Piedras Albas - Caceres

Hoy he descubierto este texto por casualidad en el foro de Mombeltrán y leyendolo se me han puesto los pelos como escarpias. Leedlo hasta el final por que merece la pena y judguen ustedes mismos...
Mariaromana, corason, no entres tanto al trapo, dejales que se desahoguen.

CONTRA EL ACOSO SOCIAL. POR LA SALUD PUBLICA
Tensión histórica
Nadie recuerda en Mombeltrán un ambiente de tensión, amenaza, acoso moral y presión generalizada como el que se ha establecido en los últimos 24 años. Este ambiente es el resultado y combinación de varios factores o coincidencias.

La Posesión
Cuando alguien, por una serie de casualidades, se ha visto elevado a una categoría que no le corresponde, que le viene muy grande, se siente sobrevalorado y en su delirio de grandeza se considera el dueño total del pueblo. La posesión social se estudia en el terreno de la psicología social. El posesivo o psicópata social no está preparado para el control o las normas lógicas de una vida con sentido común, no está preparado para la igualdad de trato ni para la crítica. La posesión es el recurso de una mente no preparada para el poder alcanzado, una cabeza no preparada para una vida de cooperación con el prójimo. El posesivo no resuelve problemas sino que los crea porque, para mantener su categoría, encontrada por casualidad, recurre a todo tipo de presiones. El posesivo no crea, sólo destruye de una u otra forma. La "creación" que el posesivo practica es la creación de tensión y enfrentamientos generalizados entre la población. El posesivo considera que pesca más y mejor en río revuelto.

La anormalidad. Falta de normas
El posesivo elevado a cargo de gestor-director recurre en primer lugar al abandono de la autoridad moral real que le correspondería. El posesivo abandona la autoridad moral normativa, deja hacer a la gente a su antojo para comprar sus almas y sus votos. Al posesivo no le interesan las normas y tener que hacer que se apliquen con igualdad y seriedad. Al posesivo sólo le interesa el puesto y su poder encontrado por casualidad, le interesa mantener su elevada posición, su sorprendente sobrevaloración. Por eso, en manos de un posesivo no hay normas. La ausencia de control o de normas podemos llamarla anormalidad social.

El psicópata social produce enfrentamiento generalizado
En esta anormalidad, el posesivo te deja hacer o incluso te puede regalar algunas migajas gracias al poder que se ha encontrado. De esta forma te utiliza para su objetivo principal: mantenerse en el poder. El engaño y la mentira son los recursos del psicópata social posesivo. Si intervienen administraciones superiores para hacer cumplir las normas que el posesivo no hace cumplir, y te encuentras con una denuncia, por ejemplo de Patrimonio o de Medio Ambiente, el posesivo te confunde y te dirá que tus vecinos te han denunciado. Si el posesivo te invitó y te convenció para pujar en una adjudicación como el Hostal, o, aún más, te la adjudica a modo de regalo, como, por ejemplo, el Bar de los jubilados, pero las cosas te van mal; el posesivo te dirá que tu vecino te está saboteando, que hay consignas para que la gente no vaya a tu negocio, que tu vecino es el culpable de tus problemas. El posesivo malmete e induce a la violencia. Para sus engaños puede inventarse cualquier cosa, como, por ejemplo, que alguien va insultando a tu madre. Sólo hace falta encontrar un receptor con limitaciones o problemas de carácter, de juicio débil, un receptor inadaptado, un receptor con tendencia a la violencia… y tendremos a alguien poseído y peligroso. Y el problema crece y se extiende. El posesivo busca dañar a su objetivo, pero tampoco tiene piedad con el poseído al que utilice. Busca el daño a terceros, pero tampoco le importa el daño que cause al enviado que, para él, es un simple instrumento de presión. Busca el daño y no le importa si el dañado es su brazo violento. Incita a la violencia y ampara verbalmente al violento verdugo poseído, pero, llegado el caso, abandona a su verdugo ante la autoridad de un juez, pues al posesivo solo le interesa mantener su cargo. En la cadena de mentiras, el posesivo podrá decir al final ante un juez una verdad si la necesita para evitarse problemas propios, enviando así a su supuesto protegido al infierno.
También las presiones del posesivo pueden ser directas, con ayuda de un abogado insaciable, por medio de denuncias judiciales sin fundamento. El psicópata dirá que le insultan. Sentirse víctima forma parte del engaño truculento y el sucio juego del psicópata social. La denuncia fácil es un método de abuso de poder para tensar o, por el contrario, aflojar la cuerda si finalmente el denunciado se plegara humillándose a la posesión, o si llega la hora del juicio y el posesivo denunciante prefiere evitar el ridículo de su falta de fundamento ante un juez.

El posesivo atrae problemas como un imán
A la gente normal, con espíritu libre y con mente racional, no le gusta sentirse poseída ni en un entorno de posesión. A medio y largo plazo, cada vez más gente toma conciencia, descubre el juego sucio y choca con las manipulaciones del posesivo. El posesivo se va viendo desenmascarado, pero, como no tiene recursos racionales ni argumentos de autoridad moral, su enfermiza fórmula no se detiene. Ante la conciencia crítica de la gente, el objetivo del posesivo será que la gente se marche del pueblo. El deseo del posesivo sería poder sustituir a la gente libre con nueva gente poseída. Llamará y atraerá con falsas o imposibles promesas a nueva gente con pocos recursos materiales y morales para sustituir a la gente con espíritu libre. Este es el ciclo sin fin, la espiral, el bucle, el círculo vicioso que produce la posesión social.

Contra la enfermedad, por la salud pública
Con altura moral ciudadana y por encima de la ceguera de la aparente competición de partidos políticos, la unidad de la gente de buena voluntad, la unidad del pueblo sano de Mombeltrán y La Higuera, el 22 de mayo puede y debe acabar con este enfermo círculo vicioso.