CIEGOS ¡Si! Definitivamente sí, estamos ciegos pero de amor propio, amor a nuestras necesidades, a lo que “nosotros” queremos, deseamos, esperamos, sentimos. Estamos tan ensimismados que no tenemos tiempo para mirar a nuestro alrededor para ver la necesidad en el. Ciegos de vanidad, vanidad por el que dirán, por la silueta, el peso, la papada, la caída del pelo, las arrugas, las estrías, las ojeras, las “patas de gallo”. Ciegos de egocentrismo, de tener más que los demás, la nueva casa más grande, el automóvil más lujoso, las mejores vacaciones, la nueva pantalla plana, el nuevo sistema de entretenimiento, la cocineta más cara, solo por que “según” es la mejor. Ciegos, ciegos, tan ciegos que no nos damos cuenta cuando fue la última vez que le dijimos un “te quiero” a nuestra esposa o esposo, cuando fue la última vez que le agradecimos a nuestros padres su esfuerzo, su cariño, su tiempo, su amor. Que día fue el último en que le agradecimos a un amigo su lealtad, su entendimiento, su compañerismo. En que mes fue el último en que nos acercamos a nuestros hijos solo para decirles “Eres lo más importante en mi vida y no te cambiaria por nada en el mundo. Sin ti mi vida no tendría sentido. Sin ti, la muerte sería mi único consuelo”. Amor ciego… Dejemos de vivir en penumbras, de vivir a medias, de sobrevivir a cuestas. Démonos la oportunidad de que a partir de HOY… ¡A partir de HOY! nuestro amor tenga ojos, manos, boca, lengua, piernas; pero sobre todo, por sobre todas las cosas… Permitamos que tenga Alma y Espíritu. SALUDOS A TODOS LOS PIZARREÑOS Y A LOS QUE NO LO SEAN TAMBIÉN |