Almaraz - Caceres

Los datos de desempleo de la Encuesta de Población Activa (EPA) en Extremadura y España fueron el primer trimestre de 2013 –con 181.000 y más de seis millones de parados, respectivamente– lo suficientemente demoledores como para salir corriendo. Los peores presagios aventuran un estallido social inminente si no se remedian esas cifras, cosa que el Gobierno no prevé en el corto y medio plazo. Veamos por qué, al menos en el caso de nuestra región, algo así no es tan fácil que ocurra. Aquí vivimos 1.100.000 personas. De ellas, 900.000 tienen más de 16 años. La tasa de fracaso escolar ronda en la región el 25%, de lo que se deduce que aproximadamente 10.000 de nuestros 46.000 alumnos de ESO siguen en el instituto, de una u otra forma, superada ya esa edad. Nos quedan, por tanto, 890.000 ‘adultos’. Más de 30.000 hacen bachillerato o FP y unos 20.000 se forman en la universidad. El número desciende a 840.000. Ahora empezamos a retirar de esa lista a aquellos extremeños que, por distinta procedencia y en cuantía variable, perciben ingresos en sus cuentas corrientes: 329.000 reciben esos ingresos en forma de nómina porque trabajan, 212.000 porque disponen de una pensión, 91.000 porque mantienen una prestación o subsidio de desempleo –la mitad de los parados– y otros 18.000 porque se acogen a los subsidios agrarios. Sumando todos estos grupos sociales sale otra cifra: son 650.000 –o sea, un 77% de esos 840.000 que ni son niños ni aún siguen estudiando– los extremeños que ganan algo periódicamente, por poco que sea. Al margen, lógicamente, quedan las rentas, el apoyo de la familia, la economía sumergida, el cachino de huerto... Pese a las apariencias, no parece pues especialmente complejo evitar un estallido social. Pensemos que del resultado de esta operación surge un grupo de 190.000 extremeños en tierra de nadie: 90.000 son los que, sin prestación, quieren trabajar y 100.000 (10.000 más) son los que, sin ingresos reglados de ningún tipo, o no quieren trabajar o están incapacitados temporalmente para hacerlo. ¿Dónde está entonces el problema? ¿Qué es lo que de verdad da miedo, lo que hay que corregir y en donde Junta, oposición, partidos y agentes sociales deberían implicarse día y noche hasta alcanzar un urgente consenso, aunque fuese de mínimos? La mitad de los extremeños que ganan algo en dinero ‘A’ lo hacen sin un puesto de trabajo regular, se nutren del erario público. Pero es que un tercio de los que sí tienen ese trabajo también dependen, como empleados públicos, directamente de la Administración. Si valoramos la incidencia que la actividad económica de los distintos organismos públicos –locales, provinciales, estatales y regionales– tienen en el resto de empleos, ¿qué le queda a la empresa privada ‘pata negra’ en Extremadura? ¿Cuánto tiempo seremos capaces de aguantar con este esquema productivo?

No des ideas Julián que tenemos muchos moros al rededor, déjate de estallamiento.

Las personas afectadas no quieren reabrir las heridas, ¿porque tanto interes? ¿a quien le puede interesar? ¿que prentende?, ¿diriguir nuestra atención, para qué, y porque?

No solamente para que se vea que no hay memoria histórica solo de un bando,por desgracia la hay de los dos,solo que una nadie dice nada cuando la remueven y otra como esta si.Solo eso no pretendo nada.

Estoy totalmente deacuerdo con usted Jacop 2010, mi comentario se refiere a esos que solo quieren que veamos una parte, ¿que quieren recordar la historia? que la hagan entera, pero lo que no entiendo que es lo que quieren, ¿que nosotros que no hemos conocido esas rencillas y oidos, los tengamos ahora? Yo les digo a esos señores que se empeñan en que siga existiendo ESA, DERECHA Y ESA IZQUIERDA, SUYAS, que se entierren profundamente y no aparezcan más ¿que prentenden?, que los bisnietos tengamos enfrentamiento por algo que ocurrio, no tiene sentido, que dediquen el tiempo a cosas mejores ,porque digo yo que los españoles necesitamos otra cosa, y no es historia.

Totalmente de acuerdo.si señor, un saludo.