Almaraz - Cáceres

Piedra sobre piedra, una tras otra, despacio, pasito a pasito, arriba, más arriba, hasta contemplar orgullosa, con justa arrogancia, las tierras que dieron las piedras con las que te alimentarias.
Piedra sobre piedra, y entre ellas escasa argamasa que el tiempo, el aire y el agua te quitaron, confiriendote semblante ajado, donde solo veo orgullosas arrugas, arrugas propias de la edad y signo de sabiduría, textura perdida, de tiempos gloriosos donde a tu alrededor solo piedra sobre piedra las "casinas" se hacian, sin gracia, sin esplendor, resaltando tu gracia tu señorial porte mientras humanas voces lamentos elevaban, tanto como tu te elevas, día a día.
Piedra sobre piedra, las casas se hacían, sin orden ni concierto, sin estética, ni hermosura, que en el día día lo principal era encontrar cobijo, que para gloria..., para gloria ya estaba la tuya.
Piedra sobre piedra, y sobre piedra construida se adivinan muñones donde tú construcción seguía, fracturas lacerantes, de historia cargada..., muchas heridas, si, demasiadas heridas.
Piedra sobre piedra, a tí me llevaron un día, y al mojar mi cabeza, el llanto acudía, como cada vez que te veo, pasado mucho tiempo ya, desde aquel momento en mi vida, echo atras mi cabeza, me acerco al nacimiento de tan soberbia construcción, con pasos titubeantes pero elevando mi alma casi a tu altura, y me inunda la paz, la paz de saber que seguirás ahí cuando yo no esté, pero que por siempre nuestras almas permanecerán unidas.

Deltajo.