Pizarro - Caceres

...y cierto día la cotorra del Jerte salió de su cerezal y se fue a correr por esos mundos de Dios. Mientras pudo cotorrear y todos reían con sus cotorreos se sentía importante. Pero llegó un momento en que ya la voz le fallaba y las plumas se le caían una tras otra. Dejaron de aplaudirla y alabarla ¡pobre cotorra del Jerte!

Se marchó del valle buscando otro cerezal. Había dejado de ser útil y, cuando esto ocurría, las cotorras más viejas y las más jóvenes comenzaron a picotearla echándole en cara su falta de locuacidad. La cotorra se decía a sí misma: "Lo de las jóvenes pase, pero... ¡si las demás son tan viejas como yo y son menos habladoras! ¿Por qué me hacen ésto?"

Mientras abandonaba el lugar se topó con un cotorro -desplumado también- que al ver su aflicción se compadeció de ella y le dijo: "No te preocupes, cotorra. Esto que te ha ocurrido me ocurrió antes a mí porque en campo ajeno hasta las cotorras chismorrean del extraño".

La cotorra contestó:
-¡Les conté cuanto sabía y cuanto me inventé! ¡les ofrecí todo lo que tenía y parecía que lo aceptaban de buen grado! Sin embargo, cuando ya no pude cotorrear más se me echaron todas encima. ¡No lo entiendo! ¡No lo entiendo!

El cotorro le dijo:
- En todas las huertas grandes y pequeñas -si te fijas bien- más que orejas para los buenos chismes y una imaginación desbordante, lo que abunda es un alfombra de excrementos y de plumas perdidas o arrancadas.
¿Eran muchas las cotorras?

La cotorra, cada vez más triste, respondió:
- No más de veinte (entre jóvenes y viejas).

- Y cotorros ¿cuántos había?

- Sólo uno y no precisamente muy lozano.

- Ahora lo entiendo todo. Por algo muy semejante me expulsaron a mí de otros sembraos.

- ¿Qué debo hacer entonces?

- Resignarte cotorra, resignarte. Hazte cargo de tu edad y da gracias de no haber acabado dentro de la boca de algún gato montés, una gineta o cualquier ave rapaz, porque dicen que solamente para ésto sirven las cotorras viejas.

La cotorra, con los ojos empañados por las lágrimas, siguió errando por los senderos de Dios dejando atrás al cotorro que la consoló de forma gratuita y pensando orgullosamente que ella todavía podría llegar a ser la decana de todos los cerezales, huertas y sembraos que encontrara en su camino y que todos los cotorros y cotorras fijarían su atención en ella.

MORALEJA. Las cotorras, como cotorras que son, no tienen entendimiento y toda la fuerza se les va por el pico.

Aunque todos sabemos que las cotorras no pueden hablar porque son animales ¿a que sí?

Buenas tardes cuadrilla.
Ay que istoria mas de cotorra nos acontao corinteñado, por quien ira esto, quien se abra dao por eludia. la voi a leer otraves a ver si me entero mejor.
yo soi mu torpe pero aqui estoi viendo ultimamente mucha gente con matricula nueva que na tienen que ver con Abertura.
A mi ma dicho un pajarito que esta pajara de la rofer esta en los foros desde antes que se inventara el abesedario y que foro que aparesia se iba a tomar cor cul0, ay que joerse lan seguio el rastro y lan encontrao, selo contao a mi chucho y ma dicho que tampoco es tan difisil que con lo que abla lo difisil seria no dar con ella.
lo que pasa que nosotros lo tenemos peor porque en los otros cuando los j0dia se iba pero aqui ya a j0di0 dos y no ay quien la eche, ay que j0derse se pega como una lapa.
cada ves estoi mas confuso no se si seguir al lao bueno o irme aonde estaba.

Es sólo una fábula, pero como en todas las fábulas, si hubiere alguna parte que obstinadamente se resistiese a la probabilidad y no se prestase a hacer unión con lo verosímil, necesitaremos en cuanto a ella de lectores benignos y que no desdeñen el estudio de las antigüedades que revolotean por cerezales y montaneras.

Pues para ser una fábula, se presta bastante a la comparación, vamos, que no se resiste ni un poco.