Cuacos de Yuste - Caceres

ODA A LA VÍBORA QUE PICABA

Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciable
Sacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento,
Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla,
Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas,
A la luz de la luna realizar pequeños robos,
Falsificaciones de documentos comprometedores,
So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes.
Largos años viví prisionero del encanto de aquella mujer
Que solía presentarse en mi despacho completamente desnuda,
oliéndole el cuerpo como nadie hubiere imaginado en su vida
Ejecutando las contorsiones más difíciles
Con el firme propósito de incorporar mi pobre alma a su órbita
Y, sobre todo, para extorsionarme hasta el último céntimo.
Me prohibía estrictamente que me relacionase con agricultores sin sobre,
mis amigos poco a poco eran separados de mí mediante libelos infamantes
que la víbora hacía publicar en un diario de su propiedad.
Apasionada hasta el delirio no me daba un instante de tregua,
Exigiéndome perentoriamente que besara su boca,
contagiándome del enorme veneno que derrochaban sus colmillos.
Ella me animaba en el enorme propósito de un futuro sin problemas,
Para ello contestaba sin dilación día tras día a sus necias preguntas,
muchas de ellas referentes a la eternidad en el trabajo,
y a la vida futura de la izquierda de nuestro pueblo.
Temas que producían en mí un lamentable estado de ánimo,
zumbidos de oídos, entrecortadas náuseas, desvanecimientos prematuros
que ella sabía aprovechar con ese espíritu práctico que la caracterizaba
para vestirse rápidamente sin pérdida de tiempo,
y abandonar mi despacho dejándome con un palmo de narices.
Esta situación se prolongó por más de siete años.
Por temporadas vivíamos en un mundo idílico,
en el que la víbora llevaba un minucioso libro de cuentas,
anotaba hasta el más mínimo céntimo que sacábamos sin dignidad ninguna
Y me acusaba de haber arruinado su vida y de marchitar lo que antes era perfume en su cuerpo.
Entre las primeras hojas de primavera
me encontré el flechazo final,
algo que nunca hubiera imaginado de este ser tan preciado que un día idolatré
Ahora se que ese perfume no llegará nunca,
esa rosa se habrá marchitado para siempre,
volverá la peste a tu cuerpo como antes de conocerte
Lanzando llamas por los ojos me emplazabas hace unos días
a comparecer ante lo que hace unos días eran amigos míos,
y que ahora gracias a tu venenosa picadura
han jugado a apuñalarme por la espalda,
a jugar a eso a lo que nunca supiste jugar,
a mirar a la cara a la gente y decirles la verdad,
esa verdad que tanto molesta
y que guardas en lo más profundo de tus entrañas.

¿pero que es lo que te ha hecho??!!!