Navas del Madroño - Caceres

Próxima a celebrarse la feria de mayo, quiero traer al foro una crónica del corresponsal en Brozas del periódico "El Norte de Extremadura", que en 1909 hacía esta narración tan pormenorizada de la actuación de la compañía teatral brocense en Navas, cubriendo con su relato los aspectos del paisaje en mayo, la feria en la plaza, la fábrica de la luz, las guapas muchachas, el acto teatral y el elenco de actores de la compañía, además de elevar la crónica a ecos de sociedad con la relación de asistentes femeninas y los caballeros que contribuyeron a dar realce al acto.
Es un relato con una prosa florida y poética en la que a mi parecer no hay doble intención, sino que era la forma de expresarse en aquel tiempo; a unos gustará más y a otros menos, pero así se escribía entonces.
Como curiosidad, la feria se celebraba entonces el 20 de mayo.
Cumplidos sus deseos Sr. Bulpex.



Jira cómica

Con un sol aplastante, tras hora y media de alegre caminata y revestidos de nuestros títulos de cómicos, arribamos a las cinco de la tarde al parador de este bonito y hospitalario pueblo, los individuos que componemos la Compañía brocense y partes subyacentes. Total, treinta y tantos viajeros. Casi nadie.
Somos aquí recibidos con cariñosa afabilidad por el joven farmacéutico D. Germán Carrasco, D. Domiciano Berrocal y los hermanos D. Celerino y D. Gregorio Terrón, todos los cuales, con excesiva bondad, colmannos de atenciones tan estimables como inmerecidas, obsequiándonos con espléndidos refrescos que saboreamos con verdadero deleite, porque el calor que se hace sentir, es por demás sofocante.
Tras unos momentos de descanso, nos disponemos a bajar al pueblecito, en compacta “peregrinación”, contemplando a nuestro paso por las vetustas callejuelas que al mismo conducen, la esplendorosa floresta de los huertos, poblados de frondoso arbolado y pletóricos de rozagantes verdores, entre los que serpentean encendidas amapolas y diversas florecillas que exhalando sus balsámicos aromas saturan el ambiente.
Atravesando varias calles, hemos llegado a la plaza, donde advertimos el revuelo propio de la feria y en la que resuenan las voces de los mercaderes, confundidas con el redoblar del tamboril del imprescindible “tío vivo”, que tiene en incansable movimiento sus “briosos corceles”, de madera.
Por entre la desordenada profusión de puestos y tiendas de muñecas, loza, dulces, pitos y otras mil mercancías, desfilan amenos grupos de muchachas garbosas, que orladas por los flamantes colorines de sus indumentarias festivas, van pregonando en la lozanía de su juventud los encantos de belleza que tan justamente dan fama a este pueblo de mujeres guapas.
De aquí pasamos al teatro y en él admiramos lo bien dibujado que está el telón de boca, a los lados del cual se hayan dos retratos de figuras gloriosas: Cervantes y Calderón de la Barca, y encima un cuadro que expresa esta simbólica inscripción: “Ilustración y Recreo”.
Partimos, sin dejar de departir “conversa”, con nuestras jóvenes comediantas, en dirección a la fábrica de “La Electra Extremeña”, no sin hacer una parada en la casa y taller de ebanistería de nuestro acompañante D. Gregorio Terrón. Nos enteramos de que aquí tenemos nuestra morada accidental y proseguimos la ruta hasta el edificio de la luz, lugar que a todos nos agrada y en el que por consecuencia permanecemos largo rato curioseando el mecanismo, dependencias y teléfono. En éste, nuestro ya buen amigo Celerino transmite a Brozas nuestro “incólume”, estado físico, pues del moral no se atreve, sin duda porque no de él se puede responder viendo a las muchachitas venteras, que son una bendición, ¿No es así, amigo Celerino?
Cuando el crepúsculo vespertino tiende sus alas grises y el fluido eléctrico destella en las bombillas, dirigimos nuestros pasos a la morada, elevando una súplica a San Audaz y la Providencia para que no haya interrupción por toda la noche en el alumbrado.
Hemos llegado al taller del Sr. Terrón y después de improvisar sendas mesas, depositamos combustible en nuestra maquinaria intestina para reponer fuerzas y en el preparado de esta operación reinan: las finas atenciones que nos dispensan los Sres. Terrón y familia, la animación de nuestras jóvenes actrices y el alborozo de los actores, que no se olvidan de caldear sus espíritus con el calorcillo del mosto.
Terminada esta parte de nuestro “programa” merodeamos por la plaza del ferial y volvemos al coliseo, donde más tarde habremos de lucir nuestras “proezas” artísticas.
Aguardando estamos breves horas y cuando llegada es la del espectáculo, el salón se ve casi totalmente lleno de espectadores, ofreciendo un aspecto delicioso. El espacio de butacas, ocupado por el elemento aristocrático de la villa, más parece un pensil de flores humanas en el esplendor de la primavera.
Entre ellas, primorosamente ataviadas con ricos pañuelos de Manila, tenemos ocasión de admirar a las encantadoras deidades Srtas. Manuela, Inés y Antonia Alarcón; a las bellas y hermosas Ángeles Prieto e Isabel Rodríguez; a las miríficas beldades María Patrón y Ángela Gutiérrez; a las muy elegantes Isabel Herrero, Rosario Pérez Carrasco y Felisa Gómez; así como también a las simpáticas huríes Paca y Juana Ros, Paula Terrón e Isidora y Dolores Núñez, morenas tan donosas como Virtudes, Francisca y Gregoria Concha, y a las distinguidas y guapas Julia Corchado, Filomena Castellano, María Durán y Adela González.
Tengo la satisfacción de saludar en este mismo lugar al acreditado joyero D. José Viera, quien en unión de su hijo Aurelio, ha venido a pasar unos días de feria. También pláceme saludar por vez primera al conocido maestro y excelente poeta D. Vicente Chaparro.

La función

Para reseñar ésta lucho con el inconveniente de ser juez y parte, como oportunamente indicó el Sr. Carrasco, por lo que en atención a esto y al no mucho deseo de revistear dos veces las mismas representaciones, haré un ligero resumen, empezando por consignar que como artistas se distinguen en la obra “El oso muerto”, el Sr. Gutiérrez en Don Silverio y Modesta Ortiz en el de Dolores. Muy bien Teodora Belloto en Magdalena y Laureana Castellano en Serafina, estando aceptables en sus personajes las jóvenes Elisa Becerra, en Paca y Mercedes Barrera en Pilar, como asimismo los jóvenes D. Jiménez en Rodríguez, F. Romo, en Pedro, P. Rabanal en Floro, Vicente Acedo en Manuel y A. Acuña en el sereno.
La obra y su interpretación resulta del agrado de la concurrencia y los noveles actores y actrices son muy aplaudidos, especialmente el Sr. Gutiérrez, quien además es felicitado por el buen literato Sr. Chaparro al final de los actos.
En el sainete ¡Ya somos tres!, muy bien desempeñado el papel de Pepe, por M.C.; superior Modesta Ortiz en Asunción; muy aceptables Ambrosia González en Luisa y Laureana Castellano en Adela, y regular en Ambrosio mi amigo Capulás.
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Es la una de la madrugada. La función termina y empieza en el mismo salón un baile particular en honor de los expedicionarios. La orquesta, que es la misma que ha amenizado la fiesta teatral, deja sentir las rítmicas cadencias de un melodioso vals, al son de las cuales danzan en revuelto giro las bellas parejas. ¡Qué lastima que exigencias del hogar impida quedarse al baile a las jóvenes aristócratas de este pueblo, porque con su presencia hubiera llegado el festival al disloque de la animación y la brillantez! No obstante, el baile está muy lucido y de él participan no poco los Sres. Carrasco, Terrón, Berrocal y Prieto, que bailotean de lo lindo.
Yo, en tanto, me guardo estas cuartillas y me entrego a Morfeo en una butaca que hallo entre bastidores.
…Son las cuatro de la mañana cuando salgo de mi pequeño letargo y se da fin al baile, pasando nuevamente a casa del Sr. Terrón, donde con más cansancio y sueño que apetito, devoramos la suculenta cena, que más pudiera llamarse almuerzo por la hora en que se celebra.
Son las seis y media y emprendemos el regreso, no sin antes haber pasado por la plaza, luciendo nuestras palideces de espectros, mientras los gorriones y golondrinas revolotean en el espacio dirigiendo sus canciones al día espléndido.
Íntimamente agradecidos por la benévola acogida que se nos ha dispensado repetimos nuestro agradecimiento sincero a los Sres. D. Tomás …, Sres. Terrón, Berrocal, Prieto y D. Germán Carrasco. Hombre afable, cortés y bondadoso en extremo es éste, que a sus relevantes cualidades de caballero excelente, hay que sumar la de hallarse soltero; porque ya se necesita abnegación para permanecer en tal estado, en pueblo donde existen huríes tan deslumbradoras.

CAPULÁS
Navas, 24 mayo de 1909

Un saludo a tod@s

Bravo CaballerodeMonfrague, que bonito pasaje de historia, costumbres y tipismo. Me alegro mucho de volver a leerlo en el Foro.
Un saludo a toda las Navas.