!
Sé que hay gente que adopta un papel de víctima, un rol de persona enfermiza, y que abusa de ello, a veces no por mal, sino porque es la manera en la que aprendió a sobrevivir a entornos especialmente hostiles.
También hay gente que adopta roles similares de víctima, apoyándose en minusvalías a veces no existentes, a veces potenciadas, o incluso totalmente reales pero esta vez, con intenciones claramente -para el que lo sabe ver manipulativas hacia otros.
No todas las personas con minusvalías (físicas o psíquicas) pueden tener la capacidad, deseo, necesidad, de ser plusmarquistas, o de batir algún record que en teoría “solo” lo pueden hacer aquellos que viven sin minusvalías similares. Pienso de buenas a primeras en personas conocidas o muchas veces, conocidas del día en que ganan la medalla de turno y luego olvidadas. Personas increíbles.
¿Dónde están nuestros límites?
Cuando el límite es psicológico, es mucho menos comprendido, por menos visible.
Yo conozco casos de personas, que se desmayan si tienen que coger un tren. O si tienen que hablar ante una clase. Personas incapaces de levantarse cada día, por haber sufrido tantísimas “violaciones” sociales o familiares (evidentemente uso el término sin implicación sexual alguna), que ya no encuentran la energía interior en si mismas para soportar un solo día más, aunque las torturas hayan cesado hace mucho.
Personas que no es que no deseen hacer nada… es que quieren saber como podrían hacer algo, pero no son capaces de encontrar la respuesta. Y todo lo que encuentran es personas en su camino, que son incapaces de ponerse en sus zapatos, y de entender que NO QUERER NO ES LO MISMO QUE NO PODER.
Tener una minusvalía, no es ninguna deshonra.
Mucha gente cree que se convierte en una deshonra, cuando los “otros” lo convierten en una razón para la exclusión, para la estigmatización. Pero los “otros”, han caído alguna vez enfermos (o caerán), y en ese momento, no podrán valerse por si mismos.
“Los otros”, envejecerán, y en ese momento, no podrán valerse por sí mismos.
“Los otros”, pueden recibir un golpe inesperado del destino y sufrir un accidente y quedarse sin un brazo, sin una pierna, sin movilidad general, sin habla, y no podrán valerse por sí mismos.
Todos sin excepción, experimentamos o experimentaremos, formas de minusvalía, en algún momento de nuestra vida, y es de sabios aceptarlo como parte del proceso de vivir, y comprender que aquel que lo vive como una deshonra o una justificación para estigma o exclusión, es porque realmente es una persona, además de con poca empatía con muy poca comprensión de lo que es la vida, y porque y para qué estamos aquí.
Todo esto dicho con Cariño, con mucho cariño, hacia toda persona sea cual sea su condición personal en la vida.