Foro- Ciudad.com

Logrosán - Caceres

Poblacion:
España > Caceres > Logrosán
13-06-14 16:57 #12101330
Por:No Registrado
Carta al obispo de Salamanca Carlos López Hernández
ALEJA A TUS HIJOS DE LOS SA-CERDOTES CATÓLICOS

Han pasado unos días desde que puse la denuncia, y salió publicada junto con
el artículo y la posterior entrevista.
Un tiempo de ausencia necesario para asimilar el cambio que supone a
nivel vital romper el silencio. Ordenar ideas, desahogarse, recibir ánimos
de conocidos y extraños.
Me encuentro en paz. La verdad te hace libre, reconforta, abre puertas
que dejan salir el dolor acumulado durante tantos años de sufrimiento.
Aunque ese dolor nunca desaparece.
Dolor, es lo que llevamos a cuestas las víctimas de abusos sexuales: dolor,
dolor y más dolor. Por los hechos en sí mismos. Las noches sin dormir, los
días sin poder mirarte al espejo, sabiendo que ocultas algo terrible que te
está carcomiendo. El dolor, el sufrimiento, el abuso no tiene cura. Se lleva
toda la vida a cuestas, y modela tu comportamiento, tus conductas, tus
maneras de relacionarte.
Hablar me ha rehecho como persona. Me ha dado la paz necesaria para
enfrentarme a la verdad y hacer de ella un estandarte que me empuje a
seguir adelante sin dar un paso atrás.
Señor obispo, ¿usted sabe de qué hablo, no?
Le hablo de la verdad. Esa que conoce y esconde con palabras vacías,
argumentando tener conocimiento de causa por primera vez cuando sabe
que usted y yo nos llevábamos reuniendo ya más de tres años.
Le hablo de las víctimas que se han acercado a mí estos días tras la
denuncia, víctimas de Isidro, víctimas de su silencio y connivencia, señor
obispo, buscaban en mí conseguir un poco de paz.
Esa paz robada en la infancia a manos de un sacerdote que, al amparo de
una casta eclesial, ha ido cambiando de parroquia -como suele ser habitual
en estos casos- para escapar de la justicia y de las víctimas.
Víctimas de obispos anteriores, que también ocultaron los hechos, y de
sacerdotes que amparan a los culpables y los esconden en sus parroquias,
dándoles un retiro dorado en su jubilación, permitiéndoles seguir
trabajando con menores a pesar de conocer sus abusos.
Como el párroco Nacho Gómez Carreño, que me dijo estando ya jubilado
Isidro López Santos en su parroquia, que por qué no le dejaba en paz, que
le estaba yo haciendo mucho daño.
O Juan, el párroco del Carmen y Barbados, que me dijo al poco de
empezar yo a recordar los abusos sexuales que lo dejara pasar, que haría
mucho daño yo a los campamentos si me decidía a denunciar.
Pero todos ellos bajo su manto, señor obispo, con su consentimiento y
bajo su mandato.
Porque no hablo sólo de las víctimas de Isidro López Santos en San Julián,
en Tejares, o de los menores que hayan podido ser abusados desde que
usted le jubiló, ya consciente de su delito tras las conversaciones
mantenidas entre usted y el que escribe. Conversaciones iniciadas en
marzo del año 2011. ¿Se acuerda, señor obispo?
También hablo en nombre de las víctimas de otros sacerdotes y
profesores de colegios religiosos que estos días se han acercado a mí,
animándome y poniendo en mí su esperanza de que esto se resuelva y
salga a la luz de una vez por todas.
Hablo en nombre, por ejemplo, de una madre con un hijo aún menor,
abusado en el centro privado cristiano Maestro Ávila de Salamanca. Y que
sigue esperando que se haga justicia mientras los acusados siguen
trabajando con menores en el colegio.
Hablo de adultos que estudiaron en ese colegio y que me han relatado sus
experiencias. Personas que han llegado hasta mí después de romper yo el
silencio que con tanto esmero habéis construido e impuesto.
Hablo de víctimas de otras partes de España, incluso de la ciudad en la que
ahora vivo, alejándome del intenso dolor que Salamanca me clava.
Víctimas que han visto que se puede romper la cadena social de la
vergüenza que nos apunta con el dedo, convirtiéndonos a las víctimas en
culpables y a los culpables en víctimas.
Esa terrible cadena social es la que les ha amparado hasta el día de hoy. A
ustedes, señor Obispo, y a los que usted y sus compañeros esconden. Esa
cadena social que impone la vergüenza y que se estigmatice a las víctimas.
Cuando la verdadera vergüenza son ustedes y su silencio hipócrita,
inhumano, criminal.
Pero ahora ya no tengo sonrojo en decir bien alto que fui abusado por un
sacerdote, incluso siendo ya mayor de edad. A pesar de los comentarios
de los que trabajan para ustedes en las redes sociales y se dedican a
escupir veneno por sus bocas para desacreditarnos, incluso diciendo que
ellos no se atreverían a dejar a sus hijos conmigo en un campamento.
No, ya no tengo vergüenza, pues he roto el silencio forjado por una
sociedad durante años, esclavizada bajo un régimen católico que ha
impuesto, y sigue pretendiéndolo, unas normas que amparan a los
culpables y condenan a las víctimas.
He roto el silencio, he dicho la verdad. He roto esas cadenas sociales que
entre todos nos cargasteis a los niños víctimas de vuestros abusos.
Y no tengo miedo a seguir diciéndola bien alto. Aunque hablar suponga
que muchas personas que esperabas que estuvieran a tu lado
desaparezcan, hagan mutis por el foro en silencio, refugiándose en su
cobardía. Sin más.
Quizás sea lo que más duela: que familia, amigos, personas que esperabas
que te abrazaran en los momentos difíciles, se escabullan sin decir ni pío.
Familia, qué decir. Pocos quedan. La vida fue dura. Envenenado por el
dolor dañas a tu entorno. Otros, que en teoría habían estado a tu lado más
que nadie, desaparecen nada más poner la denuncia. No pueden poner en
riesgo su posición.
Lo hacen por vergüenza. Tienen vergüenza de verse a tu lado. Y por miedo
o cobardía, temen el poder que tenéis sobre la sociedad. Eso ha
conseguido la Iglesia durante años, institucionalizar un delito y hacer
culpables y apestosas a las víctimas.
Pero, por otro lado, tras romper el silencio, también llega aire fresco con
personas que creías perdidas, o nuevas amistades que se implican y te
apoyan.
Y sobre todo está el orgullo de por fin poderte mirar al espejo, saber que
has hecho lo correcto a pesar de que te miren raro cuando llevas a tu hijo
al colegio.
Pero ninguna mirada puede empañar el orgullo de mirar a tu hijo a los ojos
y que te diga que el día que se encuentre con el señor malo que te hizo
daño a ti y a más niños le va a dar un puñetazo en la colleja. Reconforta. Mi
hijo, esa joya que hace que merezca la pena ver salir el sol cada mañana, y
a al que con pocas palabras le he explicado que pasó y lo ha entendido.
¿Sabe a qué me refiero, señor obispo? No, claro, usted nunca ha tenido un
hijo, nunca ha querido a un hijo, a un niño de su sangre. De ser así no habría
permitido y amparado esa monstruosidad que son los abusos a menores
por parte de curas.
Pero mi hijo no va a estar en ese oscuro mundo de mentiras y miedos en el
que se mueven ustedes y me obligaron a moverme a mí. A mi hijo le he
contado la verdad y la ha entendido fácilmente. Sin tapujos, sin tabúes,
explicando lisa y llanamente la verdad. Y ahora entiendo el por qué le
tenéis tanto miedo a una educación sexual en las escuelas. Perderíais ese
reino de terror y abusos que habéis impuesto a lo largo de siglos de
mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables.
Y es en nombre de esa verdad que tanto teméis que, desde este periódico
donde me han dado voz, le exhorto a ratificarse en su afirmación, a decir
de nuevo que no tenía conocimiento de esos abusos sexuales hasta que
salió el artículo con mi denuncia.
Tenga el valor de decir que mis palabras son mentira. Atrévase a decir que
usted no ha escondido a un delincuente de abusos conocidos por usted,
que no le ha jubilado para evitar que esto trascendiera estando en activo.
Vuelva a decir, como me dijo a mí en persona, que en función de unos
rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos
cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares.
Denuncias, por otro lado, archivadas seguramente a cambio de un dinero
sucio, que tapa bocas y permite que los menores enquisten una situación
dolorosísima que a la larga va a marcar sus vidas, pues no se toman
medidas terapéuticas adecuadas que eviten que el dolor lo devore todo,
destruya sus vidas.
Atrévase a dar la cara y a negar todo lo que estoy expresando aquí, a
repetir, como ha hecho en numerosos medios, no conocer los abusos y
pedir “la presunción de inocencia para el sacerdote”.
Es un reto. Le desafío a usted y a sus superiores a decir que mis palabras
son mentira y que desconocían los hechos.
Y este desafío viene, por fin, de una persona abusada que ya no tienen
miedo, de una víctima no solo de Isidro sino de la Iglesia que ampara y
permite estas conductas, una víctima que se ha cansado de callar.
Una víctima de abusos sexuales que ha vivido un infierno con el
consentimiento de obispos anteriores, que mantuvieron en silencio estos
delitos.
Una víctima que se llama Javier Paz Ledesma, y que se ha reunido con
usted, señor Obispo, en bastantes ocasiones. Ocasiones en las que usted
reconoció que Isidro había admitido los hechos y aun así usted le escondió.
No sólo le escondió, empezó un falso proceso canónico contra él,
agotando mi paciencia, jugando con mi tiempo, con mi vida, con la justicia.
Atrévase, si tiene valor, a desmentir mis palabras, señor obispo de
Salamanca y que sea la verdad la que nos ponga a cada uno en nuestro
lugar.
Sin más se despide de usted
Javier Paz Ledesma

https://ww.publico.es/estaticos/htmls/carta-al-obispo-de-salamanca-carlos-lopez-hernandez_1_1_1.html


































































































Víctimasquehanvistoquesepuederomperlacadenasocialdela vergüenzaquenosapuntaconeldedo,convirtiéndonosalasvíctimasen culpables y a los culpables en víctimas. Esaterriblecadenasocialeslaqueleshaamparadohastaeldíadehoy.A ustedes,señorObispo,yalosqueustedysuscompañerosesconden.Esa cadenasocialqueimponelavergüenzayqueseestigmaticealasvíctimas. Cuandolaverdaderavergüenzasonustedesysusilenciohipócrita, inhumano, criminal.



Peroahorayanotengosonrojoendecirbienaltoquefuiabusadoporun sacerdote,inclusosiendoyamayordeedad.Apesardeloscomentarios delosquetrabajanparaustedesenlasredessocialesysededicana escupirvenenoporsusbocasparadesacreditarnos,inclusodiciendoque ellos no se atreverían a dejar a sus hijos conmigo en un campamento. No,yanotengovergüenza,puesherotoelsilencioforjadoporuna sociedadduranteaños,esclavizadabajounrégimencatólicoqueha impuesto,ysiguepretendiéndolo,unasnormasqueamparanalos culpables y condenan a las víctimas.



Herotoelsilencio,hedicholaverdad.Herotoesascadenassocialesque entre todos nos cargasteis a los niños víctimas de vuestros abusos. Ynotengomiedoaseguirdiciéndolabienalto.Aunquehablarsuponga quemuchaspersonasqueesperabasqueestuvieranatulado desaparezcan,haganmutisporelforoensilencio,refugiándoseensu cobardía. Sin más.



Quizássealoquemásduela:quefamilia,amigos,personasqueesperabas que te abrazaran en los momentos difíciles, se escabullan sin decir ni pío. Familia,quédecir.Pocosquedan.Lavidafuedura.Envenenadoporel dolordañasatuentorno.Otros,queenteoríahabíanestadoatuladomás quenadie,desaparecennadamásponerladenuncia.Nopuedenponeren riesgo su posición.



Lohacenporvergüenza.Tienenvergüenzadeverseatulado.Ypormiedo ocobardía,temenelpoderquetenéissobrelasociedad.Esoha
























conseguidolaIglesiaduranteaños,institucionalizarundelitoyhacer culpables y apestosas a las víctimas.



Pero,porotrolado,trasromperelsilencio,tambiénllegaairefrescocon personasquecreíasperdidas,onuevasamistadesqueseimplicanyte apoyan.



Ysobretodoestáelorgullodeporfinpodertemiraralespejo,saberque hashecholocorrectoapesardequetemirenrarocuandollevasatuhijo al colegio.



Peroningunamiradapuedeempañarelorgullodemiraratuhijoalosojos yquetedigaqueeldíaqueseencuentreconelseñormaloquetehizo dañoatiyamásniñoslevaadarunpuñetazoenlacolleja.Reconforta.Mi hijo,esajoyaquehacequemerezcalapenaversalirelsolcadamañana,y aalqueconpocaspalabrasleheexplicadoquepasóylohaentendido. ¿Sabeaquémerefiero,señorobispo?No,claro,ustednuncahatenidoun hijo,nuncahaqueridoaunhijo,aunniñodesusangre.Deserasínohabría permitidoyamparadoesamonstruosidadquesonlosabusosamenores por parte de curas.



Peromihijonovaaestareneseoscuromundodementirasymiedosenel quesemuevenustedesymeobligaronamovermeamí.Amihijolehe contadolaverdadylahaentendidofácilmente.Sintapujos,sintabúes, explicandolisayllanamentelaverdad.Yahoraentiendoelporquéle tenéistantomiedoaunaeducaciónsexualenlasescuelas.Perderíaisese reinodeterroryabusosquehabéisimpuestoalolargodesiglosde mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables.



Yesennombredeesaverdadquetantoteméisque,desdeesteperiódico dondemehandadovoz,leexhortoaratificarseensuafirmación,adecir denuevoquenoteníaconocimientodeesosabusossexualeshastaque salió el artículo con mi denuncia.



Tengaelvalordedecirquemispalabrassonmentira.Atrévaseadecirque ustednohaescondidoaundelincuentedeabusosconocidosporusted, que no le ha jubilado para evitar que esto trascendiera estando en activo.


















Vuelvaadecir,comomedijoamíenpersona,queenfuncióndeunos rumoresustednopodíahacernada.Cuandoteníaconstanciadelosabusos cometidosporIsidroLópezSantos,delasdenunciasarchivadasenTejares. Denuncias,porotrolado,archivadasseguramenteacambiodeundinero sucio,quetapabocasypermitequelosmenoresenquistenunasituación dolorosísimaquealalargavaamarcarsusvidas,puesnosetoman medidasterapéuticasadecuadasqueevitenqueeldolorlodevoretodo, destruya sus vidas.



Atrévaseadarlacarayanegartodoloqueestoyexpresandoaquí,a repetir,comohahechoennumerososmedios,noconocerlosabusosy pedir “la presunción de inocencia para el sacerdote”.



Esunreto.Ledesafíoaustedyasussuperioresadecirquemispalabras son mentira y que desconocían los hechos. Yestedesafíoviene,porfin,deunapersonaabusadaqueyanotienen miedo,deunavíctimanosolodeIsidrosinodelaIglesiaqueamparay permite estas conductas, una víctima que se ha cansado de callar. Unavíctimadeabusossexualesquehavividouninfiernoconel consentimientodeobisposanteriores,quemantuvieronensilencioestos delitos. UnavíctimaquesellamaJavierPazLedesma,yquesehareunidocon usted,señorObispo,enbastantesocasiones.Ocasionesenlasqueusted reconoció que Isidro había admitido los hechos y aun así usted le escondió.



Nosóloleescondió,empezóunfalsoprocesocanónicocontraél, agotando mi paciencia, jugando con mi tiempo, con mi vida, con la justicia.



Atrévase,sitienevalor,adesmentirmispalabras,señorobispode Salamancayquesealaverdadlaquenospongaacadaunoennuestro lugar.



Sin más se despide de usted


















Javier Paz Ledesma





https://ww.publico.es/estaticos/htmls/carta-al-obispo-de-salamanca-carlos-lopez-hernandez_1_1_1.html
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
CARTA DE UNA MADRE , A OTRA MADRE Por: No Registrado 09-01-10 21:31
curro50
4
La sombra del viento. Carlos Ruiz Zafón, Por: No Registrado 15-12-09 14:10
No Registrado
1
LOS OBISPOS EXCOMULGARÁN A QUIEN PARTICIPE EN UN ABORTO Por: No Registrado 25-06-09 13:07
No Registrado
15
“Amigos del Camino Real de Guadalupe” ofrece su “apoyo y colaboración” con el estudio de obra del Camino Real entre Puerte del Arzobispo y Gudalupe Por: No Registrado 21-01-09 15:49
No Registrado
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com