Campo Lugar - Caceres

Ahora las jovencitas piensan que nosotras siempre hemos sido como ahora nos ven, pero no queridas, hace algún tiempo, los muchachotes también sentían un estremecimiento al vernos, algunas veces agradable y otras también y el que se atreva que diga que no, que ya hablaremos en casa.

Mi amiga me llevó aquel año a su pueblo, después de haber dejado el mío, sentía añoranza en aquella gran ciudad y verme de nuevo entre casas blancas y gente “normal” me hizo mucho bien, era un pueblo de casas bajas y blancas con algunas calles empedradas y la mayoría sin asfaltar, pero habíamos estrenado hace poco un carnet de conducir, y aunque el 127 blanco de mi amiga no era a estrenar, para nosotras representaba un avance de tal calibre en nuestras vidas que afrontamos aquel verano de una manera muy diferente.

La “Rebe”, tenía una bonita casa blanca (como la de Bush, que exagerada, un poquino mas pequeña), con unos muros gruesos como Montserrat, Montserrat Caballé, pero esta a diferencia de la segunda daba un “cante” diferente, el caso es que los padres de “Rebe” tenían que hacer la compra, pues se habían traído a unos sobrinos de la “Rebe” que tenían la fea costumbre de comer tres veces al día y por lo tanto necesitaban cosas de esas que se comen, alimentos creo que se llaman.

Allí estábamos subidos los seis en el 127 blanco con más cabezas que un tren de ganado vacuno y sin miedo a las multas pues entonces se podían montar tantas personas en los coches como lo permitieran las ruedas, antes de caerse, las ruedas, digo. Cuando Rebe giró la llave grande aquella, que mas que una llave parecía la espada Excalibur con la empuñadura negra, ¿Qué no es para tanto?, un día me pidió que le guardara la llave y me hizo un agujero en el bolso nuevo de piel autentica de Eskay, y juré no volver a tocar aquel sable. El seat empezó a remolonear y no acababa de arrancar, así es que empezaron a salir cabezas de ganado del vagón, perdón del coche, y excepto la Rebe, todo el mundo echó mano de las chapas, que estaban calientes como para freír huevos con puntillas, echamos manos de las chapas de aquella maravilla de la tecnología patria, y empezamos a empujar, finalmente arrancó, no sin que un extraño nerviosismo nos invadiera a la hora de volver todo el ganado al vagón, justo cuando íbamos a iniciar la marcha, la “rebe” descubrió que no tenía el calzado adecuado, pues llevaba sus magnificas chanclas con un tacón que le permitía ver la vida desde un punto de vista superior, “muy superior”, así es que dijo que todo el mundo quieto que en un momento volvía, más cuando volvió, pudo comprobar las miradas claramente hostiles, pues empujar el 127 con cuarenta y dos grados a la sombra no era del agrado de nadie, y menos de su madre, Doña Angustias, de la que su marido también allí presente decía que no le podrían haber puesto nombre más adecuado, pues era “angustioso” vivir a su lado, esto siempre lo decía cuando ella estaba ausente, más que nada por no enfadarla, pues era persona “sensible” y con un brazo que eran el doble de las piernas de aquel andaluz, partiendo claramente en desventaja si la cosa se ponía turbia. Conseguimos arrancar de nuevo, y de nuevo todos, otra vez en el coche, le estábamos cogiendo gusto a aquello de embarcar y desembarcar del anfibio y parecíamos marines en Mogadiscio.

Todos ya colocados en el 127 con los dos niños sudando como si estuvieran recién duchados y la Rebe que dice que se está meando, su padre que la mira y luego mira alrededor por descubrir dónde está la cámara oculta y con una calma total pero demoledora dice: -- Pero Rebequita, hija, tú, ¿ lo que quieres es que echemos hoy aquí las “asauras”? , porque a mí me falta ya mu poco, vamos que como sigas así vamos a la vaquería y os vais a pasar el verano bebiendo leche. ¡ni comía, ni 0st145!.

Bueno después de mear, la rebe subió al coche y los marines otra vez abajo empujando, cuando estábamos todos apaciblemente sentados , emprendió una marcha lenta pero segura, yo delante, pues aquel era el primer coche que disfrutábamos y era enfermizo el empeño de ir delante, además aquel coche tenia los asientos de atrás muy hondos y parecía que fueras en el suelo, y que no se te veía, ¡Demonios!, y a mi me gustaba que se me viera, ¡jolin!.

Iba el coche, raudo y veloz, sonando en la radio una canción de Olivia Newton-John y Travolta con un trabalenguas, ¡Calla! ahora que recuerdo, me parece que eran Juanito Valderrama y Dolores Abril con sus peleas, bueno total la diferencia es poca. . .muy poca; y los niños, cada uno en una ventanilla, boqueando por pillar algo de aire, pues las ventanillas aquellas no se abrían, se quedaban medio “despegas” , la señora Angustias en el medio junto a su marido, sudando la señora como si la hubieran echado un cubo de agua, y su marido buscando por el techo la cámara oculta, pues no se creía que aquello no estuviera preparado.

Empezó a sonar un ruido metálico, y la rebe(previsora ella) redujo la velocidad, pero el jodio niño de la izquierda nos dio un susto de muerte pues empezó a gritar : ¡Un cacho rueda, tia, que se nos cae un cacho rueda!. Un cacho rueda era, pues era el tapacubos de la rueda que había decidido emprender camino por su cuenta, lanzando destellos a la luz de un sol de justicia el coche empieza a bajar de velocidad, el coche se detiene y el tapacubos delante de nosotros empieza a perder fuerzas girando sobre sí mismo y haciendo más ruido y más rápidamente como si se estuviera cachondeando, la señora Angustias que se angustia y da un brinquito en el coche pues su dieta no le permitía más agilidad, el coche que hace un vaivén como las barcas de antaño, el padre de la Rebe que se huele que vamos a tener que desembarcar otra vez los marines, reacciona con una rapidez asombrosa y me grita al oído, a mi porque era la que estaba más cerca:

¡Por Dios, Rebequita hija, no pares, que le den por cu10 al tapacubos, mientras no nos adelante una rueda, vamos bien, hija, tira. . .tira pal ante y no pares, que esto parece la Magefesa de diez raciones de tu madre!. Y la señora Angustias debía de ser la pesa pues debido al susto miraba de un lado a otro como si le girara la cabeza y juro que hasta se le oia un leve silbidito.

Este le he puesto hace poco en el otro foro pero no parece que les gustara, te lo pongo por si no lo visteis.

RESIDUOS NO, NO, Y NO. y vertedero tampoco.