ESPINOSA Espinosa era un tipo moreno, un gran bigote atravesaba su cara redonda y amplia, de aspecto sano y cuerpo recio. Hablé con él en muy pocas ocasiones, en veinte años quizás serian cinco. Persona experimentada nunca se negó a ayudarme aun en las cosas más triviales y básicas, siempre mostró ante mí un inusitado afecto que iba acompañado con una crítica feroz al orden superior, como si tuviera la imperiosa necesidad de tener un enemigo común para acercarse a alguien. Espinosa se dirigió a mí un lunes, le ví venir y me causó extrañeza la decisión con la que se aproximaba, esperé intrigado qué sería lo que me iba a decir, y llegado donde yo estaba alargó su mano y en un movimiento instintivo se las estreché. - ¿Cómo andas Damián…, hoy es mi ultimo día, mañana ya me jubilo…? – - ¡Vaya, eso está muy bien, compañero, aquí no hay quien se entere como somos tantos…!- - Bueno lo pusieron en el tablón hace unos meses, pero como andas ensimismado en sabe Dios qué… - Es cierto- dije a modo de disculpa, sabiendo que en realidad ninguna era buena- sabes que en cuanto entro, procuro ir a lo mío… - Cada día te pareces más a tu padre, ¡jodío! - Le agradecí con la mirada el recuerdo, y me obligué a ser amable, aquel tipo merecía ser conocido mejor. - ¡Bueno en la Cafetería he dejado unos churros para que por lo menos hoy os acordéis de uno…!- Dijo con un leve tono de estudiado rencor. - ¡Muchas gracias, Espinosa, pero ya sabes que estoy a dieta y…! - ¡Anda, anda que a mí no me engañas… tira y coge un par de ellos…! - ¿Y ahora que vas a hacer con tanto tiempo…?- Intenté cambiar de tema para no pensar en los churros. - ¡Ahora vamos a viajar, unos meses en el pueblo y el resto con el nieto, que está hecho un bandido…ya me apuntaré a cursos para aprender cosas inservibles y me iré a mirar las pocas obras que van a quedar, bueno Damián, ¡suerte! Que con la crisis...veremos a ver, yo ya me libro…¿Pero estos que mandan…? - ¡Suerte, Espinosa, disfruta y tómatelo con calma que ahora vas a tener tiempo para todo…-Asintiendo con un ligero movimiento de cabeza me dió un golpecito en el brazo se alejó a seguir con las despedidas... Hoy, miércoles, vinieron a decírmelo…, dos días pasaron…, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, dejando paso a continuación al asombro más grande que hasta ahora experimenté… Espinosa había tenido un infarto… fulminante, podíamos visitar a su familia en el Tanatorio, dedicarle a él un poco más de tiempo que el que le dedicamos en vida…sentí no haber aceptado su invitación...¡Maldita sea!.., pensé en su mujer, en sus hijos y en su nieto…¡El bandido!, pensé en todas las cosas que se dejó sin aprender, en su pueblo, en los paseos que no daría… los viajes que no compartiría… y sentí una inmensa pena…más que por él,...por mi …tan real como la vida misma…, e igualmente injusta. perolo-perolo.blogspot.com
|