EL MIAJÓN DE LOS CASTÚOS EL NOVIAJO I Tocan las campanas la gente s´alegra. Unos güenos mozos, cantando flamenco, jacen gorgoritos en una taberna. Tocan las campanas, tocan dando güertas, qu´asín tocan siempre los días de fiesta. Hay riñas de gallos en la resolana de las corraleras y en el altozano, junt´a los ceviles unos zagalones se juegan las perras. Los viejos s´apiñan, s´apiñan las viejas jaciendo la bulra de la gente nueva. S´arriscan las mozas, y van peripuestas luciendo los guapos pañuelos de sëa; goliendo a manzanas, goliendo a camuesas. Van en carrefilas, jaciendo pinitos, camino e la iglesia... Y yo, qu´era malo, más malo qu´un vendo, me voy detrás d´ellas. Me voy detrás de ellas sin ver a los gallos que riñen los mozos en las corraleras; sin tomá las once, sin jugá las perras. Me voy tras las mozas porque va con ellas, la que yo dinguelo, la que me dinguela. con sus ojos negros de mirás mu tristes con sus ojos tristes de mirás mu negras. Yo qu´era tan malo, me voy pa l´iglesia sin tomá las once, sin jugá las perras, sin di a las riñas de las corraleras. ¡Que jormá te pones! - me icen los viejos,- ¡que güeno qu´eres! - me icen las viejas- ¡Chacho! ¿que t´ha dao? - me icen los mozos dende la taberna. M´ha dao la vía, la vía qu´es güena cuando se trebaja por una querencia, cuando por un argo, que llevamos drento se sufre y se pena; cuando, de röillas, drento de la iglesia, rezando, lloramos sin danos vergüenza. La quiero y me quiere, espero y espera jasta que yo junte pa dale las donas, jasta qu´ella s´haga´l ajuá con la hijuela. Tocan las campanas, la gente s´alegra. Mi novia va a misa; yo voy detrás d´ella, y alli, mesmamente delante del Cristo, jincao en la tierra, rezando las cosas qu´a mi m´enseñaron cund´iba a la escuela, una vos me ice: ¡sé güeno y trebaja!; y otra vos me ice: ¡trebaja y espera! II ¡Qué güena y qué santa! Qué santa y qué güena!... Con lo que me quiere, ni siquiá me mira drento de la iglesia. Por eso me icen qu´a mí me disprecia porque no me mira drento de l´iglesia. ¡Juy, que cacho e brutos! ¡Juy, que mal que piensan! Si mesmitamente lo qu´a mí m´alegra es que no se istraiga, es que no m´atienda, pa qu´asin la Virgen mus dé de seguía lo qu´ella la píe ca ves que la reza. III Cariños mu jondos son dambos cariños, querencias mu jondas son dambas querencias. Cuando con la jacha descuajo en la jesa, las ramas se runden, la jacha se mella, y yo, que soy juerte, me queo sin juerzas... Cuando yo la vide po la ves primera, prencipió la cosa de nuestro noviajo con nuestros quereles y nuestras querencias. Yo sé qu´el cariño d´ella no se runde, ni el mio se mella, que semos más duros que los arcornoques y más que los jierros de las jerramientas. ¡Qué juerza más grande llevamos por drento! ¡que juerza, qué juerza! Cuando con el burro salgo mu templano camino e la jesa, siempre me la encuentro barriendo la puerta; y siempre me ice: - ¡Anda con Dios hombre!- y siempre le igo: - ¡ Quéate con Dios Petra!- y le doy al burro pa qu´ande más listo, y ella barre, barre, mucho más depriesa... Y si, ya mu lejos, güervo la cabeza, me mira y se ríe con esa risina que tanto m´alegra... ¡Qué trebajaora! ¡Qué guapa y qué güena! ¡Si páece mentira que tanto me quiera! Tocan las campanas tocan dando güertas... Unos güenos mozos, cantando flamenco, jacen gorgoritos en una taberna. Hay riñas de gallos en la resolana de las corraleras; y en el artozano, junt´a los ceviles, unos zagalones se juegan las perras... ¡Juy, qué cacho e brutos! ¡Juy, qué mal que piensan creyendo que asina son las diversiones de la gente nueva! Y ¡es claro!, por eso, ¡qué corcio!, me icen qu´ella me disprecia porque no me mira drento de la iglesia con sus ojos negros de mirás mu tristes, con sus ojos tristes de mirás mu negras. |